2007-04-23 15:02:07

En una carta a la canciller alemana, el Papa pide que los países ricos mantengan las promesas sobre la lucha contra la pobreza en el mundo


Lunes, 23 abr (RV).- El objetivo de eliminar la extrema pobreza antes del 2015 es uno de los principales objetivos de nuestro tiempo. Así lo ha escrito el Papa en una carta enviada a la canciller alemana Angela Merkel en vista la próxima cumbre del G8, el Grupo de los 7 Países más industrializados más la federación rusa, que se celebrará del 6 al 8 de junio en Heiligendam, en la costa báltica de Alemania. La carta lleva fecha del 16 de diciembre 2006 y ha sido escrita con motivo del comienzo de la presidencia alemana de la Unión Europea y del G8. Angela Merkel, el 2 de febrero de este año, envió una carta de respuesta al Santo Padre. Hoy L’ Osservatore Romano publica este importante intercambio de cartas.

La correspondencia entre el Papa Benedicto XVI y Angela Merkel, canciller de la República Federal Alemana, país que ocupa la presidencia de turno de la Unión Europea y del G8, es un hecho importante. Esta es la reflexión realizada hoy por el Padre Federico Lombardi, director general de nuestra emisora.

“Las necesidades urgentes y muchas veces dramáticas de los países más pobres y en particular de África vuelven a estar propuestas y en el centro de la atención internacional. Esta intención ya fue manifestada con apreciada decisión por la presidencia inglesa de la Unión Europea y ha sido retomada con prontitud por la alemana, y la Iglesia católica con rapidez aprecia esta decisión y da su sostén explícito y motivado.

El Papa retoma los grandes temas de la visión de la Iglesia sobre la lucha contra la pobreza y la instauración de una mayor justicia en las relaciones entre los pueblos en el contexto del actual proceso de globalización, así como los principales caminos concretos para alcanzar estos objetivos: desde el campo del comercio, de la cancelación de la deuda externa y del compromiso por las ayudas al desarrollo, al de la sanidad, hasta la lucha contra el comercio de armas.

Dos observaciones. Ante todo, escribe el padre Lombardi de “Medodo”, la carta del Papa no tiene nada de abstracto y de moralista. El Papa sabe que es una fatigosa, difícil y altísima responsabilidad a ejercer en el campo político y económico, y apoya con claridad, con su autoridad moral y con las posibilidades concretas de colaboración de la Iglesia católica, cada proyecto concreto y cada esfuerzo por ejercer con nobles intentos, para el bien común de la familia humana.

La respuesta de Merkel no es menor, colocándose a mismo alto nivel. Es un óptimo ejemplo de relación correcta entre la autoridad política y espiritual. Una señal de esperanza hacia un mundo más ecuo. Después la amplitud de horizontes. El Papa manifiesta su viva preocupación por los países más pobres y por África en particular. Es una preocupación también esta, en continuidad con aquellas de sus predecesores. No es verdad que él sea “eurocéntrico”, como sostiene alguien. Pronto viajará a América Latina. Cuando habla a Europa, el Papa piensa en una Europa abierta al mundo en la justicia y en la solidaridad, para la construcción de un mundo más respetuoso con la dignidad de cada persona humana”.







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