Martes, 26 dic (RV).- En la fiesta de san Esteban, primer mártir de la Iglesia católica,
recordamos las palabras de Papa en su próximo mensaje de Año Nuevo, sobre el derecho
a la vida y a la libertad religiosa, garantías para la paz. Esteban inaugura una larga
historia de testigos de Jesucristo, acusados de fidelidad a la verdad y víctimas del
soborno o la difamación. Esteban había sido elegido por los Apóstoles para servir
a las mesas. El primer diácono, el enviado a servir a los necesitados. Los últimos
han sido el P. Santoro, en Turquía, asesinado por un disparo en el corazón cuando
se encontraba en el interior de su parroquia, en una ciudad turca. La hermana Leonella
Sgarbati, en Somalia, que acabada de dar una clase de enfermería.
El Papa
ha tenido palabras de reconocimiento hacia ellos y hacia el testimonio de tantos cristianos
que dedican su vida al servicio de los demás por causa del Señor Jesús, actuado como
siervos del amor y por tanto artífices de la paz. Alguno de ellos con el testimonio
supremo del derramamiento de sangre.
El Santo padre nos dirá en su mensaje
de la paz que en la violación del derecho a la vida y a la expresión de la propia
fe, ve «un síntoma preocupante de falta de paz en el mundo. «Hay regímenes que imponen
a todos una única religión, mientras que otros regímenes indiferentes alimentan, no
tanto una persecución violenta, sino un escarnio cultural sistemático respecto a las
creencias religiosas». «Esto promueve necesariamente una mentalidad y una cultura
negativa para la paz».
Mientras apedreaban a Esteban, él invocaba al Señor
Jesús y decía recibe mi espíritu; Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo
dicho esto, durmió. Sor Leonela muere con las mismas palabras: yo les perdono, les
perdono. Parece que tienen prisa para cumplir el último servicio, l servicio de la
paz. Jesús murió en la Cruz diciendo: Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen.