Escuchar el programa Viernes, 30 mar
(RV).- Estamos próximos a iniciar la Semana Mayor, y por tanto, nuestro mensaje hoy
es de amor, sobre cómo agradecemos a Dios cada una de las cosas que tenemos, que somos,
que hacemos. Contar con el amor de una familia, contar con los recursos necesarios
para llevar una vida digna, contar con las riquezas humanas para desarrollar el potencial
que poseemos, gozar de salud y bienestar es tener mucho más de lo que a veces imaginamos.
Sin embargo, pese a que tenemos todas estas cosas y hasta más, muchas personas viven
en la tristeza, en la desesperanza. Y es que no se trata solo de no sentirse conformes
y agradecidos con lo que tenemos, de tener fe y amor en lo que somos y tenemos, sino
también en la misma actitud frente a la vida.
Querer más de lo que tenemos,
buscar alcanzar los sueños por encima de lo que sea, a consta de lo que sea, es también
una actitud de pesimismo frente a lo que se es, de negación del presente para optar
por un sueño futuro. Y es que en realidad, muchas personas han sido educadas en el
miedo, para mantener una actitud negativa, temerosa y pesimista frente a la vida,
convirtiéndose muchas veces en el obstáculo más difícil de superar, cuando buscan
cumplir sus sueños. La actitud negativa nos lleva a pensar y a imaginar siempre las
cosas de la peor manera, tomando en cuenta los miedos y los comentarios negativos
que nos hacen las demás personas. Es así como sin darnos cuenta, perdemos la ilusión,
la esperanza y el optimismo, convirtiéndonos con nuestros comentarios en una nube
gris que desanima y atemoriza a otras personas.
En cambio, una actitud positiva
nos protege de la afectación que nos puedan causar las demás personas y las circunstancias
difíciles de la vida. También, nos ayuda a descubrir las oportunidades donde otros
sólo ven dificultades, para asumirlas y afrontarlas de la mejor manera. De esta postura,
depende en alto porcentaje el éxito y el bienestar que experimentemos para disfrutar
de una mayor y mejor calidad de vida.
Popularmente la gente dice que muchas
cosas en la vida dependen de la actitud que se tenga frente a ellas, porque en esa
actitud se involucran los pensamientos y las creencias que tenemos acerca de nosotros
mismos y la confianza que sentimos para resolver de la mejor manera todas las situaciones
que se nos presenten; la actitud influye y afecta directamente nuestro estado de ánimo,
acciones, relaciones personales, salud y, finalmente, nuestra calidad de vida y felicidad.
Muchas
cosas en la vida no son fáciles, eso todos lo sabemos. Pero tener una actitud positiva
frente a la vida, vivirla con gratitud y esperanza, con confianza y fe en la presencia
y en la guía de Dios padre es importante porque de alguna manera determina nuestra
vida, determina la manera misma en que enfrentamos los problemas. Cada mañana deberíamos
comenzar el día, agradeciendo a Dios nuestro padre el regalo de estar vivo. Sonríe,
y busca una razón para levantarte, un propósito, un proyecto o simplemente el deseo
de compartir el desayuno con tus seres queridos. Decide comenzar con mucho entusiasmo
y ganas el nuevo día.
Hay que resaltar siempre cada elemento positivo que tenga
cada una de las situaciones que enfrentas. Evita exagerar o dramatizar los aspectos
difíciles o negativos, de manera que sea más sencillo solucionarlos. Cuando estés
en una situación difícil, por dura que te parezca, evita imaginar que sucederá lo
peor. Piensa que todo se resolverá de la mejor manera, y dedícate a buscar los elementos
positivos que ésta también tiene. La actitud que tenemos ante la vida puede determinar
incluso nuestro estado de salud
Hablamos de una actitud frente a la vida, y
no es que olvidemos los sueños o que tengamos que ser personas conformistas que no
tienen aspiraciones, pero reconocer lo que somos y tenemos, saber dimensionar lo que
hemos caminado en nuestras vidas es también saber medir nuestras capacidades para
continuar con las certezas y seguridades de poder logar cosas maravillosas, sin dejar
de reir y sorprendernos con las cosas sencillas.