2007-05-26 17:20:25

En un encuentro con jóvenes empresarios italianos el Santo Padre reafirma que “el respeto de la dignidad de los trabajadores es el patrimonio más precioso de una empresa”


Sábado, 26 may (RV).- “Los beneficios no pueden ser el único criterio en los objetivos de un empresa”. Esta es la advertencia que Benedicto XVI ha manifestado a los jóvenes empresarios de la patronal italiana, recibidos en audiencia esta mañana en el Vaticano. El tenor de bienestar social del que goza hoy Italia no sería pensable sin la aportación de los empresarios”

El Papa ha subrayado a los jóvenes empresarios que “toda empresa tiene que considerarse, en primer lugar, como un conjunto de personas a las que hay que respetar en sus derechos y en su dignidad”. Y ha invitado al mundo del empresariado italiano a que ponga el acento sobre “la centralidad del hombre en el campo de la economía”.

“Es indispensable que la última referencia de toda intervención económica sea el bien común y la satisfacción de las legítimas esperanzas del ser humano. En otros términos, la vida humana y sus valores deben ser siempre el principio y el fin de la economía”.

Después el Papa se ha detenido sobre la función de los beneficios en las empresas. “El magisterio social de la Iglesia -ha recordado- reconoce la importancia, subrayando al mismo tiempo la necesidad de tutelar la dignad de las personas”, comprometidas en la empresa. También en los momentos de mayor crisis -ha advertido el Santo Padre- “el criterio que debe gobernar las opciones empresariales no puede ser la mera promoción de mayores beneficios”. Por lo tanto, aludiendo al compendio de la Doctrina social de la Iglesia, Benedicto XVI ha señalado que “el respeto por la dignidad humana de los trabajadores es el patrimonio más precioso de la empresa”: “En las grandes decisiones estratégicas y financieras, de adquisición o de venta, de crecimiento o de cierre de instalaciones, en la política de fusiones, no se puede limitar estos mecanismos exclusivamente a criterios de naturaleza financiera o comercial. Es necesario que la actividad laboral vuelva a ser el ámbito en el que el hombre pueda realizar las propias potencialidades poniendo a prueba su capacidad e ingenio personal y depende en gran manera de vosotros empresarios, crear las condiciones más favorables para que esto ocurra”.

El Papa ha reconocido que este no es un objetivo sencillo, en un mundo del trabajo “marcado por una fuerte y persistente crisis”, pero ha manifestado que está convencido que los empresarios no ahorrarán esfuerzos para “salvaguardar la ocupación laboral, en particular la de los jóvenes”. “La juventud precisamente, debe poder contar con una fuente de ingresos segura” para construir “el propio futuro con confianza”. “Puesto que la familia fundada en el matrimonio -ha indicado el Papa- “es un elemento básico de la vida y del desarrollo de la sociedad”.

“Trabajar a favor de la familia significa contribuir a renovar el tejido de la sociedad y asegurar también las bases de un auténtico desarrollo económico”.

Finalmente, el Papa, reflexionando sobre el fenómeno de la globalización, ha dicho que, si por un parte, alimenta la esperanza de una mayor participación al desarrollo, por otra, presenta distintos riesgos relacionados con las nuevas dimensiones comerciales y financieras, “que acentúan la diferencia entre la riqueza económica de pocos y el crecimiento de la pobreza de muchos”. De ahí el renovado llamamiento hecho ya por el Papa Juan Pablo II para que venga asegurada una “globalización en la solidaridad” sin marginaciones.







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