2007-03-25 15:16:25

Homilía de la Misa del Papa en Santa Felícitas e Hijos Mártires en Roma: Sólo el perdón de Dios y su amor recibido con corazón sincero liberan al hombre del pecado, que está en la raíz de todo mal


Domingo, 25 mar (RV).- “Sólo el amor de Dios puede cambiar, desde dentro, la existencia del hombre, y por consiguiente, de toda la sociedad, porque sólo su amor infinito lo libera del pecado, que está en la raíz de todo mal”. Así lo ha afirmado, esta mañana, el Papa en la homilía de la Misa que ha celebrado en la parroquia romana de Santa Felícitas e Hijos Mártires de Fidene.

“El verdadero enemigo es estar del lado del pecado, que puede conducirnos al fracaso de nuestra existencia”. Comentando el pasaje evangélico de la mujer adúltera condenada a la lapidación, Benedicto XVI ha explicado que solamente el perdón divino y su amor recibido con un corazón abierto y sincero nos dan la fuerza para resistir el mal y no pecar más: “Sólo el amor de Dios puede cambiar desde dentro la existencia del hombre y por consiguiente de toda sociedad, porque sólo su amor infinito lo libera del pecado, que está en la raíz de todo mal”.

Jesús ha venido a la tierra, ha añadido Benedicto XVI, para decirnos que nos quiere a todos en el Paraíso y que el Infierno, del que se habla poco en este nuestro tiempo, existe, y es eterno para aquellos que cierran el corazón a su amor: “Si es verdad que Dios es justicia, no hay que olvidar que es sobre todo amor; si odia el pecado, es porque ama infinitamente a cada persona humana. Ama a cada uno de nosotros y su fidelidad es tan profunda que no nos deja desanimarnos incluso desde nuestro rechazo”

“El planteamiento de Jesús –ha precisado el Obispo de Roma- se convierte en un modelo a seguir para cada comunidad, llamada a hacer del amor y del perdón el corazón batiente de su vida”. A la comunidad del barrio de Fidene, en particular, donde “no faltan situaciones de degrado tanto materiales como espirituales”, el Papa ha dirigido una invitación a alimentarse de los “abundante alimentos espirituales” dados por el Señor “para atravesar el desierto de este mundo y transformarlo en un fértil jardín”.

“Estas provisiones –ha dicho el Papa- son la escucha dócil de su Palabra, los Sacramentos y todo recurso espiritual de la liturgia y de la oración personal. En definitiva, el verdadero aprovisionamiento es su amor. El amor que empuja a Jesús a inmolarse por nosotros, nos transforma y nos hace a la vez capaces de seguirle fielmente”.

Finalmente, el Santo Padre les ha exhortado a “seguir el Evangelio con naturalidad y sin compromisos”, por medio de la intercesión de la Virgen María, que mañana –ha concluido el Papa– contemplaremos en el misterio de la Anunciación a la que encomiendo a todos vosotros y a toda la población de este barrio de Fidene.








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