2007-05-13 00:51:07

En el Santuario de Aparecida el Papa exhorta a perseverar en la propia fe, cuya coherencia requiere una formación doctrinal y espiritual sólida, para construir una sociedad más justa, más humana y más cristiana


Domingo, 13 may (RV).- Benedicto XVI ha manifestado que vale la pena ser fieles y perseverar en la propia fe, pero “la coherencia en la fe requiere también una formación doctrinal y espiritual sólida, contribuyendo así a la construcción de una sociedad más justa, más humana y más cristiana.

El Papa ha rezado el Rosario y se ha encontrado con los sacerdotes, religiosos, religiosas, seminaristas y diáconos de Brasil en el Santuario de Aparecida, en la cuarta jornada de este viaje apostólico. Tras su encuentro con la comunidad de la Hacienda de la Esperanza y el almuerzo con la presidencia de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe y los miembros del séquito papal en el Seminario “Bom Jesús” el Papa se ha trasladado al Santuario mariano a las 6 de la tarde hora local, cuando en Roma eran las 11 de la noche.

En su homilía el Papa ha subrayado la importancia de una formación doctrinal y espiritual sólida para contribuir en “la construcción de una sociedad más justa, más humana y más cristiana”. Y en este contexto el Pontífice ha aludido al catecismo de la Iglesia Católica, que “también en su versión reducida, publicada bajo el título de Compendio, será de ayuda para tener nociones claras de nuestra fe”. El Papa ha pedido “desde ahora que la venida del espíritu Santo sea para todos como una nueva Pentecostés, para que ilumine con la luz que desciende desde lo alto a nuestros corazones y nuestra fe”.

Benedicto XVI ha querido subrayara a todos que “en la Iglesia católica encontramos todo aquello que es bueno, todo aquello que es motivo de seguridad y de alivio”, porque “aquel que acepta a Cristo, «Camino, Verdad y Vida» en su totalidad se asegura la paz y la felicidad, en esta vida y en la otra”. En la vigilia de la apertura de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, el Papa ha querido subrayar a todos los hombres y mujeres de América Latina la importancia de “nuestra filiación a la Iglesia, que lleva a los cristianos a crecer y a madurar como hermanos, hijos del mismo Dios y Padre”. En el mismo contexto el Santo Padre ha invitado a que se conviertan en misioneros y a llevar la Buena Nueva del Evangelio a todos los puntos de América Latina y del mundo.

Benedicto XVI se dirigido particularmente a cada uno de los grupos que conformaban este Encuentro en el Santuario de Aparecida, que en estos días se transformará también en la sede de la V Conferencia Episcopal Latinoamericana y del Caribe: a sus hermanos en el episcopado y en el presbiterado, a los religiosos, a los seminaristas y a los representantes de los movimientos eclesiales y laicos. A todos ellos el Papa ha querido resaltar cómo la vida religiosa en Brasil ha sido siempre significativa y ha tenido un papel importante en la obra de evangelización, desde los inicios de la colonización.

El Papa ha saludado afectuosamente y ha bendecido a los movimientos, asociaciones y nuevas realidades eclesiales, “expresiones vivas de la perenne juventud de la Iglesia”, así como a las familias “reunidas en representación de todas las queridas familias cristianas presentes en el mundo entero”.

Además de los diáconos y seminaristas, que ocupan un lugar especial en el corazón del Papa, y los consagrados y consagradas, “un don divino que la Iglesia ha recibido de su Señor”, el Pontífice ha tenido palabras especiales para los sacerdotes esparcidos por todo el mundo que constantemente afrontan desafíos y situaciones difíciles, de una forma abnegada y con sacrificios y renuncias. “La fidelidad en el ejercicio del ministerio y en la vida de oración, la búsqueda de la santidad, la donación total a Dios en el servicio a los hermanos y hermanas, donando vuestras vidas y energías, promoviendo la justicia, la fraternidad, la solidaridad y el compartir – todo ello habla con fuerza a mi corazón de Pastor. El testimonio de un sacerdocio vivido bien ennoblece la Iglesia, suscita admiración en los fieles, es fuente de bendiciones para la Comunidad, es la mejor promoción para las vocaciones, la más autentica invitación para que otros jóvenes respondan positivamente a los llamados del Señor. ¡Es la verdadera colaboración en vista de la construcción del Reino de Dios!”










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