Cuarenta días, camino hacia la Pascua: Sábado Santo
Sábado, 7 abr (RV).- La vida se nos ha manifestado. Os daré un corazón nuevo y un
espíritu nuevo, dice el profeta Ezequiel. Es la hora de la espera. En el silencio
de la muerte está sembrada la promesa de la vida: un corazón nuevo, para amar de otra
manera. ¿Por qué seguimos buscando entre los muertos al que vive? Desde el relato
de la creación, a la liberación de Egipto y el paso del mar rojo, a la tumba vacía
y a la imagen del hortelano, todo son intentos de Dios invitándonos a buscar la vida
allí donde está, no en nuestros reductos de seguridades, sino en Cristo, que una vez
resucitado de entre los muertos, ya no muere más.
Viernes Santo Viernes,
6 abr (RV).- Todo está cumplido. Todo nos ha sido dado. Es el día de la entrega de
Jesús en la cruz. El día de su donación total: Nos entrega a María como Madre, herencia
imperecedera para todo el que se sienta desvalido, necesitado de una madre. Entrega
el paraíso al ladrón sincero. Hoy, en el mismo momento en que se reconoce culpable,
le llega la salvación. Pide el perdón para sus enemigos. Padre perdónales. Ofrecer
el perdón es poner el corazón a disposición de quien te ofende. Entrega el Espíritu,
su último aliento. Se entrega a sí mismo del todo: Todo está cumplido.
Jueves
Santo Jueves, 5 abr (RV).- Haced esto en conmemoración mía. El día más
largo de la vida de Jesús en esta tierra. No durmió, y se prolongó hasta las tres
de la tarde del Viernes Santo. Es el día de la entrega de Jesús. He aquí las formas
de su entrega: En la Eucaristía: la fracción del pan, tomad y comed todos de mi cuerpo
y de mi sangre. Darse, sin esperar nada a cambio. Lavar los pies significa inclinarse
delante del otro. Instituye el sacerdocio: Haced esto en conmemoración mía. Invitación
a imitar su vida “sagrada, consagrada” a Dios y a los demás. Día del amor fraterno:
hasta que todos seamos hijos de Dios y hermanos unos de otros.
Miércoles
Santo Miércoles, 4 abr (RV).- Es entregado por la traición de uno de los
suyos. Dice Isaías (50, 4-9a) que el Mesías se ofrece voluntariamente a la obra redentora
de Dios. Retrata a nuestro Cristo en toda su dimensión. Con el salmo 68 reconozcamos
la firmeza de ese Mesías que por Dios ha afrontado afrentas, que se desploma, pero
que, en medio de la angustia, canta la alabanza de Dios. Judas, el hombre del puñado
de monedas. No pudo escapar de la tentación del beneficio inmediato. Es más cómodo
el éxito de este mundo, que ser fiel a una misión, como Jesús. Por eso su mensaje
permanece y ha llegado hasta nosotros. Le costó insultos, salivazos, latigazos y la
cruz. Por fue él quien dio la vida, no se la quitaron.
Martes Santo Martes,
3 abr (RV).- No es lo mismo decir que daríamos la vida por él a darla de verdad. Isaías
sigue mostrándonos al Mesías de Dios (49, 1-6). El Mesías no tiene salida, es la espada
de Dios que debe atravesar los corazones de todos. Con el salmo 70 expresemos nuestra
total confianza en Dios, porque él es nuestra roca de refugio, el baluarte de nuestra
salvación. Será el salvador de la humanidad. El evangelio nos presenta un paralelo
entre la figura de Judas y la de Pedro. Durante la Cena en Jerusalén, Jesús pone al
descubierto las intenciones secretas de Judas. El evangelio añade: "era de noche".
Pedro, por su parte, está lleno de palabrería. Le negará, como Judas. Pero el corazón
humilde le valdrá para arrepentirse y Dios le perdonará. Lunes
Santo Lunes, 2 abr (RV).- La sepultura del Señor podría estar cerca. Hoy
Lunes Santo acompañamos a Jesús en Betania, donde viven sus amigos Marta, María y
Lázaro. Asegura Isaías, el profeta mesiánico (42,1-7) que el Mesías es el sostenido
por Dios. Por ello no hace ruido ni se defiende ante los ataques de los enemigos.
