2007-05-14 14:56:13

Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de Naciones Unidas: “Tierras, territorios y recursos”


Lunes, 14 may (RV).- El tema principal de la sexta sesión del Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de Naciones Unidas, que da inicio hoy en la sede de Nueva York, tiene como tema: “Tierras, territorios y recursos”.

Durante dos semanas en el Foro Permanente de la ONU para las Cuestiones Indígenas (UNPFII, en sus siglas en inglés), que constituye la culminación de décadas de trabajo para promover el perfil de las cuestiones indígenas dentro de la comunidad internacional, se debatirán temas relativos a los pueblos indígenas de todo el mundo, sobre todo, preocupándose de la realidad del territorio, la unión de las poblaciones indígenas a su tierra y los recursos que ésta le ofrece en un mundo cada vez más globalizado. Asimismo se tendrá en cuenta la aplicación de recomendaciones sobre los seis ámbitos del mandato del Foro Permanente y sobre los objetivos de desarrollo del Milenio, tales como el desarrollo económico y social, el Medio ambiente, la salud, la educación, la cultura, y los derechos humanos.

Cada año Naciones Unidas convoca a los representantes de los pueblos indígenas para debatir con ellos la realidad por la que atraviesan. Los trabajos de hoy dan inicio con un tema muy elocuente: “Derechos humanos”. Se trata de un diálogo con el Relator Especial sobre la situación de los derechos humanos y las libertades fundamentales de los pueblos indígenas. Se profundizará sobre la situación de Asia, en concreto sobre los pueblos indígenas urbanos y la migración. Otro de los temas que se analizará durante estas dos semanas, será precisamente el futuro del trabajo del Foro Permanente.

Naciones Unidas trabaja de forma constante con el fin de velar por los derechos de los indígenas. En ese sentido, estableció de 1995 a 2004 un decenio internacional dedicado a estas poblaciones, con el objetivo de fortalecer la cooperación internacional para la solución de los problemas con que se enfrentan los indígenas en esferas como los derechos humanos, el medio ambiente, el desarrollo, la educación y la salud. Una de las primeras acciones fue conceder una ayuda económica a varias de las poblaciones indígenas que se encontraban sin ningún tipo de reconocimiento. De este modo se inició a hablar de los Touaren de Burkina Faso, de los Btwa de Burundi, los Amazigh de Marruecos, los Miskita de Nicaragua, los Aymara de Perú, los aborígenes de Australia, los Aivasi de la India, los Maori de Nueva Zelanda, lo Igorot de Filipinas, los indígenas de Chiang Mai en Tailandia, los del norte de Siberia en Rusia, y los Creman Tatars de Ucrania.

Y es que, los pueblos indígenas viven en amplias zonas de la superficie de la Tierra. Repartidos por el mundo, desde el Ártico hasta el Pacífico Sur, sumando, según un cálculo aproximado, más de 300 millones de personas. Se les denomina como pueblos indígenas o aborígenes porque vivían en sus tierras antes de que vinieran los colonizadores de otros lugares; según una definición, son los descendientes de las personas que habitaban un país o una región geográfica en el momento en que llegaron poblaciones de culturas u orígenes étnicos diferentes. Los recién llegados se convirtieron más tarde en el grupo dominante mediante la conquista, la ocupación, la colonización o por otros medios.

Según declara Naciones Unidas, durante toda la historia de la humanidad, cada vez que los pueblos vecinos dominadores han ampliado sus territorios o que colonizadores procedentes de tierras lejanas se han apoderado por la fuerza de nuevas tierras, han corrido peligro las culturas y el sustento -incluso la existencia- de los pueblos indígenas. Las amenazas contra las culturas y las tierras de los pueblos indígenas, contra su situación jurídica y contra sus demás derechos establecidos por la ley, como grupos diferentes y como ciudadanos, no siempre asumen las mismas formas que en el pasado. Aunque algunos grupos han alcanzado un éxito relativo, los pueblos indígenas se esfuerzan en casi todo el mundo por obtener el reconocimiento de sus identidades y de sus formas de vida.

Finalizamos recordando las palabras que Juan Pablo II dirigió a los indígenas en 1983 durante su viaje Apostólico a América Central, un mensaje, que a pesar del tiempo, no pasa de moda: “Cristo hace que todos aceptemos que sois raza bendecida por Dios; que todos los hombres tenemos la misma dignidad y valor ante El; que todos somos hijos del Padre que está en el cielo; que nadie debe despreciar o maltratar a otro hombre, porque Dios le castigará; que todos debemos ayudar al otro, en primer lugar al más abandonado. (…) Vuestras culturas indígenas son riqueza de los pueblos, medios eficaces para transmitir la fe, vivencias de vuestra relación con Dios, con los hombres y con el mundo. Merecen, por tanto, el máximo respeto, estima, simpatía y apoyo por parte de toda la humanidad. Esas culturas, en efecto, han dejado monumentos impresionantes –como los de los mayas, aztecas, incas y tantos otros– que aún hoy contemplamos asombrados”.







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