2006-12-14 17:03:51

Nuevo llamamiento por la paz en Oriente Medio, Líbano, Tierra Santa e Irak: el Papa recuerda a las numerosas víctimas inocentes de los conflictos en varias partes del mundo y el peligro para la supervivencia de algunos pueblos


Jueves, 14 dic (RV).- La Santa Sede recuerda a las numerosas víctimas inocentes de los conflictos y de los focos de tensión en varias partes del mundo y el peligro para la supervivencia de algunos pueblos, en especial de los más pobres. Lo ha reiterado Benedicto XVI, este jueves, en su discurso de bienvenida a los nuevos embajadores de Dinamarca, Kirguizistán, Mozambique, Uganda, Siria y Lesotho.

Tras saludar «a las autoridades civiles y religiosas y a los pueblos de estos países, con un pensamiento particular a las comunidades católicas, que viven y trabajan colaborando con sus hermanos», el Papa ha hecho hincapié en el deber «de las autoridades y de todas las personas que tienen responsabilidades en la sociedad civil, de buscar las soluciones más apropiadas para responder a las situaciones de sufrimiento y de pobreza. Impulsando la justicia en cada nación y en el marco de la comunidad internacional»: «En efecto, los responsables de la sociedad tienen el deber de no crear, ni mantener en un país o en una región, situaciones graves de malestar, en el plano político, económico y social, que hagan sentir en las personas que están al margen de la sociedad, de las decisiones y de la gestión. Y que no tienen el derecho de beneficiarse con los frutos del producto nacional. Semejantes injusticias son fuente de desorden y engendran una escalada de violencia. La búsqueda de la paz, de la justicia y de la concordia entre todos debe ser un objetivo prioritario.

Objetivo que exige que las personas que ejercen responsabilidades estén «atentas a las realidades concretas de los países, que se suprima todo lo que se opone a la justicia y a la solidaridad, en especial la corrupción y todo lo que impide el compartir los recursos de forma justa». El compromiso político y social debe ser un servicio y no la búsqueda de beneficios para unos pocos, en detrimento del bien común y requiere valentía: «Sé que hace falta cierta valentía para mantener el rumbo en medio de las dificultades, manteniendo como objetivo el bien de los individuos y de la comunidad nacional. Sin embargo, en la vida pública, la valentía es una virtud indispensable para no dejarse guiar por ideologías partidarias, por grupos de presión, ni por el anhelo de poder. Como recuerda la Doctrina social de la Iglesia, el bien de las personas y de los pueblos debe ser siempre el criterio primordial de las decisiones en la vida social».

Siria
Refiriéndose a la preocupación del gobierno de Siria, manifestada por el embajador de este país, «por la anexión de los altos del Golán por parte de Israel, en 1967», Benedicto XVI ha expresado su «pesar al constatar que en tiempos recientes las disputas territoriales ha desembocado, tristemente en conflictos armados que amenazan la paz y la estabilidad en todo Oriente Medio». El Santo Padre ha recordado que en varias ocasiones ha «clamado por el cese de la violencia en Líbano, en Tierra Santa y en Irak».

«El mundo mira con gran tristeza al ciclo de muerte y destrucción, mientras que personas inocentes siguen sufriendo, al tiempo que continúan los secuestros y los asesinatos selectivos», ha señalado el Papa, añadiendo que, «al igual que numerosos observadores imparciales, la Santa Sede cree que las soluciones son posibles sólo en el marco del derecho internacional, con la puesta en marcha de resoluciones de la ONU».

Una vez más, Benedicto XVI ha insistido en apremiar a la comunidad internacional para que las naciones de Oriente Medio estén apoyadas en sus anhelos de vivir en paz, con fronteras seguras reconocidas internacionalmente». Y, una vez más, el Papa ha recordado que «la Iglesia rechaza con firmeza la guerra como medio para resolver los conflictos internacionales, pues las guerras conducen a otros conflictos desgarradores». El Santo Padre ha recordado «el flagelo del terrorismo, que aumenta el miedo y la incertidumbre» y ha expresado su satisfacción ante las palabras del embajador sirio sobre «el compromiso del gobierno de Siria de contribuir al logro de la paz y de la estabilidad en Oriente Medio».

Compromiso en el que anhela colaborar la comunidad católica en Siria y en la región de Oriente Medio junto con todos los cristianos, ha afirmado también el Papa evocando su reciente visita al Patriarca Ecuménico en el Fanar y la Declaración conjunta que firmaron ambos.

