El Papa exhorta a tutelar la dignidad humana, en cada etapa de la vida, y de la familia
fundada en el matrimonio, y advierte contra los peligros de la falta de ética en la
ciencia y en las leyes
Lunes, 12 feb(RV).- Exhortando nuevamente a tutelar la defensa de la dignidad humana
en cada etapa de la vida – desde la concepción hasta su fin natural - y de la familia
fundada en el matrimonio y poniendo en guardia contra los peligros de la falta de
ética en la ciencia y en las leyes, Benedicto XVI ha acogido cordialmente al final
de esta mañana, a los participantes en un congreso internacional dedicado a la ley
moral natural, organizado por la Pontificia Universidad de Letrán.
Benedicto
XVI ha puesto de relieve, también este lunes, «la importancia de la ley moral natural
– único baluarte contra el arbitrio del poder y de la manipulación ideológica», en
particular «en el actual momento histórico en que vivimos». Poniendo en guardia contra
«los peligros inquietantes» que se presentan ante el desarrollo legítimo de la capacidad
del ser humano de descifrar las reglas y las estructuras de la materia y el consiguiente
dominio del hombre sobre la naturaleza, el Santo Padre ha señalando que vemos grandes
ventajas gracias a este mismo progreso, pero ha recordado que, al mismo tiempo, vemos
también «cada vez más amenazas de una destrucción del don de la vida, de la familia
y de la naturaleza, debido a la fuerza de los métodos jurídicos y científicos que
se emplean sin tener en cuenta la ética de la ley moral natural».
«Ninguna
ley hecha por los hombres puede, pues, subvertir aquella norma establecida por el
Creador sin que la sociedad quede dramáticamente herida en aquello que es su cimiento
basilar. Olvidarlo significaría debilitar a la familia. Significa penalizar a los
hijos y hacer precario el futuro de la sociedad. Al respecto, siento el deber de afirmar,
una vez más, que no todo lo que es científicamente factible es también éticamente
lícito. La técnica cuando reduce al ser humano a objeto de experimentación termina
con abandonar al sujeto débil al arbitrio del más fuerte. Confiar ciegamente en que
la técnica es capaz de garantizar el progreso, sin afirmar al mismo tiempo un código
ético que se arraiga en esa misma realidad que se estudia y desarrolla equivaldría
a usar violencia contra la naturaleza humana con consecuencias devastadoras para todos».
El
Papa ha exhortado a «hacer el bien y evitar el mal» y ha recordado la responsabilidad
de los legisladores y de los juristas, reiterando el deber de buscar la verdad. Con
el fin de garantizar la auténtica libertad de todo ser humano, desarrollando la conciencia
moral. De buscar la justicia y de impulsar la solidaridad hacia los más necesitados
e indefensos. El Pontífice ha invitado a «un fecundo diálogo» entre creyentes y no
creyentes y entre juristas, teólogos y científicos y ha señalado que hacer que «algunos
intereses privados se pongan por encima de la ética moral natural lleva a la desorientación,
en especial a las jóvenes generaciones».