Fortalezcámonos con el salmo 26 porque, “Cuando me asaltan los malvados para devorarme,
tropiezan y caen”. Él es el Salvador universal. El encuentro es celebrado, como en
otras ocasiones, con una cena. En la mitad del banquete María rinde un insólito homenaje
al maestro: unge los pies de Jesús con un perfume costosísimo. Judas Iscariote se
queja del derroche porque el perfume es caro (Jn 12, 1-11), pero si es que la sepultura
de Jesús será pronto y nadie le embalsamará.
Subir con Jesús a Jerusalén
Sábado, 31 mar (RV).- Dice el Señor, por medio del profeta Ezequiel, que
viene para reunir a todos los hombres (37,21-28). Yo voy a recoger a los israelitas,
por las naciones adonde marcharon, voy a congregarlos de todas partes y los voy a
repatriar. Reconozcamos esa acción amorosa de Dios y con el mismo Jeremías digamos
“El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño. El que dispersó a Israel lo reunirá”.
Jesús debía morir por la nación hebrea (Jn 11,45-57), aunque no sólo por la nación,
sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos. El ansia de unidad y fraternidad
entre todos los hombres sólo puede realizarse por el camino de la cruz, donde se manifiesta
el amor verdadero. El Señor está con nosotros Viernes,
30 mar (RV).- Lleno de temor dice Jeremías (20,10-13). “Oía el cuchicheo de la gente,
pero el Señor está conmigo, como fuerte soldado”. Con el salmo 17 aclamemos: “En el
peligro invoqué al Señor, y me escuchó. Invoco al Señor de mi alabanza y quedó libre
de mis enemigos”. Para quien espera en Dios no hay temor (Jn 10,31-42). Sus enemigos
quieren apedrear a Jesús porque dice que es Dios. El Padre está en él y él en el Padre.
Esta es la promesa para quien acepte ser hijo de Dios: la Escritura llama dioses a
los que aceptan este mensaje y hacen las obras que dan testimonio de ser hijos de
verdad. Muchos creyeron en Jesús y nos creerán a nosotros. Guardar
su Palabra es no conocer la muerte Jueves, 29 mar (RV).- En el Génesis
(17,3-9) Dios dice a su amigo “Te llamarás Abrahán, porque te hago padre de muchedumbre
de pueblos”. Aquella promesa es de la que nosotros vivimos. Con el salmo 104 digamos
“El Señor se acuerda de su alianza eternamente, de la palabra dada, por mil generaciones;
de la alianza sellada con Abrahán”. Y así dice Jesús (Jn 8,51-59) quien guarde mi
palabra no conocerá lo que es morir para siempre. Algunos le replicaron si era él
más que nuestro padre Abraham, que murió. Pero Jesús no se glorió de sí mismo, sino
de su Padre, que le envía y le glorifica. Esa es la gloria que nos ofrece también
a nosotros. La fe cuando se hace fidelidad libera Miércoles,
28 mar (RV).-Daniel hoy nos narra (3,14-20.91-92.95) la historia de los tres jóvenes
en el horno. Dios premia su fidelidad librándoles de las llamas. Con el cántico de
los jóvenes digamos al Señor “A ti gloria y alabanza por los siglos. Bendito eres,
Señor, Dios de nuestros padres, bendito tu nombre santo y glorioso”.Igual que aquellos
tres jóvenes (Jn 8,31-42), dice el Señor, “Si os manteneis en mi palabra, seréis de
verdad discípulos míos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Ser discípulo
de Jesús es mantenerse en la fidelidad a él, porque él se mantuvo fiel al encargo
de su Padre. La fidelidad del hijo es la que nos salva. Contemplar
al Crucificado para ver la vidaMartes, 27 mar (RV).- En el libro de los Números
(21,4-9) dice que cuando un hebreo era mordido por una serpiente, si miraba la serpiente
de bronce se curaba. Con el salmo 101 digamos “Señor, escucha mi oración, que mi grito
llegue hasta ti. El Señor ha mirado desde el cielo para escuchar los gemidos de los
cautivos y librar a los condenados a muerte”. Mirar a Jesús y ver su rostro es comprender
su corazón. Contemplar a Jesús levantado en alto (Jn 8,21-30) es descubrir al inocente
que da la vida por amor. Sólo así seremos sanados de nuestra muerte. El Padre no le
deja solo porque vive y muere habiendo hecho lo que agrada al Padre. Dios
salva, no condena Lunes,26 mar (RV).- Hoy se nos narra la historia de Susana
(Dn 13,1-9.15-17.19-30.33-62) víctima, inocente y acusada con falso testimonio. Sólo
le quedaba esperar en Dios, el Dios que salva a los que esperan en él. El salmo 22
invita a que reconozcamos: “Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo porque tú
vas conmigo. Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida”.