Uganda
En su discurso al embajador de Uganda, el Papa se ha referido, en particular, a los desafíos que afronta este país africano, de la región de los Grandes Lagos y ha insistido en el deber de la comunidad internacional de prestar atención «a la grave crisis de ayuda humanitaria que afecta a más de un millón de personas en esta región».

Manifestando su aprecio por los esfuerzos cumplidos por numerosos ugandeses y los miembros de algunas organizaciones internacionales - que a menudo arriesgan sus propias vidas para asistir a los desplazados - el Santo Padre ha asegurado el compromiso de la Iglesia católica en su misión de servicio y caridad para con los más necesitados.

Mozambique
También en su discurso al embajador de Mozambique, el Santo Padre se ha referido a la misión de la Iglesia en su servicio a la comunidad internacional. En particular, a la promoción de la dignidad humana, de la paz y de la armonía entre los pueblos del mundo. Recordando los atroces sufrimientos de los mozambiqueños durante los años de guerra civil, el Papa ha expresado su satisfacción por el compromiso de paz alcanzado, gracias a Dios, en esta nación.

«Paz que no es mera ausencia de guerra», ha reiterado Benedicto XVI, señalando que es necesario que todos los ciudadanos, en particular «las autoridades civiles, políticas y religiosas, contribuyan con todos los medios posibles en el respeto de los derechos humanos y en la promoción de la justicia. Con el fin de que los individuos y las comunidades puedan crecer, libres de la amenaza de la opresión y de la corrupción, de la pobreza y de la discriminación».

Lesotho
En su discurso al nuevo embajador de Lesotho, el Santo Padre se ha referido asimismo al «flagelo del SIDA, que aflige a tantos millones de personas en el continente africano» y también en este país. Asegurando la voluntad de la Iglesia católica de ayudar a aliviar el sufrimiento de los afectados por esta cruel enfermedad y de sus familiares, Benedicto XVI ha recordado que «en el rostro de los enfermos, de los moribundos y de los que sufren, los cristianos reconocen el Rostro de Cristo».

El Papa ha señalado «la importancia vital de comunicar el mensaje de que la fidelidad en el matrimonio y la abstinencia fuera de él son el mejor camino para evitar la infección y la propagación del virus. Aún más, los valores que manan de una auténtica concepción del matrimonio y de la vida familiar constituyen el único cimiento seguro para una sociedad».

Dinamarca
En su discurso al embajador de Dinamarca, el Santo Padre ha expresado el aprecio de la Santa Sede por los esfuerzos de este país en la «promoción de la solidaridad activa en favor de las naciones más necesitadas, apoyando el desarrollo integral y trabajando para aliviar la trágica situación de pobreza, violencia, hambre y enfermedades que pesan sobre gran parte de la familia humana».

Reiterando que «en su proclamación del Evangelio y en su servicio de caridad, la Iglesia anhela cooperar con todas las personas de buena voluntad, para construir una comunidad global en la cual el odio y la intolerancia, la injusticia y la violencia dejen camino al entendimiento, a la reconciliación y a la cooperación generosa para alcanzar el bien común», Benedicto XVI ha hecho hincapié en que «sólo esta cooperación, capaz de trascender toda pertenencia nacional, étnica y religiosa, puede prevalecer sobre las numerosas amenazas contemporáneas contra la paz, como el terrorismo y las ideologías en las que éste se inspira».

El Papa ha recordado también la importancia de la rica herencia de fe cristiana del pueblo danés para afrontar los problemas políticos y éticos en este país y en Europa.

Kirguizistán
En la bienvenida dirigida al embajador de Kirguizistán, Benedicto XVI se ha referido a las relaciones de amistad que la pequeña comunidad católica en este país mantiene «con los musulmanes y los ortodoxos, con el anhelo de extender su mano a todos los pueblos de la misma nación».

Mientras - ha señalado el Papa - «los católicos en Kirguizistán desarrollan sus actividades caritativas en las prisiones y en el cuidado de los discapacitados. Actividades que forman parte del compromiso de amor de la Iglesia hacia todo ser humano, en especial de los más necesitados. Y para las cuales, la Iglesia «no desea poder ni privilegios, sino sólo la libertad de expresar su fe, trabajando por el bien, la justicia y la paz».







All the contents on this site are copyrighted ©.