2007-04-29 15:14:21

Benedicto XVI ordena 22 sacerdotes de la Diócesis de Roma a quienes pide que tengan cada día en su ministerio la fuerza de la fidelidad y el coraje de la alegría


Domingo, 29 abr (RV).- En este IV domingo de Pascua, y del Buen Pastor, en el que se celebra la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, Benedicto XVI ha presidido esta mañana la Santa Misa, en la Basílica de San Pedro, donde ha conferido la Ordenación sacerdotal a 22 diáconos que se han formado en la Diócesis de Roma. Once de ellos, entre los cuales, uno de Perú y otro de Polonia, son del Seminario Romano Mayor. Ocho del Redemptoris Mater, uno del Divino Amor, uno del Seminario Capranica, que se incardinará en Santo Domingo, y un Legionario de Cristo.

El Papa ha calificado la ordenación, como un ministerio, desarrollado al servicio de la gente en la alegría y con los sentimientos de Jesús, Buen Pastor. Un mandato y un deseo con el que el Papa ha acompañado el rito de la ordenación presbiteral, durante cuya Misa y posteriormente en el Regina Coeli, el Papa ha rezado por las vocaciones a la vida sacerdotal y consagrada, subrayando la “comunión” que debe unir las distintas llamadas en el seno de la Iglesia.

El Santo Padre ha centrado la homilía en el texto, que hoy la liturgia nos presenta, la figura del Buen Pastor. Un pasaje del Evangelio de “gran densidad teológica”, ha calificado el Papa: “Jesús habla de sí como Buen Pastor que da la vida eterna por sus ovejas, por nosotros, inmolándose en la Cruz (...) Él conoce a sus ovejas y sus ovejas le conocen, como el Padre le conoce a Él y Él conoce al Padre. No se trata de un mero conocimiento intelectual, sino de una relación personal profunda; un conocimiento del corazón, propio de quien ama y de quien es amado, de quien es fiel y de quien sabe que a su vez puede fiarse; un conocimiento de amor en virtud del cual, el Pastor invita a los suyos a seguirle, y que se manifiesta plenamente en el don que les hace de la vida eterna”.

Esta profunda intimidad espiritual con Cristo, el poder de entrar “en sus sentimientos”, se alimenta ante todo –ha dicho el Papa- con la cotidiana “escuela de santidad” del altar, la Eucaristía. De ahí brota el servicio de la Palabra, de la reconciliación. Benedicto XVI ha insistido mucho en el aspecto de la “alegría” que debe acompañar al mundo en el que los nuevos sacerdotes desarrollarán su ministerio. Sea para vosotros “motivo de constante consolación”, les ha dicho, con la “certeza que Cristo no nos abandona y que ningún obstáculo podrá impedir la realización de su universal designo de salvación”.

Por lo tanto, ha proseguido el Sumo Pontífice, este es el pensamiento en la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, que hoy la Iglesia celebra: “Recemos para que cuantos son elegidos para tan alta misión les acompañe la orante comunión de todos los fieles. Recemos en cada parroquia y comunidad cristiana, por la atención de las vocaciones y por la formación de los sacerdotes: ésta, comienza en la familia, prosigue en el seminario y compromete a todos aquellos que tienen muy presente la salvación de las almas (...) Rodeemos, a estos hermanos nuestros en el Señor, con nuestra espiritual solidaridad. Recemos para que sean fieles a la misión a la que el Señor les llama, y estén preparados para renovar cada día a Dios el ‘si’, el sí ‘aquí estoy’, sin reserva”. Por último Benedicto XVI ha pedido “al Dueño de la mies, en esta Jornada por las Vocaciones que continué suscitando muchos y santos presbíteros, totalmente entregados al servicio del pueblo cristiano”.








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