Jornada Mundial del Enfermo 2007 dedicada a los enfermos incurables
Jueves, 8 feb (RV).- Este domingo, 11 de febrero, coincidiendo con la celebración
de la Iglesia de la memoria litúrgica de Nuestra Señora de Lourdes, tendrá lugar
en Seúl, (Corea), la XV Jornada Mundial del Enfermo. A través de esta celebración
se pone de relieve la atención que la Iglesia presta a quienes sufren y en este sentido,
en esta Jornada Mundial del Enfermo 2007, vuelve la mirada hacia los enfermos incurables,
muchos de los cuales están muriendo a causa de enfermedades terminales. Consciente
de estos sufrimientos, Benedicto XVI subrayó en su mensaje para esta jornada publicado
el pasado 8 de diciembre, que estará espiritualmente presente, unido a los participantes
de esta jornada, que discutirán sobre la plaga de las enfermedades incurables en nuestro
mundo, y “alentando los esfuerzos de las comunidades cristianas en su testimonio de
la ternura y la misericordia del Señor”.
La Organización Mundial de la Salud
(OMS) se ha unido siempre a la preocupación de la Iglesia por los enfermos, sobre
todo hacia aquellos que no tienen posibilidades de sanar. Precisamente, el Consejo
Ejecutivo de la OMS examinó la semana pasada varias cuestiones de salud pública, en
particular la lucha contra la tuberculosis, la gripe aviar y pandémica, y la salud
buco-dental. Lo que está claro, como analizaba el propio Benedicto XVI, es que,
a pesar de los avances de la ciencia, no se puede encontrar una curación para todas
las enfermedades, pero el problema se presenta cuando en muchas partes del mundo siguen
muriendo personas por sufrir enfermedades para las cuales ya existen vacunas, pero
que no llegan a las zonas del planeta más pobres. Por ejemplo, en 1999, en el mundo
murieron por sarampión 873 mil personas, cifra que disminuyó en más de la mitad en
2005. Los progresos han sido aún mayores en África, donde la reducción ha sido del
75% (de 506.000 a 126.000). Precisamente, para ayudar a las zonas del mundo más vulnerables,
la Iglesia ha reclamado políticas sociales justas que ayuden a eliminar las causas
de muchas enfermedades y ha instado a prestar una mejor asistencia a los moribundos
y a los que no pueden recibir atención médica.
“La Iglesia, siguiendo el ejemplo
del buen samaritano, ha mostrado siempre una solicitud particular por los enfermos
–recordó el Papa en su mensaje para la Jornada Mundial del Enfermo de este domingo-
A través de cada uno de sus miembros y de sus instituciones, sigue estando al lado
de los que sufren y de los moribundos, tratando de preservar su dignidad en esos momentos
tan significativos de la existencia humana. Muchas de esas personas -profesionales
de la asistencia sanitaria, agentes pastorales y voluntarios- e instituciones en todo
el mundo sirven incansablemente a los enfermos, en hospitales y en unidades de cuidados
paliativos, en las calles de las ciudades, en proyectos de asistencia a domicilio
y en parroquias”.
Finalizamos el programa de hoy recordando las palabras de
Juan Pablo II dirigidas a los fieles en la Jornada Mundial del Enfermo 2001: “Las
instituciones sanitarias cristianas, firmemente arraigadas en la caridad, prosiguen
la misión de Jesús de cuidar de los débiles y los enfermos. Espero que, en cuantos
lugares en los que se afirma y se asegura la cultura de la vida, sigan respondiendo
a las expectativas que tienen depositadas en ellas todos los miembros dolientes de
la humanidad. Pido fervientemente a María, Salud de los enfermos, que siga otorgando
su protección amorosa a los que se hallan heridos en el cuerpo y en el espíritu, e
interceda por los que cuidan de ellos. Que ella nos ayude a unir nuestros sufrimientos
a los de su Hijo mientras nos encaminamos con gozosa esperanza hacia la seguridad
de la casa del Padre”.