Lo que le sucedió a Susana pasó también a la mujer adúltera del evangelio (Jn 8,1-11),
aunque ésta era culpable. Los letrados y fariseos exigen aplicar la ley y el castigo
previsto. Sólo Jesús no la condena, simplemente le recomienda ir por mejores caminos
en la vida. ¿Qué decimos de Jesús? Sábado, 24
mar.- El profeta Jeremías (11,18-20) habla del Mesías y dice de él que es el cordero
llevado al matadero. Con el salmo 7 digamos: “Señor, Dios mío, a tí me acojo. Cese
la maldad de los culpables, y apoya tú al inocente, tú que sondeas el corazón y las
entrañas, tú, el Dios justo”. La forma de actuar y de hablar de Jesús provocó discordias
entre su gente. Unos le reconocen como Mesías, otros se confabulan contra él. Su persona
no los deja indiferentes. Los apegados a la tradición no aceptan su novedad; los abandonados,
los que no cuentan, reconocen que jamás nadie ha hablado así. Es el evangelio (Jn
7,40-53) la Buena Nueva quien provoca a estar con él o contra él. El
justo perseguido y los perseguidores Viernes, 23 mar.- Dice el libro de
la Sabiduría (2,1a.12-22): “El impío maquina eliminar al justo porque sus palabras
y acciones son incómodas”. Digamos con el salmo 33: “El Señor está cerca de los atribulados.
Aunque el justo sufra muchos males, de todos los librará el Señor”. Jesús vino a traer
paz, aunque esa paz se conviertiera en guerra contra el mal. La provocación a los
jefes le costó persecución a quien buscaba justicia, no la suya, sino la de quien
le envía (Jn 7,1-2.10.25-30): “Intentaron agarrar a Jesús, el Justo, para matarlo,
pero nadie le pudo echar mano, porque todavía no había llegado su hora”. La
verdadera conversión Jueves, 22 mar (RV).- Hay un ruego a Dios por nosotros
en labios del profeta Ezequiel (32,7-14): “Arrepiéntete de la amenaza contra el pueblo”.
Roguemos nosotros mismos con el salmo 105: “Acuérdate de mi, Señor, por amor a tu
pueblo”. Dios es quien ofrece la verdadera salvación para todos. Por ello, dice Jesús
(Jn 5,31-47), las obras que yo hago dan testimonio del amor del Padre. Si no aceptais
la salvación que viene del amor, no será el amor quien os acuse. Si poneis la confianza
en vuestras fuerzas, Dios poco podrá hacer, y será la Ley de Moisés quien delate vuestro
pecado. La conversión es pasar de la ley al amor, lugar de la verdadera esperanza.
Escuchar
al Hijo es creer en el Padre Miércoles, 21 mar (RV).-Dios nos cuida siempre.
Hoy Isaías (49 8-15) nos asegura: “El Señor dice: En tiempo de gracia te he respondido,
en día propicio te he auxiliado; para decir a los cautivos: "Salid"; a los que están
en tinieblas: "Venid a la luz".” Con el salmo 144 digamos “El Señor es clemente y
misericordioso. Cerca está el Señor de los que lo invocan, de los que lo invocan sinceramente”.
No tengáis miedo, dice el evangelio de hoy (Jn 5,17-30), mi Padre trabaja en mí,
y quien acoge la palabra del Hijo obtiene la vida, ha pasado ya de la muerte a la
vida. La actuación del Padre se percibe cuando tienes la mirada de hijo: tus obras
le manifiestan.
