Llamamiento del Papa durante el Ángelus por Guinea: “Pidiendo el respeto de los derechos
humanos y civiles, aseguro mi oración para que el compromiso común lleve a recorrer
la vía del diálogo y superar así la crisis”
Domingo, 18 feb (RV).- Benedicto XVI ha querido dedicar su alocución previa al Ángelus
de este domingo al Evangelio de hoy: “Amad a vuestros enemigos”. En este sentido el
Pontífice ha recordado la necesidad de luchar contra el mal con las “armas” del amor
de Dios, y se ha detenido en particular, expresando su cercanía espiritual, en la
situación por la que atraviesa Guinea. “Los obispos de esa nación me han expresado
su aprensión por la situación de parálisis social, con huelgas generales y reacciones
violentas, que han causado numerosas víctimas –ha exclamado el Santo Padre- Pidiendo
el respeto de los derechos humanos y civiles, aseguro mi oración para que el compromiso
común lleve a recorrer la vía del diálogo y superar así la crisis”.
Precisamente,
ante las dificultades por las que atraviesa el mundo de hoy impregnado de violencia
e injusticia, el Pontífice ha lanzado un mensaje de amor: “En realidad, la propuesta
de Cristo es muy realista, porque tiene en cuenta que en el mundo hay demasiada violencia,
demasiada injusticia, y entonces no se puede superar esta situación si no es contraponiendo
un plus de amor, un plus de bondad. Este 'plus', este ‘de más’ viene de Dios: es su
misericordia, que se ha hecho carne en Jesús y que por si misma puede ‘desequilibrar’
el mundo del mal hacia el bien, a partir de ese pequeño y decisivo ‘mundo’ que es
el corazón del hombre”.
Benedicto XVI ha explicado, en este sentido, que el
mensaje no es “rendirse ante el mal”, sino “responder al mal con el bien, rompiendo
de este modo la cadena de la injusticia”. “Entonces –ha proseguido el Pontífice- se
comprende que la no-violencia para los cristianos no es un mero comportamiento táctico,
sino un modo de ser de la persona, el comportamiento de quien ‘está tan convencido
del amor de Dios y de su potencia’, que no tiene miedo de afrontar el mal con la única
arma del amor y de la verdad”.
Esta es precisamente la “revolución cristiana”,
que no se basa en una estrategia de poder económico, político o mediático, sino que
se centra en la revolución del amor, un amor que no se apoya en los recursos humanos,
sino “que es don de Dios que se obtiene confiando únicamente y sin reservas en su
bondad misericordiosa”. “Queridos hermanos y hermanas –ha finalizado el Papa su alocución
previa al rezo mariano del Ángelus- la Cuaresma, que iniciará el próximo miércoles
con el rito de las Cenizas, es el tiempo favorable en el que todos los cristianos
están invitados a convertirse, de forma profunda, al amor de Cristo”.
Y tras
el rezo del Ángelus y el responso por los fieles difuntos, el Santo Padre ha recordado
la celebración, en varios países de Oriente, del Nuevo Año lunar. “A estos grandes
pueblos –ha exhortado el Pontífice- deseo de corazón serenidad y prosperidad”. Seguidamente
Benedicto XVI ha saludado, como es tradicional, a los miles de fieles presentes en
la plaza de san Pedro del Vaticano. Estas han sido sus palabras en español: “Saludo cordialmente
a los peregrinos de lengua española, especialmente a los fieles de las parroquias
de Santa Eulalia, de Murcia, San Juan y La Purísima, de Yecla, a los seminaristas
de Mérida y a los marinos de la Armada Española. En la Misa de hoy hemos escuchado:
“amad a vuestros enemigos, haced el bien y vuestra recompensa será grande”. Os deseo
que la Cuaresma, que comenzaremos el próximo miércoles, sea un período propicio para
testimoniar el Evangelio del amor. ¡Feliz domingo!”.