2007-02-12 15:34:49

El Papa exhorta a tutelar la dignidad humana, en cada etapa de la vida, y de la familia fundada en el matrimonio, y advierte contra los peligros de la falta de ética en la ciencia y en las leyes


Lunes, 12 feb(RV).- Exhortando nuevamente a tutelar la defensa de la dignidad humana en cada etapa de la vida – desde la concepción hasta su fin natural - y de la familia fundada en el matrimonio y poniendo en guardia contra los peligros de la falta de ética en la ciencia y en las leyes, Benedicto XVI ha acogido cordialmente al final de esta mañana, a los participantes en un congreso internacional dedicado a la ley moral natural, organizado por la Pontificia Universidad de Letrán.

Benedicto XVI ha puesto de relieve, también este lunes, «la importancia de la ley moral natural – único baluarte contra el arbitrio del poder y de la manipulación ideológica», en particular «en el actual momento histórico en que vivimos». Poniendo en guardia contra «los peligros inquietantes» que se presentan ante el desarrollo legítimo de la capacidad del ser humano de descifrar las reglas y las estructuras de la materia y el consiguiente dominio del hombre sobre la naturaleza, el Santo Padre ha señalando que vemos grandes ventajas gracias a este mismo progreso, pero ha recordado que, al mismo tiempo, vemos también «cada vez más amenazas de una destrucción del don de la vida, de la familia y de la naturaleza, debido a la fuerza de los métodos jurídicos y científicos que se emplean sin tener en cuenta la ética de la ley moral natural».

«Ninguna ley hecha por los hombres puede, pues, subvertir aquella norma establecida por el Creador sin que la sociedad quede dramáticamente herida en aquello que es su cimiento basilar. Olvidarlo significaría debilitar a la familia. Significa penalizar a los hijos y hacer precario el futuro de la sociedad. Al respecto, siento el deber de afirmar, una vez más, que no todo lo que es científicamente factible es también éticamente lícito. La técnica cuando reduce al ser humano a objeto de experimentación termina con abandonar al sujeto débil al arbitrio del más fuerte. Confiar ciegamente en que la técnica es capaz de garantizar el progreso, sin afirmar al mismo tiempo un código ético que se arraiga en esa misma realidad que se estudia y desarrolla equivaldría a usar violencia contra la naturaleza humana con consecuencias devastadoras para todos».

El Papa ha exhortado a «hacer el bien y evitar el mal» y ha recordado la responsabilidad de los legisladores y de los juristas, reiterando el deber de buscar la verdad. Con el fin de garantizar la auténtica libertad de todo ser humano, desarrollando la conciencia moral. De buscar la justicia y de impulsar la solidaridad hacia los más necesitados e indefensos. El Pontífice ha invitado a «un fecundo diálogo» entre creyentes y no creyentes y entre juristas, teólogos y científicos y ha señalado que hacer que «algunos intereses privados se pongan por encima de la ética moral natural lleva a la desorientación, en especial a las jóvenes generaciones».







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