Exposición en Roma de las “Obras maestras del Arte europeo” en ocasión del aniversario
de la firma de los Tratados de Roma
Lunes, 26 mar (RV).- El 25 de marzo de 1957 se firmaron, en la sala Orazi e Curiazi
del Campidoglio –el ayuntamiento de Roma- los Tratados sobre la Comunidad Económica
Europea y los referentes a la Comunidad Europea de la Energía Atómica (EURATOM), conocidos
como los “Tratados de Roma”. Para conmemorar el quincuagésimo aniversario de esta
histórica firma se ha organizado en la Ciudad Eterna, una gran exposición en la que
participan los 27 países miembros de la Unión europea y que lleva por título “Obras
maestras del Arte europeo”.
Cada nación ha elegido una obra considerada emblemática
de la propia historia e idea de Europa. De este modo se cubre una cronología que va
desde el periodo prehistórico, con la “Madre-tierra” de Malta, hasta una pintura de
1976 de Kirbeby. A las 27 obras se ha añadido, como símbolo de la pertenencia común,
una pieza del siglo IV que representa el “Rapto de Europa” y que ha sido colocada
al lado de los manuscritos originales de los tratados.
El 2007 marca los cincuenta
años de los Tratados de Roma. “Cincuenta años de reconciliación entre los pueblos
hermanos de Europa que han visto tantas guerras y tantos momentos oscuros –señaló
en su mensaje de inauguración de la exposición el presidente de la Comisión europea,
José Manuel Durao Barroso- Cincuenta años de un proyecto democrático sin igual en
la historia. Cincuenta años de una vida común que no siempre ha sido serena pero que
ha hecho salir cada vez más reforzada a Europa”. Y así es, porque a pesar de las diferencias
que caracterizan a cada una de las naciones europeas, la voluntad de lograr un futuro
común de unidad prevalece ante cualquier desavenencia.
España ha elegido como
obra emblemática “Vista del jardín de Villa Medici” (óleo sobre tela, 1963), de Diego
Velázquez (1599-1660), el “pintor de los pintores”, como lo calificó Manet, el artística
cuya fuerte personalidad y gran sensibilidad marcó el “Siglo de Oro”, la edad dorada
de la cultura española, sigue siendo el “pintor de la realidad”, capaz de expresar
en un lienzo lo que el ojo capta. La carrera excepcional de Velázquez tiene como telón
de fondo tres escenarios: Sevilla, que lo vio nacer; Madrid, donde se trasladó en
1623 a la corte de Felipe IV; e Italia, a donde viajó en 1629 y 1649. La pintura presentada
en esta exposición fue realizada, probablemente, durante éste primer viaje.
Otras
de las obras presentadas en ocasión de esta exposición dedicada al medio siglo de
vida de los Tratados de Roma son desde Dinamarca “Profecía sobre Venecia” (1976),
de Per Kirkeby; desde Estonia, “Familia en el agua” (1941) de Eric Haamer; de Finlandia
“Kaukola al tramonto” (1889-1890) de Albert Edlfert; de Francia, “El pensador” (1881)
de Auguste Rodin; de Alemania, “Retrato de Jacob Muffel” (1526) de Albrecht Dürer;
de Grecia, “Kore” (530 a. C.) proveniente del Museo del Acrópolis; de Irlanda, “The
singing horseman” (1949) de Jack Butler Yeats; de Italia, “Ritratto di gentiluomo,
detto L’uomo dagli occhi grigi” (1540-45) de Tiziano; de Letonia, “Invierno” (1910)
de Vilhelms Purvitis; de Lituania dos témperas de Konstantinas Ciurlionis de 1908;
de Luxemburgo, “El caballito de madera” (1937) de Joseph Kutter; de Malta, “Fat Lay”
(3.300 – 2.500 a. de C.); de Holanda, una composición de Mondriaan; de Polonia, un
óleo que representa la Constitución del 3 de mayo (1791-1891) de Jan Matejko; de Portugal,
dos óleos sin título de 1917 de Amadeo de Souza-Cardoso; de la República Checa, “El
busto cubista” (1913-14) de Otto Gutfreud; del Reino Unido, “La llegada de Luís-Felipe
a Portsmouth, 8 de octubre de 1844” (1844-45) de William Turner; de Rumanía, un fresco
de San Demetrio, otro de San Nicolás y un tercero de San Jorge, todos ellos del siglo
XVI; de Eslovaquia, un óleo de Martin Benka titulado “Hacia el campo” (1934); de Eslovenia
un autorretrato con la hija (1956) de Grabrijel Stupica; de Suecia se presenta “La
muerte del Rey Gustavo II en la batalla de Lützen (1856) deCarl Wahlbom; y de Ungría
el “Cedro solitario” (1907) de Tivadar Csontváry.
Todas estas obras sirven
para recordar este especial aniversario, cuando el francés Christian Pineau, el holandés
Joseph Luns, el belga Paul Henri Spaak, el luxemburgués Joseph Bech, el italiano Antonio
Segni y el alemán Honrad Adenauer ratificaron el Tratado de Roma hace cincuenta años.
La Santa Sede se ha querido unir a estas celebraciones por lo que convocó
un congreso, del 23 al 25 de marzo pasados, de la Comisión de Conferencias Episcopales
de Europa. Bajo el lema 'Valores y perspectivas para el futuro de Europa', el encuentro
tuvo como objetivo "identificar los valores cristianos y confirmar aquellos que han
definido el proceso de unificación de Europa desde sus comienzos". Durante la celebración
del congreso, los participantes aprobaron un breve texto titulado 'Mensaje de Roma',
basado en el informe 'Los valores de Europa', que fue realizado por el Comité de Sabios
a petición de la COMECE en septiembre de 2006.
Las celebraciones de estos
cincuenta años de trabajo de una Europa unida continuarán en la mayor parte de los
países de la unión, para recordar a todos los ciudadanos la importancia de los Tratados
de Roma que sirvieron para aunar esfuerzos en pos de una paz duradera entre los “hermanos”
europeos.