2007-03-19 15:32:57

Día del Seminario: Sacerdotes testigos del Amor de Dios


Lunes, 19 mar (RV).- Hoy se ha clausurado en España la Campaña del Día del Seminario de este 2007 que ha tenido como tema: “Sacerdotes testigos del Amor de Dios”. Durante dos días, 18 y 19 de marzo, se ha remarcado la necesidad de sacerdotes, testigos del Amor de Dios en nuestro mundo, en la Iglesia, en nuestras diócesis de España.

Con esta campaña la Conferencia Episcopal española (CEE) quiso tener en cuenta, por un lado que la realidad nos demuestra cada día la urgente necesidad de vocaciones, y por otro se ha recordado que ésta es precisamente la llamada, sugerente y profunda, del Papa Benedicto XVI desde su encíclica “Deus Caritas est”.

La vocación tiene que ver mucho, todo, subrayan los obispos de la CEE, con el Amor. El Seminario, tiene que ser, como Dios Amor, comunidades de Amor. El sacerdote es hoy y tiene que seguir siéndolo “testigo del Amor de Dios”, de ahí el lema de esta campaña: “Sacerdotes Testigos del Amor de Dios”.

En este sentido los obispos invitan a orar siguiendo precisamente las indicaciones dadas por Benedicto XVI en su Encíclica:

Santa María, Madre de Dios,
tú has dado al mundo
la verdadera luz,
Jesús, tu Hijo,
el Hijo de Dios.
Te has entregado
por completo
a la llamada de Dios
y te has convertido así
en fuente de la bondad
que mana de Él.
Muéstranos a Jesús.
Guíanos hacia Él.
Enséñanos
a conocerlo y amarlo,
para que también nosotros
podamos llegar a ser capaces
de un verdadero amor
y ser fuentes de agua viva
en medio de un mundo sediento.
Amén.
(BENEDICTO XVI, Deus Caritas est n. 42)

Benedicto XVI explica a todos los sacerdotes la necesidad de que éstos sean testigos del amor a través de la parábola del buen samaritano, icono de Jesús que sigue siendo el criterio de comportamiento del amor y la expresión del ser testigos del amor de Dios: el amor es ante todo y simplemente la respuesta a una necesidad inmediata en una determinada situación: los hambrientos han de ser saciados, los desnudos vestidos, los enfermos atendidos… y asumiendo el compromiso de que se continúen después las atenciones necesarias.

Porque el sacerdote, como testigo del amor de Dios, expresado en Jesús de Nazaret, hace el bien a los hombres gratuitamente, convencido de que las palabras más desinteresadas y más liberadoras en su vivencia son aquellas de Jesús: “Somos unos pobres siervos. Hemos hecho lo que teníamos que hacer” (Lc 17,10).







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