Sedientos, acudid por agua Martes, 20 mar
(RV).- Una hermosa promesa de parte del profeta Ezequiel (47,1-9.12): “El agua recorre
el templo y desemboca en el mar saneándolo”. Con el salmo 45 digamos: “El Señor de
los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob. El correr de
las acequias alegra la ciudad de Dios, el Altísimo consagra su morada”. El agua de
la piscina de Betesda pudo sanar al que llevaba 38 años enfermo (Jn 5,1-3.5-16), pero
hubo de ser Jesús quien le empujara. El agua que sale del costado de Cristo curará
por años sin término a quien se acoja a él. Danos a conocer el agua de la vida, la
que brota en nuestro interior y nadie fuera de ti la puede dar.
Acoger
la vida Lunes, 19 mar (RV).- De labios del profeta Isaías (65,17-21) recibimos
una hermosa promesa: “El Señor creará un cielo nuevo y una tierra nueva. Transformará
a Jerusalén en alegría y no se oirán en ella gemidos ni llantos”. Agradezcamos al
Señor su amor con el salmo 29: “Te ensalzaré, Señor, porque me has librado. Señor,
sacaste mi vida del abismo, me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa”. Jesús había
anunciado en Caná de Galilea su hora, pero antes había que preparar la actitud de
fe para aceptarla. El funcionario real de Cafarnaún pidió la curación de su hijo (Jn.
4,43-54), se fió de la palabra de Jesús y se puso en camino. La palabra de Jesús produce
la sanación a quien cree en él.
Presentar al Señor un corazón sincero
como sacrificio Sábado, 17 mar (RV).- El profeta Oseas (6,1b-6) dice que
“El Señor no quiere sacrificios ni holocausto, sino misericordia y conocimiento de
Él”. En el salmo 50 rezamos a Dios “Los sacrificios no te satisfacen. Mi sacrificio
es un espíritu quebrantado; un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias”.
Por eso Jesús sólo acepta oraciones sinceras: “ten compasión de mí que soy pecador”,
en cambio no acepta la oración del que está seguro de sí. En San Lucas leemos (18,9-14):
“Te doy gracias, Señor, porque yo no soy como los demás”. Quien reza así vuelve a
su casa en desgracia de Dios.
Amar a Dios sobre todas las cosas Viernes,
16 mar (RV).- El pueblo se arrepiente de su idolatría y, con Oseas (14,2-10) dice
al Señor “No volveremos a llamar Dios a la obra de nuestras manos”. Fortalezcamos
nuestra fe oyendo a Dios en el salmo 80: “Yo soy el Señor, Dios tuyo: escucha mi voz”.
Las órdenes que da Jesús se reducen a dos: cuando expulsa el mal que oprime al hombre
y, en San Marcos (12,28b-34), dice: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu ser”, y “amarás
a tu prójimo como a ti mismo”. Quien camina por este sendero, va seguro, no está lejos
del Reino de los cielos.
Vigilar para no cerrarse a la salvación Jueves,
15 mar (RV).- El profeta Jeremías nos advierte (7,23-28) que el pueblo no escuchó
ni prestó oído al Señor, caminaba según sus ideas. Endurecieron la cerviz. Y así,
el salmo 94 nos recuerda: “Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: "No endurezcáis vuestro
corazón". El Señor invita a estar atentos a los verdaderos signos de salvación. Lucas
(11,14-23) lo formula así: “Si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces
es que el reino de Dios ha llegado a vosotros. El que no está conmigo está contra
mí; el que no recoge conmigo, desparrama”. La gracia de Dios no coincide con nuestros
planes, sino con la grandeza de su amor.
Desconfiar de los privilegios
y abrirse a la Gracia Miércoles, 14 mar (RV).- En 2Re 5,1-15a, se nos menciona
la curación de un extranjero: Naamán. Muchos leprosos había en Israel, sin embargo,
ninguno de ellos fue curado, más que Naamán, el sirio. Con el salmo 41 digamos “Mi
alma tiene sed del Dios vivo. ¿Cuándo veré el rostro de Dios? Envía tu luz y tu verdad:
que ellas me conduzcan hasta tu monte santo”. Según nos dice san Lucas (4,24-30),
Jesús, al igual que Elías y que Eliseo, no ha sido enviado, únicamente a los judíos.
