Desde la península de Anatolia, puente natural entre continentes, el Papa invoca la
paz y la reconciliación, sobre todo para los que habitan en la Tierra que llaman
“santa”, y que así lo es para cristianos, hebreos y musulmanes
Miércoles, 29 nov (RV).- Después de una primera jornada política, institucional y
protocolaria en Ankara, Benedicto XVI se ha traslado a primera hora de la mañana a
Éfeso, en el santuario de la Casa de María, iniciando así una jornada de marcado carácter
mariano y ecuménico que culminará en Estambul con el abrazo con el patriarca ortodoxo
Bartolomé I. En el santuario di ''Meryem Ana Evi'' (la Casa de la Madre María) que
dista 4 kilómetros de Éfeso, el Papa ha encontrado a la pequeña comunidad católica
y a los obispos y ha celebrado una Misa solemne.
El santuario surge en un
sito arqueológico descubierto hace ago más de un siglo por los Padres Lazaristas de
Esmirna. Hoy la Casa de María es visitada no sólo por cristianos, sino sobre todo
por musulmanes, aunque no existen pruebas arqueológicas de que en ella efectivamente
haya vivido la Madre de Jesús.
La Santa Misa, que ha celebrado Benedicto XVI
a mediodía, ha tenido una marcada connotación mariológica y eclesial. Los textos y
las lecturas bíblicas han subrayado el misterio de la Maternidad de María en referencia
a su presencia, junto al apóstol Juan, bajo la Cruz de Cristo.
El Santo Padre
en su homilía ha querido rendir gracias al Señor por la divina maternidad de María,
misterio y dogma que aquí en Éfeso, en el Concilio ecuménico del año 431, vino solemnemente
confesado y proclamado. El Pontífice ha recordado que en este lugar, uno de los más
queridos por la Comunidad cristiana, también llegaron en peregrinación Pablo VI, Juan
Pablo II y Angelo Roncalli, el futuro beato Juan XXIII, antes de ser Papa en calidad
de representante Pontificio entre 1935 y 1944.
“La maternidad de María inicia
con el fiat de Nazaret y se cumple bajo la Cruz”, ha afirmado el Papa. “Viendo desde
lo alto de la cruz a la Madre y a su lado el discípulo amado, Cristo agonizante reconoció
la primicia de la nueva Familia que había venido a formar en el mundo, el germen de
la Iglesia y de la nueva humanidad. Por eso se dirigió a María llamándola “mujer”
y no “madre”; término que en cambio utilizó confiándola al discípulo: “he aquí a tu
madre”. El Hijo de Dios cumplió así su misión: “nacido de la Virgen para compartir
todo, excepto el pecado, de nuestra condición humana, en el momento de volver al Padre
dejó en el mundo el sacramento de la unidad del género humano”.
“Inspirado
por el Espíritu Santo, san Pablo afirma que Jesucristo no sólo nos ha traído la paz,
sino que “Cristo es nuestra paz”, expresión que Benedicto XVI ha escogido para este
viaje apostólico. Y “la Virgen María, madre de Cristo y de la Iglesia, es la Madre
de aquel misterio de unidad que Cristo y la Iglesia inseparablemente representan
y construyen en el mundo y a lo largo de la historia”.
“Cristo ha hecho de
los dos un solo pueblo”. Afirmación que se refiere en sentido propio a la relación
ente judíos y gentiles en orden al misterio de la salvación eterna; afirmación, sin
embargo, - ha explicado el Santo Padre - que se puede extender en el plano análogo
a las relaciones entre pueblos y civilizaciones presentes en el mundo. “Cristo ha
venido a anunciar la paz no sólo entre los hebreos, sino en todas las naciones, porque
todas provienen del mismo Dios, único Creador y Señor del universo”.
“Desde
esta franja de la península de Anatolia, puente natural entre continentes, invoquemos
la paz y la reconciliación sobre todo para aquellos que habitan en la Tierra que
llaman “santa”, y que así lo es para cristianos, hebreos y musulmanes; es la tierra
de Abraham, de Isaac y de Jacob destinada a hospedar a un pueblo que tenía que convertirse
en bendición para todas las gentes.
Sobre la actividad del Papa en Estambul
nos habla el padre Rubén Tierrablanca, presidente de la Unión de religiosos y religiosas
de Turquía, que nos acompaña en este viaje.
24 horas
después de su llegada a Turquía nuestro enviado nos hace un breve panorama de la agenda
que Benedicto XVI tiene todavía que cumplir.
“La visita
pastoral del Papa ha empezado bien”, según la prensa turca que resalta los gestos
recíprocos de acercamiento entre ambas partes, el diálogo y “la sorpresa” que ha representado
el apoyo del Pontífice a la entrada de Turquía en la Unión Europea.