Ángelus: “la festividad de la Inmaculada ilumina como un faro el tiempo de Adviento,
que es tiempo de vigilante y de confiada esperanza del Salvador”
Viernes, 8 dic (RV).- A mediodía, ante miles de fieles y peregrinos, el Santo Padre
Benedicto XVI ha presidido desde el balcón de su estudio en la plaza de san Pedro
el rezo del Ángelus. En su alocución antes de la oración mariana, Su Santidad ha manifestado
que la celebración de hoy, la Inmaculada Concepción, es sin duda una de las fiestas
más bonitas y populares dedicadas a la Beata Virgen María.
“María no sólo no
ha cometido ningún pecado, sino que incluso ha sido preservada de aquella común herencia
del género humano que es la culpa original. Y esto debido a la misión para la cual
desde siempre Dios la destinó: ser la Madre del Redentor”.
Todo ello está contenido
en la verdad de fe de la “Inmaculada Concepción”. El fundamento bíblico de este dogma
se encuentra en las palabras que el Ángel dirige a la joven de Nazaret: “Alégrate,
llena de gracia, el Señor está contigo”.
“Llena de gracia” - en texto original
griego kecharitoméne, dice el Papa -, es el nombre más bello de María, nombre que
le ha da Dios mismo, para indicar que es desde siempre y para siempre la amada, la
elegida, la favorecida para acoger el don más precioso, Jesús, “el amor encarnado
de Dios”.
Benedicto XVI dice que no podemos saber porqué entre todas las mujeres
Dios ha elegido a María. “Es un misterio insondable de la divina voluntad”. Sin
embargo, hay una razón que el Evangelio pone en evidencia, señala el Papa, y ésta
es: la humildad de María. Lo subraya bien Dante Alighieri en el último Canto del Paraíso:
“Virgen Madre, hija de tu Hijo, / humilde y alta entre las criaturas, / termino fijo
de eterno consejo”.
La Virgen misma en el “Magnificat”, su canto de alabanza,
dice: “Mi alma magnifica al Señor… porque ha visto la humildad de su sierva”. Así
pues, “atraído Dios por esta humildad”, como indica el Evangelio de Lucas, María se
ha convertido en la Madre de Dios, imagen y modelo de la Iglesia, elegida entre los
pueblos para recibir la bendición del Señor y difundirla entre toda la familia humana.
Esta
“bendición” no es otra cosa que Jesucristo. Él es la Fuente de la gracia, de la cual
María ha sido colmada desde el primer instante de su existencia. Ha acogido con fe
a Jesús y con amor lo ha donado al mundo. Ésta es también nuestra vocación y nuestra
misión, la vocación y la misión de la Iglesia: acoger a Cristo en nuestra vida y donarlo
al mundo, “para que el mundo se salve por medio de Él”.
Benedicto XVI ha terminado
su alocución recordando que la festividad de la Inmaculada ilumina como un faro el
tiempo de Adviento, que es tiempo de vigilante y de confiada esperanza del Salvador.
“Mientras avanzamos al encuentro de Dios que llega, miramos a María que “brilla como
signo de segura esperanza y consolación para el pueblo de Dios en camino”. Y con esta
conciencia de que María guía nuestros pasos hacia el Redentor, el Papa ha invitado
a todos los fieles a que le acompañen esta tarde en la Plaza de España en el tradicional
acto de homenaje a esta “dulce Madre por gracia y de la gracia”.
Después del
rezo del Ángelus, el Papa ha saludado en diversas lenguas a todos los fieles congregados
en la plaza de san Pedro. Estas han sido sus palabras en español.
Saludo cordialmente
a los peregrinos de lengua española que participan en esta oración mariana. En la
solemnidad de la Inmaculada Concepción contemplamos a la Madre de Dios, llena de gracia
y hermosura, y le pedimos que nos ayude a vivir cada día completamente entregados
al servicio de nuestros hermanos. ¡Feliz fiesta de la Inmaculada!
En italiano,
el Papa ha saludado a los miembros de la Pontificia Academia de la Inmaculada, guiados
por su presidente el cardenal Andrea Maria Deskur. En esta fiesta, tradicionalmente
dedicada por la Acción Católica Italiana a la renovación de su adhesión, el Papa ha
dirigido también un cordial saludo a la Presidencia Nacional Italiana y a los educadores
de la Acción Católica para los menores, reunidos estos días en Roma para su congreso
anual.
“Animo a la Acción Católica -ha dicho el Santo Padre- a desarrollar
cada vez más su compromiso formativo, de manera que sus socios crezcan en santidad
de vida y comunión eclesial y sean testigos creíbles de Jesucristo resucitado, esperanza
de la humanidad. Que la Virgen Inmaculada bendiga la Acción Católica y la sostenga
en el generoso propósito de servir a la Iglesia y a su misión evangelizadora.