Jueves, 28 dic (RV).- El Evangelio narra la muerte de los niños inocentes por los
celos de Herodes ante un nuevo Rey. El texto tiene claras referencias a la infancia
de Moisés en Egipto y cómo el faraón, por miedo a una rebelión de esclavos, manda
matar a todos los niños varones. La expresión De Egipto llamé a mi hijo refuerza
la idea de identificar a Jesús con el Nuevo Moisés que vendrá para sacar al pueblo
de la esclavitud de la muerte y del pecado. Nuestra sociedad desarrollada, que
tanto proclama los derechos humanos, hechos para proteger a los más indefensos, no
es capaz de corregir el pasado. Peor aún hoy sigue habiendo víctimas de nuestro egoísmo
y de nuestra antropofagia consumista. El Obispo de Tarrasa, monseñor Joseph Angel
Saíz Meneses, acaba de publicar una carta en la que habla de los abortos en España,
tema gravísimo que crece vertiginosamente en nuestro país. El 5 de julio de 1.985
se aprobó en España la ley del aborto. Han transcurrido 20 años y desde entonces las
muertes por aborto han aumentado de manera acelerada. En mis años de pastoral parroquial
tuve ocasión de escuchar y acompañar a algunas mujeres que habían abortado y que arrastraban
un trauma considerable y difícil de superar. Hace un tiempo, era habitual que desde
aquí fueran a Londres a realizar tan execrable práctica. Me avergüenza que ahora vengan
a Barcelona o a Madrid personas de diferentes lugares de Europa. Pido a Dios que nuestro
país tenga todavía suficientes recursos morales para superar esta verdadera tragedia. Pidamos
a Dios que nos conceda un poco de sensatez a todos, comenzando por las administraciones,
siguiendo por los planes de educación, continuando por las familias, las escuelas,
los centros educativos cristianos. Hago un llamamiento en especial a la conciencia
de los profesionales del mundo de la salud, que tanto bien hacen a la sociedad y que
tan comprometidos están a favor de la vida.