Los privilegios del banquete de Dios son gratis, pero la gratuidad nos ha de hacer
generosos, todo ser humano, los vecinos, incluso al que tengo como enemigos, son destinatarios
de la gracia.
La compasión de Dios invita a perdonar Martes,
13 mar (RV).- En el Deuteronomio (3,25.34-43) se hace la siguiente petición a Dios:
“Por el honor de tu nombre, no nos desampares para siempre. Trátanos según tu piedad”.
Y el salmo 24, por su parte, nos hace repetir “Señor, recuerda tu misericordia”. Para
que esta oración sea eficaz ha de respetar las reglas de coherencia en nuestra vida.
San Mateo nos dirá (18,21-35): “El Señor tuvo lástima de aquel empleado, perdonándole
la deuda”. Pero éste no perdonó a su compañero y provocó consternación en los hombres
y en Dios mismo. “Lo mismo hará con vosotros el Padre del cielo, si cada cual no perdona
de corazón a su hermano”.
Desconfiar de los privilegios y abrirse a la
Gracia Lunes, 12 mar (RV).- En 2Re 5,1-15a, se nos menciona la curación
de un extranjero: Naamán. Muchos leprosos había en Israel, sin embargo, ninguno de
ellos fue curado, más que Naamán, el sirio. Con el salmo 41 digamos “Mi alma tiene
sed del Dios vivo. ¿Cuándo veré el rostro de Dios? Envía tu luz y tu verdad: que ellas
me conduzcan hasta tu monte santo”. Según nos dice san Lucas (4,24-30), Jesús, al
igual que Elías y que Eliseo, no ha sido enviado, únicamente a los judíos. Los privilegios
del banquete de Dios son gratis, pero la gratuidad nos ha de hacer generosos, todo
ser humano, los vecinos, incluso al que tengo como enemigos, son destinatarios de
la gracia.
Levantarse y volver al Padre Sábado, 10 mar (RV).-
El profeta Miqueas (7,14-15.18-20) asegura que el Señor “no mantendrá por siempre
la ira, pues se complace en la misericordia. Volverá a compadecerse y extinguirá nuestras
culpas”. Rezamos con el salmo 102 “El Señor es compasivo y misericordioso. Como se
levanta el cielo sobre la tierra, se levanta su bondad sobre sus fieles”. Una grandiosa
parábola, la del padre bueno, nos ofrece hoy San Lucas (15,1-3.11-32). El recuerdo
de su padre hizo salir de los labios del hijo pródigo esas palabras: “Padre, he pecado
contra el cielo y contra ti, no merezco llamarme hijo tuyo”. Y el padre le recibió
lleno de alegría.
Acoger el Reino y al enviado Viernes, 9
mar (RV).- El Génesis (37,3-4.12-13a.17b-28), nos cuenta cómo José fue vendido por
sus hermanos, y cómo Dios transforma el pecado para bien. El salmo 104,16-21 afirma
con claridad: “Recordad las maravillas que hizo el Señor. La palabra del Señor acreditó
a José. El rey lo nombró administrador de su casa. Dios nos ha dado al heredero que
trae la salvación (Mt 21,33-34.45-46). Pero, cuidado, no la malgastemos, no sea que
sus frutos se echen a perder. Acoger a Jesús es someter nuestros criterios a los suyos
y a los del Reino. “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular”. Confiar
en los verdaderos valores Jueves, 8 mar (RV).- Por medio de Jeremías (17,5-10)
el Señor nos dice: “Bendito quien pone su confianza en el Señor. Maldito quien confía
en el hombre apartando su corazón del Señor”. Por medio del salmo primero repitamos
con fe “Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor. Dichoso el hombre
que su gozo es la ley del Señor y medita su ley día y noche”. Hoy el Señor nos recuerda,
en San Lucas (16,19-31), que la riqueza no es buena compañera. El hombre rico que
vestía de púrpura no reparó en el mendigo Lázaro. El destino se trocó después de muertos:
“Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso
encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces”.
