Audiencia general: el Papa evidencia la Cuaresma como un camino diario que abarca
toda la existencia, en el que no tenemos que perseguir el éxito personal, sino donar
amor al prójimo, especialmente a quien sufre y está en dificultad
Miércoles, 21 feb (RV).- En la Audiencia General Benedicto XVI recuerda que hoy emprendemos
el camino Cuaresmal. Cuarenta días caracterizados por un intenso espíritu de oración,
ayuno, penitencia y caridad. “Una ocasión, ha dicho el Papa en su catequesis, para
convertirnos, para buscar con más tesón a Dios y volver a Él, abriendo el corazón
a Cristo”.
También este miércoles, Benedicto XVI ha celebrado al Audiencia
General en dos lugares. Primero en la Basílica de San Pedro se ha encontrado con los
estudiantes italianos, recordándoles que hoy comienza el tiempo de Cuaresma, e invitándoles,
a cada uno de ellos, como si Cristo mismo lo hiciera, a acogerle con generosidad.
Después
en el Aula Pablo VI el Papa ha desarrollado su catequesis habitual para los miles
de peregrinos procedentes de todo el mundo. Hoy Benedicto XVI ha reflexionado sobre
el Miércoles de Ceniza con el que comienza el Tiempo fuerte de Cuaresma, que nos llevará
por medio de la oración y la penitencia durante 40 días a la Pascua de Resurrección,
acontecimiento central de la Salvación y Revelación suprema del amor misericordioso
de Dios, como les ha recordado a los estudiantes en l Basílica de San Pedro.
Y
en este sentido, Benedicto XVI ha dedicado su reflexión al camino de conversión interior
al que está llamado el cristiano para llegar a Dios y encontrar la verdadera dicha.
“La auto-realización es poco para el hombre, que tiene un destino más alto”, ha explicado
el Pontífice, recordando que “convertirse” quiere decir “buscar a Dios, caminar con
Dios, seguir dócilmente las enseñanzas de su hijo Jesús”. “El secreto de nuestra verdadera
felicidad -ha afirmado el Papa- consiste en permanecer en Él, en el amor de Dios.”
Este ha sido el resumen que de su catequesis ha hecho el Santo Padre en español
para los peregrinos de nuestra lengua presentes en la audiencia:
Queridos
hermanos y hermanas:
Hoy, Miércoles de Ceniza, es
un día particular para nosotros cristianos. Emprendemos el camino Cuaresmal. Cuarenta
días caracterizados por un intenso espíritu de oración y penitencia durante los cuales
la liturgia nos ayudará a revivir el misterio de la salvación. Una ocasión providencial
para convertirnos, para buscar con más tesón a Dios y volver a Él, abriendo el corazón
a Cristo. Cuán oportuna resuena la exhortación de Jesús, que leemos en el
evangelista san Marcos: “Convertíos y creed en el Evangelio”. Convertirse significa
buscar a Cristo, seguir dócilmente sus enseñanzas, amarlo, con sencillez y confianza.
Para
entrar en este misterio de amor no hay otro camino que el de la Cruz. La Cruz es la
revelación definitiva del amor y de la misericordia divina. La oración, el ayuno,
la penitencia y las obras de caridad para con los hermanos son los caminos espirituales
para retornar a Dios.
Saludo cordialmente a los peregrinos
de lengua española, especialmente a las Siervas del Sagrado Corazón de Jesús, que
celebran el Capítulo General; a los fieles de Albacete, Tenerife y Toledo; a los estudiantes
de Cáceres y San Sebastián, así como a los peregrinos de Argentina, Chile y México.
El período cuaresmal, que hoy comenzamos con el austero y significativo rito de la
imposición de la Ceniza, sea para todos una experiencia renovada del amor misericordioso
de Cristo. Aprendamos de Él a amar al prójimo, especialmente a cuántos sufren. Que
la Virgen María nos acompañe en esta Cuaresma para prepararnos a revivir el misterio
de la Pascua, revelación suprema del amor de Dios. ¡Buena Cuaresma a todos!
En
este día en el que comienza la Cuaresma, a las cuatro y media, tendrá lugar una asamblea
de oración presidida por Benedicto XVI en la Basílica de san Anselmo a la que seguirá
una procesión penitencial desde esta basílica a la de santa Sabina, las dos situadas
en el Aventino. A las cinco, en esta última basílica el Pontífice presidirá la Santa
Misa con el rito de la bendición e imposición de las cenizas.