2007-03-08 16:00:00

Al recibir el Óbolo de San Pedro, Benedicto XVI reitera su mensaje cuaresmal: oración, ayuno y caridad material y espiritual, testimoniando el amor cristiano a la vida humana, que merece atención y respeto hasta su último aliento


Jueves, 8 mar (RV).- «También en nuestro tiempo la Iglesia sigue difundiendo el Evangelio y cooperando en la construcción de una humanidad más fraterna y solidaria». Lo ha reiterado, esta mañana, Benedicto XVI en el tradicional encuentro anual del Santo Padre con los miembros del Círculo de San Pedro, que este jueves le han entregado los donativos recibidos en la colecta del Óbolo de san Pedro, realizada por sus socios en las parroquias y en los institutos de la diócesis de Roma.

«Para ayudar al Papa a ayudar» es el lema de esta institución, que realiza la antigua práctica del Óbolo de san Pedro, «en vigor en cierto modo ya en las primeras comunidades cristianas» y que «brota de la toma de conciencia de que todo fiel está llamado a sostener, también materialmente, la obra de la evangelización y, al mismo tiempo, a socorrer con generosidad a los pobres y necesitados», ha recordado también Benedicto XVI, evocando las palabras de Jesús «Cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis». (Mt 25,40)

«Esta práctica eclesial se ha ido desarrollando con el pasar de los siglos, adaptándose a las distintas exigencias de los tiempos y prosigue también hoy. En toda diócesis, en toda parroquia y comunidad religiosa se colecta, en efecto, anualmente el Óbolo de san Pedro, que luego se hace llegar al centro de la Iglesia para que sea redistribuido según las necesidades y solicitudes que le llegan al Papa de todos los rincones de la tierra».

En este encuentro, que se suele celebrar en relación con la fiesta de la Cátedra de San Pedro, el Pontífice ha hecho hincapié en su profunda gratitud al recibir el Óbolo de san Pedro, con el que la Iglesia tiene la posibilidad de cumplir su «misión de evangelización y de promoción humana». En este contexto, Benedicto XVI ha expresado su anhelo de que el Señor «recompense» este servicio eclesial que desarrollan los socios del Círculo de San Pedro y que los ayude también en otras iniciativas.

Entre estas iniciativas benéficas, el Papa ha recordado, en especial, el Hospicio Sagrado Corazón, donde la cotidiana presencia de los voluntarios del Círculo de San Pedro ofrece apoyo a los enfermos y a sus familiares: «El vuestro es un silencioso y, más que nunca, elocuente testimonio de amor a la vida humana, que merece atención y respeto hasta su último aliento. Queridos amigos, estamos en el tiempo cuaresmal, durante el cual la liturgia nos recuerda que, al compromiso de la oración y del ayuno, tenemos que unir la atención a los hermanos, especialmente a aquellos que se encuentran en dificultad, socorriéndoles con gestos y obras de apoyo material y espiritual. Repito hoy la invitación que en el Mensaje de Cuaresma he dirigido a todos los cristianos, es decir, el anhelo de que este tiempo litúrgico sea para todos ‘una experiencia renovada del amor de Dios que se nos ha dado en Cristo, amor que, por parte nuestra, cada día debemos “volver a dar” al prójimo, especialmente al que sufre y al necesitado’».







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