Acompañar a Cristo
en su Pasión Miércoles, 7 mar (RV).- El libro del profeta Jeremías (18,18-20)
nos descubre la manera como los paganos confabulaban contra el profeta “Venid maquinemos
contra Jeremías”. A ello el profeta responde “Señor, hazme caso, oye cómo me acusan.
Acuérdate de cómo estuve en tu presencia”. Con el salmo 30 digamos: “Sálvame, Señor,
por tu misericordia. En tu mano están mis azares, líbrame de los enemigos que me persiguen”.
Jesús, por Mateo, pregunta a cada uno de nosotros (20,17-28) “¿Sois capaces de beber
el cáliz que yo he de beber? Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que
los grandes los oprimen. No será así entre vosotros”. El poder, si no es servicio
desinteresado, lleva semillas de muerte.
Hacer el bien sin pregonarlo Martes,
6 mar (RV).- El profeta Isaías (1,10.16-20) sentencia: “Aprended a obrar el bien y
defended al oprimido. Así los pecados, quedarán blancos como nieve”. Y el salmo 49
nos anima: “Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios”. En Mateo (23,1-12)
Jesús nos dice “Haced y cumplid lo que os digan los escribas y fariseos; pero no hagáis
lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen” La credibilidad del cristiano
no está en las palabras, sino en el servicio. “El primero entre vosotros será vuestro
servidor”.
Perdonar como Dios perdona para ser perdonados Lunes,
5 mar (RV).- En el Deuteronomio (9,4b-10) los miembros del pueblo elegido decían:
“Nos abruma la vergüenza porque hemos pecado contra ti. El Señor es compasivo y nos
perdona”. Con el salmo 78 digamos “Señor, no nos trates como merecen nuestros pecados.
Socórrenos, Dios, salvador nuestro, líbranos y perdona nuestros pecados”. Misericordia
es religión de “entrañas”, de corazón compasivo y Lucas (6,36-38) nos dice cuál debe
ser nuestra manera de actuar, porque: “La medida que uséis, la usarán con vosotros”.
Corresponder a la elección Sábado, 3 mar (RV).- El libro
del Deuteronomio (26,16-19) señala con claridad: “El Señor eligió a su Pueblo. Este
deberá guardar todos los preceptos del Señor y será el pueblo santo”. Con el salmo
118 reflexionemos al repetir “Dichoso el que camina en la voluntad del Señor. Quiero
guardar tus leyes exactamente, tú no me abandones”.La sentencia de Jesús es clara
en el evangelio de Mateo (5,43-48), cuando él nos pone en guardia frente a nuestra
infidelidad en cuanto a los hermanos. No podemos amar solo a los que nos hacen bien
porque “¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sean perfectos, como el
Padre celestial es perfecto”.
Reconciliación con Dios y con los hermanos Viernes,
2 mar (RV).- El profeta Ezequiel (18,21-28) nos declara una gran verdad:. Si el malvado
se convierte y guarda los preceptos, ciertamente vivirá y no morirá. Pero si el justo
olvida su camino se condenará. El salmo 129 nos ayuda a reflexionar cuando nos permite
repetir: “Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir? Porque del
Señor viene la misericordia y él redimirá a Israel de todos sus delitos”. Jesús (Mt
5,20-26) conociendo nuestra inconsistencia, nos dice: “Si al presentar tu ofrenda
al altar recuerdas que has ofendido a tu hermano, deja la ofrenda, reconcíliate y
luego presenta tu ofrenda a Dios”.
Renovar la fe en la oración Jueves,
1 mar (RV).- El libro de Ester (14,1.3-5.12-14) dice que, cuando el Pueblo de Dios
estaba sufriendo y acongojado, Ester buscó en Dios la ayuda necesaria. Que el salmo
137 nos ayude a decir: “Cuando te invoqué, me escuchaste, Señor. Señor, tu misericordia
es eterna, no abandones la obra de tus manos.
Teniendo nuestras vidas llenas
de oscuridad y necesidades reales, oigamos a Cristo que, por medio de san Mateo (7,7-12)
nos dice “Pidan y se les dará, y se os dará; llamad y se os abrirá, buscad y encontraréis”.