2007-05-18 15:49:33

El Papa recibe a los obispos de Mali: “Es un deber de la Iglesia ayudar, particularmente a los jóvenes a comprender la dignidad y belleza del sacramento del matrimonio y a vencer los temores ante esta elección definitiva”


Viernes, 18 may (RV).- Benedicto XVI ha recibido esta mañana en el palacio pontificio de Castelgandolfo a un grupo de obispos de las diócesis de Mali en Visita ad limina apostolorum. El Santo Padre en su discurso, ha recordado con satisfacción las cordiales relaciones que existen entre los fieles católicos y sus compatriotas musulmanes. “Un hecho que no sólo favorece una coexistencia pacífica y de amistad, sino que hace posible un compromiso común para la justicia, la concordia y la paz”.

El Pontífice ha hecho hincapié en la necesidad que tienen los obispos de buscar su propia unidad interior y el manantial de sus energías “en la caridad pastoral, que es alma del mismo apostolado”. Sólo así “vuestro ministerio pastoral encontrará pleno desarrollo y una eficacia renovada”. “Sed ardientes pastores que guían al pueblo de Dios con “confianza y valentía, intentando estar cerca de todos, para suscitar la esperanza, incluso en las situaciones más difíciles”.

“Guiados por una caridad sincera y por una solicitud particular, vosotros sois para vuestros sacerdotes -ha explicado el Pontífice- un padre, un hermano y un amigo. Ellos cooperarán generosamente en vuestra misión apostólica viviendo a menudo situaciones humanas y espirituales difíciles. “En un momento en que el clero diocesano está llamado a tomar un papel cada vez más relevante en la evangelización, colaborando fraternalmente con los misioneros, es necesario -ha dicho el Papa- que estos sacerdotes vivan plenamente su identidad sacerdotal, entregándose totalmente al Señor, en un servicio desinteresado, ante el que no deben desanimarse en momentos de dificultad”.

Para que los presbíteros puedan trabajar eficazmente en la evangelización contribuyendo al crecimiento de la comunidad cristiana, su formación debe ser examinada con cuidado. Sin embargo, esta formación no debe limitarse al aprendizaje de conceptos abstractos, ha explicado el Papa, sino que la preparación de los futuros candidatos al ministerio sacerdotal debe estar siempre unida con las realidades de la misión y de la vida presbiteral. “La formación humana es la base de la formación sacerdotal. Una atención particular a su madurez afectiva permitirá que puedan dar, por su parte, una respuesta libre respecto al celibato, y a la castidad, y tener una conciencia sólidamente estable a lo largo de su vida”.

Benedicto XVI ha recordado que en vista de la próxima celebración de la segunda Asamblea Especial para el Sínodo de los Obispos para África, es un imperativo urgente el compromiso de los fieles en el servicio de la reconciliación, de la justicia y de la paz. “Los laicos deben tomar conciencia de su misión en el seno de la única misión de la Iglesia. Comprometiéndose en la edificación de una sociedad más justa, solidaria y fraterna, serán auténticos mensajeros de la Buena Nueva de Jesús y contribuirán al advenimiento del Reino de Dios”.

“Y para que esta participación en la transformación de la sociedad sea eficaz, es indispensable –ha añadido el Papa- formar laicos competentes para servir al bien común”. En esta formación, cuyo conocimiento de la doctrina social de la Iglesia es un elemento esencial, se debe tener en cuenta el compromiso de estos laicos en la vida civil, para que sean capaces de afrontar las tareas cotidianas en los distintos campos de la política, la economía, la sociedad y la cultura, “mostrando que la honradez en la vida pública abre el camino a la confianza y a una sana gestión de los negocios”.

Respecto a la preocupación expresada por los obispos en sus diócesis ante el creciente número de separaciones y debilitamiento de los matrimonios cristianos, el Santo Padre ha dicho que “es un deber de la Iglesia ayudar a los bautizados, particularmente a los jóvenes, a que comprendan la belleza y la dignidad de este sacramento en la existencia cristiana”. Para responder al temor a menudo expresado por el carácter definitivo que representa el lazo matrimonial, el Papa ha indicado “una sólida preparación, con la colaboración de laicos expertos, que permita a las parejas cristianas permanecer fieles a las promesas del matrimonio. La fidelidad de los esposos y la indisolubilidad de su alianza, son una fuente de felicidad para ellos mismos” y ejemplo para los hijos.








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