Benedicto XVI inicia en Vigevano su peregrinación pastoral en Italia, por ser ésta
la única diócesis de Lombardía que Juan Pablo II no pudo visitar
Sábado, 21 abr (RV).- Benedicto XVI ha iniciado en Vigevano su peregrinación pastoral
en Italia, por ser ésta diócesis de Lombardía la única que Juan Pablo II no pudo visitar.
De esta forma el Papa retoma el camino emprendido por su predecesor para “continuar
proclamando a los hombres y mujeres de la amada Italia el anuncio, antiguo y siempre
nuevo, que resuena con particular fuerza en este tiempo pascual: ¡Cristo ha resucitado!,
¡Cristo está vivo! ¡Cristo está hoy y siempre con nosotros!
Estas palabras
de Benedicto XVI han resonado en su saludo a los habitantes de la diócesis de Vigevano,
donde esta tarde el Santo Padre ha iniciado una breve visita pastoral que concluye
mañana en la vecina ciudad de Pavía, diócesis en la que se custodian los restos de
San Agustín de Hipona.
Hacia las 3 y 15 de la tarde, el Santo Padre partió
en automóvil del Vaticano hacia el aeropuerto romano de Ciampino. Allí el Pontífice
tomó un avión hasta el aeropuerto de Linate en Milán y seguidamente, un helicóptero
rumbo al estadio Municipal “Dante Merlo” de Vigevano, ciudad italiana donde aterrizó
hacia las 5 de la tarde. Allí el Obispo de Roma ha recibido la primera, calurosa,
bienvenida de parte de los niños de las escuelas y las sociedades deportivas locales.
Tras
un recorrido por las calles del centro histórico, en “papamóvil”, Benedicto XVI llegó
a la sede del Obispado de Vigevano, y se asomó desde el balcón central que da a la
Plaza de san Ambrosio, para saludar a los fieles, muchos de ellos jóvenes y enfermos
a quienes impartió su bendición apostólica luego de un breve saludo, en el que agradeció
la cordial y alegre bienvenida. Una acogida que en realidad inició al mediodía con
el repique de las campanas de todas las iglesias de la diócesis de Vigevano, la única
del la región lombarda que no pudo visitar el siervo de Dios Juan Pablo II en sus
26 años de pontificado y que por demás ha esperado por más de 6 siglos la visita de
un pontífice.
Precisamente esta ha sido la principal motivación del Pontífice
al iniciar esta visita pastoral en Vigevano invitando a los fieles a continuar, con
particular vigor en este tempo pascual, anunciando que Cristo ha resucitado. El Papa
también dirigió un particular saludo a las Hermanas Adoratrices perpetuas del Santísimo
Sacramento quienes con una orante presencia constituyen para toda la diócesis un perenne
llamado a considerar cada vez más la Eucaristía, centro y culmen de la vida de la
Iglesia.
El Papa se dirigió a los enfermos, no sólo a los presentes sino a
todos aquellos que están en dificultad o son marginados, invocando la materna protección
de la Virgen como apoyo y consuelo en la dura prueba. A los numerosos jóvenes, el
Santo Padre recordó que Cristo resucitado renueva en cada uno de ellos, la invitación
a seguirlo: “No duden en confiar el Él: encuéntrenlo, escúchenlo, ámenlo con todo
el corazón, en la amistad con Él experimentarán la verdadera alegría que da sentido
y valor a la existencia”.