2007-02-17 17:01:31

El Papa expresa el deseo de la Iglesia de que se reconozca la libertad religiosa en las Constituciones de los países latinoamericanos donde sólo se concede la libertad de credo y culto


Sábado, 17 feb (RV).- Benedicto XVI ha recibido hoy en Audiencia a los representantes pontificios en América Latina, reunidos en preparación de la V Conferencia General del CELAM, que el Papa inaugurará en mayo con lema: «Discípulos y misioneros de Jesucristo para que nuestros pueblos en él tengan vida».

La Iglesia en América Latina vive la vigilia de un acontecimiento muy importante, casi un examen de conciencia de la propia misión realizada en los últimos años: la V Asamblea General del CELAM, y las Conferencias Episcopales del continente latinoamericano que tendrá lugar del 13 al 31 de mayo próximos en Aparecida, Brasil, y cuya apertura presidirá el Papa. Precisamente, Benedicto XVI ha recibido hoy en audiencia a los representantes pontificios que, desde el pasado jueves y hasta hoy, se han reunido para analizar las prioridades pastorales del evento de mayo. Prioridades que el mismo Pontífice ha sintetizado en su discurso de esta mañana.

El “Continente de la esperanza”, como definió hace años Juan Pablo II a América Latina, vuelve a reflexionar sobre sí misma: su relación entre la Iglesia local y las poblaciones del mundo numéricamente más católicas, entre fe y desafíos pastorales presentes y futuros, entre ellos la tutela de la familia, la difusión de las sectas, el reconocimiento de una efectiva y formal libertad religiosa. Mirando a la próxima asamblea general del CELAM y al trabajo preparatorio de estos meses -entre los que se ha tenido en cuenta el encuentro a penas concluido de los representantes pontificios- Benedicto XVI sustancialmente ha sintetizado “la agenda” de los trabajos.

América Latina tiene una gran tradición de catolicidad, hija de una “epopeya misionera” definida “extraordinaria”: es en estas raíces por lo tanto donde el pueblo latino-americano debe buscar las raíces de su ser y de su acción actual. El Santo Padre ha querido reflexionar sobre el por qué de este fuerte enraizamiento eclesial en el continente, que hace hoy de la Iglesia católica “la institución que goza de mayor crédito por parte de las poblaciones latinoamericanas”: “Algunos ambientes, lo sabemos, afirman un contraste entre la riqueza y la profundidad de las culturas precolombinas y la fe cristiana, presentada como una imposición exterior y una alienación para el pueblo de América Latina. Verdaderamente, el encuentro entre estas culturas y la fe en Cristo fue una respuesta interiormente esperada por estas culturas. Este encuentro por lo tanto no se debe rechazar, sino profundizar en él, porque ha creado la verdadera identidad de los pueblos de América Latina.

Otra cuestión de relieve pastoral ha sido subrayada por el Santo Padre respecto a un aspecto poco considerado, el de la efectiva libertad religiosa de la que goza la Iglesia en América Latina. “La Iglesia desea que en los países latinoamericanos, donde las Cartas constitucionales se limitan a “conceder” libertad de credo y de culto, pero no “reconocen” todavía la libertad religiosa, puedan cuanto ante definir las recíprocas relaciones, fundadas sobre principios de autonomía y de sana y respetuosa colaboración. Ello permitirá a la comunidad eclesial desarrollar todas sus potencialidades en beneficio de la sociedad. Una correcta formulación jurídica de tales relaciones deberá tener en cuenta el papel histórico, espiritual, cultural y social desarrollado por la Iglesia Católica en América Latina”.

Clara ha sido la posición del Papa en defensa de la familia, “que muestra signos de flaqueza bajo las presiones de lobbies capaces de incidir negativamente sobre los procesos legislativos”. Divorcios y uniones libres van en aumento, mientras el adulterio se le mira con injustificada tolerancia. Es menester aseverar que el matrimonio y la familia tienen su fundamento en el núcleo más íntimo de la verdad sobre el hombre y sobre su destino; solamente sobre la roca del amor conyugal, fiel y estable, entre un hombre y una mujer, se puede edificar una comunidad digna del ser humano”.

Al enumerar después los temas sociales más “candentes” del continente Latino Americano – entre ellos la lucha contra la pobreza, el fenómeno de las migraciones, la educación de los jóvenes y la formación de los laicos en grado de incidir en la realidad social y económica – Benedicto XVI se ha detenido en una problemática muy difundida. “Una presencia tan consolidada tiene que tener en cuenta entre otras cuestiones el proselitismo de las sectas, la influencia creciente de secularismo hedonista postmoderno. Sobre las causas de la actividad de las sectas debemos reflexionar seriamente, para encontrar respuestas justas”.

Y un modo para “responder a los desafíos de las sectas” -ha observado el Papa- es el de “informar de manera adecuada a la opinión publica sobre las grandes cuestiones éticas, según los principios del magisterio de la Iglesia”, con una “presencia eficaz en el campo de los instrumentos de comunicación. Benedicto XVI ha hecho una última consideración sobre el papel de las nuevas realidades eclesiales.

“Los movimientos eclesiales constituyen ciertamente un valioso recurso para el apostolado, pero van ayudados para mantenerse fieles al evangelio y a las enseñanzas de la Iglesia, también cuando trabajan en el campo social y político. En particular, siento el deber de recordar que no les corresponde a los eclesiásticos abanderar movimientos sociales o políticos sino a los laicos maduros y profesionalmente preparados”.







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