Ángelus: La Epifanía de Cristo es al mismo tiempo la epifanía de la Iglesia, es decir,
la manifestación de su vocación y misión universal
Sábado, 6 ene (RV).- Hoy recordamos la llegada de algunos “Magos”, probablemente líderes
religiosos persas, a Jerusalén, como narra san Mateo en su Evangelio. Los Magos –ha
explicado durante el Ángelus el Papa ante una abarrotada plaza de san Pedro llena
de fieles de todas las edades, sobre todo de niños acompañados por sus padres- llegaron
siguiendo una “estrella”, un fenómeno luminoso celeste interpretado por ellos como
signo del nacimientos de un nuevo rey de los Judíos.
Nadie en la ciudad sabía
nada de lo que estaba pasando, ni siquiera Herodes, quien turbado por la noticia ordenó
la “masacre de inocentes” para eliminar al rival apenas nacido. Los Magos en cambio,
siguiendo las Sagradas Escrituras, en particular la profecía de Miqueas, según la
cual el Mesías nacería en Belén, partieron en esa dirección, y viendo la estrella
la siguieron llenos de felicidad, hasta que entraron en un establo y encontraron al
Niño con María, se postraron ante Él, y le ofrecieron sus dones: oro, incienso y mirra.
Pero,
¿por qué esta historia es tan importante?, se ha preguntado Benedicto XVI durante
su alocución previa al rezo mariano. La respuesta la ha dado el propio Pontífice:
“Porque de este modo comenzó a realizarse la adhesión de los pueblos a la fe de Cristo,
según la promesa hecha por Dios a Abraham, ‘Por ti se bendecirán todos los linajes
de la tierra’ (Gn 12,3)”.
En este sentido, si María, José y los pastores de
Belén, representan al pueblo de Israel que ha acogido al Señor, ha proseguido explicando
el Santo Padre, los Magos son a su vez la representación de todas las gentes, llamadas
a formar parte de la Iglesia, nuevo pueblo de Dios, basado, no ya sobre la homogeneidad
étnica, lingüística o cultural, sino sobre una única fe común en Jesús, Hijo de Dios.
Por este motivo, la Epifanía de Cristo, es al mismo tiempo la epifanía de la Iglesia,
es decir, la manifestación de su vocación y misión universal. En este contexto, el
Papa ha dirigido con gran alegría un cordial saludo “a los queridos hermanos y hermanas
de las Iglesias Orientales que, siguiendo el Calendario Juliano, celebran mañana la
Santa Navidad, con afecto les deseo paz en abundancia y prosperidad cristiana”.
Y
antes del rezo del Ángelus y el responso por los fieles difuntos, Benedicto XVI ha
recordado la celebración hoy, de la Jornada Mundial de la Infancia Misionera. “Es
la fiesta de los niños cristianos”, ha señalado el Pontífice, agradeciendo después,
de forma especial, el trabajo de los niños de la “Santa Infancia” presentes en 110
países, “porque son cooperantes preciosos del Evangelio y apóstoles de la solidaridad
cristiana hacia los más necesitados”. El Santo Padre ha finalizado dando ánimos a
los educadores para que “cultiven en los más pequeños el espíritu misionero, con el
fin de que entre ellos nazcan misioneros apasionados, testigos de la ternura de Dios,
y trasmisores de su amor”.
Como es tradicional, Benedicto XVI ha finalizado
el Ángelus saludando en varios idiomas, e invitando a los fieles a asistir mañana
domingo una vez más al rezo del Ángelus. Les dejamos con el saludo que en español
el Papa ha querido dirigir en esta solemnidad de la Epifanía del Señor: “En esta solemnidad
de la Epifanía me es grato saludar cordialmente a los fieles de lengua española que
participan en la oración del Ángelus. Con la misma actitud de los Magos de Oriente,
queremos adorar a Jesús por ser el Señor de todos los pueblos y ofrecerle el regalo
más preciado: nuestra entrega a Él, acompañada del amor incondicional a nuestros hermanos.
¡Feliz fiesta para todos!”