Ante la ejecución de Sadam Husein, la Santa Sede recuerda la posición de la Iglesia
católica contraria a la pena de muerte
Sábado, 30 dic (RV).- Ante la ejecución, de Sadam Husein esta madrugada en Bagdad,
el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede ha declarado que «la ejecución
de una pena capital es siempre una noticia trágica, motivo de tristeza, aun cuando
se trata de una persona culpable de graves delitos». En la misma declaración, el Padre
Federico Lombardi recuerda que «la posición de la Iglesia católica –contraria a la
pena de muerte– ha sido reiterada en varias oportunidades.
«Matar al culpable
no es el camino para reconstruir la justicia y reconciliar a la sociedad», señala
el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, haciendo hincapié en que «aún
más, existe el riego de que se alimente el afán de venganza y se siembre nueva violencia».
La declaración termina destacando que «en este tiempo oscuro de la vida del pueblo
iraquí no se puede dejar de anhelar que todos los responsables cumplan verdaderamente
todo esfuerzo, con el fin de que, en una situación dramática, se vislumbren atisbos
de reconciliación y de paz».
También el Card. Renato Martino, presidente del
Pontificio Consejo Justicia y Paz, ha declarado que en días pasados, había tenido
la esperanza de que se hubiera juzgado oportuno no ejecutar la pena capital a la que
había sido condenado Sadam Husein. En una declaración concedida a nuestra emisora,
el Card. Martino ha afirmado que «espera y reza con el fin de que este último acto
no contribuya a agravar la ya crítica situación en Irak, país tan probado con tantas
divisiones y luchas fratricidas».
El Purpurado recuerda que se debe evitar
la pena de muerte - «como enseña la Encíclica Evangelium vitae - al considerar las
posibilidades con las que cuenta una sociedad moderna para reprimir eficazmente el
crimen de modo que, neutralizando a quien lo ha cometido, no se le prive definitivamente
de la posibilidad de redimirse’». (n.27) En este mismo contexto, el presidente del
Pontificio Consejo Justicia y Paz, hace hincapié en la posición de la Iglesia en lo
que respecta al don de la vida:
«Es bien conocida
la posición de la Iglesia sobre el don de la vida, de la que el hombre no tiene completa
disponibilidad y que debe ser defendida desde el momento de la concepción hasta su
fin natural. Esta posición excluye pues, tanto el aborto, como la experimentación
sobre embriones. Así como también la eutanasia y la pena de muerte, que son una negación
de la trascendente dignidad de la persona humana creada a imagen de Dios».