Apremiante llamamiento del Papa por la paz en Tierra Santa, Irak y Líbano y para que
“en todas partes, de Oriente a Occidente, las Iglesias puedan profesar la fe cristiana
en plena libertad
Sábado, 9 jun (RV).- Un caluroso agradecimiento al cardenal Daoud, al arzobispo Sandri
y al arzobispo Filoni ha sido dirigido por Benedicto XVI al final de la mañana, cuando
se ha traslado desde el Vaticano a la sede de la Congregación para las Iglesias Orientales.
En el discurso a los miembros del dicasterio pontificio, el Papa ha dirigido un apremiante
llamamiento para que “en todas partes, de Oriente a Occidente, las Iglesias puedan
profesar la fe cristiana en plena libertad.
“Testigos vivientes de los orígenes”:
con estas palabras Benedicto XVI ha definido el papel central de las Iglesias Orientales
Católicas, precisando que “sin una constante relación con la tradición de los orígenes”
“no hay futuro para la Iglesia de Cristo”. “Particularmente las Iglesias Orientales
-ha explicado el Papa- son las que custodian el eco del primer anuncio evangélico;
las más antiguas memorias de los signos cumplidos por el Señor; los primeros reflejos
de la luz pascual y el reverbero del fuego siempre encendido de Pentecostés.
El
patrimonio espiritual de las Iglesias Orientales, enraizado en las enseñanzas de los
Apóstoles y de los Padres –ha añadido el Santo Padre- han generado venerables tradiciones
litúrgicas, teológicas y disciplinares, mostrando la capacidad del “pensamiento de
Cristo” de fecundar las culturas y la historia”. Expresando pues un acercamiento y
una profunda consideración por las Iglesias Orientales Católicas, el Papa ha contado
haber emprendido, siguiendo los pasos de sus predecesores, una peregrinación ideal
hacia el corazón de Oriente”.
Por este motivo -ha explicado- he asumido el
nombre de un Papa: Benedicto XV que tanto amó a Oriente” y que hace 90 años instituyó
la sagrada Congregación para las Iglesias Orientales”. Después se ha referido a su
viaje apostólico a Turquía, “inolvidable por el conmovedor abrazo con la comunidad
católica y por su significado ecuménico e interreligioso”. Manifestando después “la
estima” y “el afecto por las iglesias ortodoxas con las que -ha dicho- “tenemos casi
y todo en común, el Papa ha insistido sobre la irreversibilidad del camino ecuménico
y la inderogabilidad del encuentro a nivel interreligioso. Y ha hecho un llamamiento
para que “en cualquier parte, de Oriente a Occidente, las Iglesias puedan profesar
la fe cristiana en plena libertad”.
“A los hijos y a las hijas de la Iglesia
-ha exhortado Benedicto XVI- se les conceda en todas partes vivir en tranquilidad
personal y social: les sean garantizadas la dignidad, el respecto y el futuro a las
personas y a los grupos, sin prejuicio alguno en sus derechos de creyentes y de ciudadanos.
Finalmente,
el Papa ha invocado la paz para Tierra Santa, Irak y El Líbano, “todos territorios
bajo la jurisdicción de la Congregación para las Iglesias Orientales, así como para
las demás regiones comprometidas en la espiral de violencia aparentemente imparable”.
“Que las Iglesias y los discípulos del Señor -ha deseado Benedicto XVI- puedan permanecer
allí donde les ha colocado por nacimiento la divina Providencia; allí donde merecen
permanecer por una presencia que se remonta a los comienzos del Cristianismo.