Jornada misionera mundial de la juventud: “Jesús ha resucitado: inicia la misión”

Viernes, 5 ene (RV).- Mañana se celebra la Jornada misionera mundial de la juventud bajo el lema “Jesús ha resucitado: inicia la misión”. Precisamente este anuncio pone en marcha a los millones de jóvenes, que con sus huchas, van en busca de una pequeña ayuda de las personas de buena voluntad, que participan, con pequeñas sumas de dinero, en los proyectos que cada año los más jóvenes apadrinan en las zonas más necesitadas del mundo.

Precisamente mañana, en la solemnidad de la Epifanía del Señor, que manifiesta la luz de Cristo y la misión de la Iglesia de anunciar al Redentor, los chicos y chicas de todo el mundo se unirán a los misioneros repartidos por los cinco continentes a través de su testimonio y su compromiso personal y comunitario. La celebración de la Jornada tendrá lugar a nivel parroquial y diocesano, ya que durante la Santa Misa, los jóvenes entregarán sus huchas, que han sido llenadas durante el Adviento, y anunciarán el proyecto de solidaridad que quieren apoyar con las ofertas recogidas.

Cinco han sido las propuestas de este año: en África, apoyo al Orfanato San Kizito, gestionado por la archidiócesis de Port Elisabeth; en América, la oferta de material formativo y de animación misionera para el colegio San José de Pan de Azúcar (Uruguay); en Europa, apoyo a un centro diurno para niños y niñas de Scutari (Albania); en Oceanía, la construcción de una escuela primaria en Mount Hagen (Papúa Nueva Guinea); y en Asia, apoyo a diez niños del barrio más pobre de Ashgabat (Turkmenistán).

De cara a esta celebración, la Pontificia Obra de la Infancia Misionera, a través de iniciativas de animación y formación, implica a los más jóvenes en un itinerario de educativo para ayudarles a tomar conciencia de la propia vocación cristiana, insertándoles como miembros activos en la vida de la Iglesia y del mundo, y educándoles en el sentido de la responsabilidad y de la solidaridad.

La Pontificia Obra de la Infancia Misionera está presente en 150 naciones y apoya proyectos de solidaridad que ayudan a niños de los cinco continentes, ofreciéndoles comida, ropa, medicinas, casas y escuelas. Los ámbitos de trabajo misionero comprenden la pastoral de la infancia, la educación preescolar y escolar, la animación y formación cristiana y misionera, y la protección de la vida. En todo el mundo se calcula que la Pontificia Obra de la Infancia Misionera está ayudando a 20 millones de niños.

Bajo la guía de la Madre de Dios, y la experiencia de san Francisco Javier y santa Teresa de Lisieux, y tantos otros santos misioneros, los chicos y chicas misioneros renovarán mañana su compromiso de vivir la misión cada día, a través de la oración, del compartir, y de la amistad.

Precisamente ese ruego era la invitación que Juan Pablo II hizo a los más jóvenes en su mensaje a la Pontificia Obra de la Infancia Misionera un 6 de enero de 2003: “Las necesidades de los niños del mundo son tan numerosas y complejas, que ninguna hucha y ningún gesto de solidaridad, por grande que sea, bastarían para resolverlos. Es necesario –matizó el Pontífice- la ayuda desde lo Alto. Vosotros queridos jóvenes misioneros, asumid el compromiso de recitar un Ave María al día. Sabed que la eficacia de la misión se apoya sobre todo en la oración”.