2007-05-19 16:30:35

El Papa denuncia la elevada contaminación y el uso irresponsable de los recursos naturales y apuesta por un proceso de globalización solidario para asegurar a la humanidad un futuro de auténtico bienestar y paz estable


Sábado, 19 may (RV).- «Sólo un proceso de globalización atento a las exigencias de la solidaridad puede asegurar a la humanidad un futuro de auténtico bienestar y de paz estable para todos». Lo ha reiterado, este sábado, Benedicto XVI en su discurso a los participantes en la conferencia internacional de la Fundación Centesimus Annus – Pro Pontífice.

En esta audiencia, que ha tenido lugar en la Sala Clementina, en el Vaticano, el Papa ha puesto de relieve que, en la reunión de este año, han reflexionado sobre el compromiso fundamental que caracteriza, precisamente, a esta Fundación querida por su venerado predecesor, el Siervo de Dios Juan Pablo II. Es decir, «el de profundizar en los aspectos más actuales de la Doctrina Social de la Iglesia, con referencia a las problemáticas y desafíos más urgentes hoy en el mundo».

Agradeciendo luego el generoso donativo que le han ofrecido, para poder responder a tantas solicitudes de ayuda que le llegan de todo el mundo, el Papa se ha referido a la importancia del tema social elegido para esta conferencia, dedicada al «papel creciente de los países emergentes en la competencia global: consecuencias económicas, sociales y culturales».

Tema, ha señalado asimismo Benedicto XVI, que se ha tratado dedicando una atención especial «a las naciones de Asia - caracterizadas por fuertes dinámicas de crecimiento económico, que sin embargo no siempre conllevan un real desarrollo social - y a los países de África - donde, lamentablemente, el crecimiento económico y el desarrollo social encuentran muchos obstáculos y desafíos»: «Lo que estos pueblos necesitan, así como los de cada parte de la tierra, es sin duda un progreso social y económico armónico y con dimensión realmente humana».

Evocando al respecto lo que escribió Juan Pablo II en su Encíclica Centesimus Annus, Benedicto XVI ha hecho hincapié en que «el desarrollo no debe ser entendido de forma exclusivamente económica, sino en sentido integralmente humano». Pues «no se trata solamente de elevar a todos los pueblos al nivel del que gozan hoy los países más ricos, sino de fundar sobre el trabajo solidario una vida más digna, hacer crecer efectivamente la dignidad y la creatividad de toda persona, su capacidad de responder a la propia vocación y, por tanto, a la llamada de Dios».

Se trata de una enseñanza constante de la Doctrina social de la Iglesia, reiterada sin cesar por los pontífices en los últimos decenios, ha insistido Benedicto XVI, recordando luego que este año se conmemora el 40 aniversario de la gran Encíclica social del Siervo de Dios Pablo VI, la Populorum progressio: «La atención a las verdaderas exigencias del ser humano, el respeto de la dignidad de toda persona y la búsqueda sincera del bien común son los principios inspiradores que hay que tener presentes cuando se proyecta el desarrollo de una nación. Pero, lamentablemente no siempre es así. La actual sociedad globalizada registra a menudo paradójicos y dramáticos desequilibrios. En efecto, cuando se considera el incremento sostenido de las tasas de crecimiento económico, cuando nos detenemos a analizar las problemáticas enlazadas con el progreso moderno – incluyendo la elevada contaminación y la irresponsable utilización de los recursos naturales y ambientales - es evidente que sólo un proceso de globalización atento a las exigencias de la solidaridad puede asegurar a la humanidad un futuro de auténtico bienestar y de paz estable para todos».

Tras destacar la importante labor de este ente de derecho pontificio fundado en 1993 e integrado por laicos, con el fin de difundir la doctrina social de la Iglesia y de contribuir a las actividades caritativas del Papa, Benedicto XVI ha subrayado la necesidad de promover la cultura de la solidaridad y de favorecer un desarrollo económico atento a las reales expectativas de los individuos y de los pueblos: «Mientras os aliento a proseguir en este compromiso vuestro, quisiera reiterar que sólo con el enlace ordenado de los tres perfiles irrenunciables del desarrollo – económico, social y humano – puede nacer una sociedad libre y solidaria. Hago mías las palabras que el Papa Montini expresaba con claridad apasionada en su mencionada Encíclica Populorum progressio: ‘Si para llevar a cabo el desarrollo se necesitan técnicos, cada vez en mayor número, para este mismo desarrollo se exige aún más pensadores de reflexión profunda que busquen un humanismo nuevo, el cual permita al hombre moderno hallarse a sí mismo, asumiendo los valores superiores del amor, de la amistad, de la oración y de la contemplación’. Ésta es vuestra misión. Ésta es la tarea que el Señor os confía al servicio de la Iglesia y de la sociedad y sé que la estáis desarrollando con celo y generosidad».







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