2006-11-13 15:42:39

En su encuentro con el nuevo embajador japonés, Benedicto XVI alienta las negociaciones bilaterales y multilaterales pacíficas para alcanzar la desnuclearización de la península coreana


Lunes, 13 nov (RV).- Ante la crisis en el Lejano Oriente y para lograr la desnuclearización de la península coreana, Benedicto XVI reitera la apremiante importancia de las negociaciones bilaterales y multilaterales. En su cordial bienvenida al nuevo embajador de Japón, el Papa exhorta al diálogo y a la colaboración interreligiosa e intercultural para impulsar la justicia, la lucha contra la pobreza y la paz mundial.

Con el anhelo de que el pueblo del Japón siga impulsando «su desarrollo humano y espiritual, en el respeto de la dignidad humana de la persona y en la búsqueda incansable de la paz y la solidaridad entre los pueblos», Benedicto XVI ha dado su bienvenida, este lunes, al nuevo embajador japonés ante la Santa Sede y ha hecho hincapié en la importancia del diálogo y de las «colaboraciones interreligiosas e interculturales para promover una sociedad justa, la paz mundial y la lucha contra la pobreza, en una solidaridad creciente».

En el acto de presentación de las Cartas Credenciales del embajador nipón y - manifestando su aprecio por los esfuerzos cumplidos por el Japón - el Papa ha exhortado a esta nación a «perseverar en su compromiso en favor de una paz justa y estable en el mundo, en particular en el Lejano Oriente». En este contexto, Benedicto XVI ha afirmado que «ante la crisis que sufre actualmente esta región, la Santa Sede alienta las negociaciones bilaterales y multilaterales, con la convicción de que la solución se debe encontrar sólo a través de medios pacíficos y en el respeto de los compromisos asumidos por todas las partes para alcanzar la desnuclearización de la península coreana».

En esta misma perspectiva, el Santo Padre ha expresado su profundo anhelo de que «la comunidad internacional prosiga e intensifique la ayuda humanitaria a los pueblos más vulnerables, en particular en Corea del Norte, con el fin de que una eventual interrupción no conlleve gravísimas consecuencias para la población civil».

Renovando su gran aprecio por la generosidad de la nación japonesa para con los países más necesitados, Benedicto XVI ha insistido en la apremiante necesidad de que se impulse un compromiso intenso, con el fin de que no se agraven aún más «las consecuencias nefastas de las fuertes disparidades que persisten entre los países desarrollados y los más necesitados, sino que se impulse una solidaridad auténtica, estimulando el crecimiento económico y social de los países más pobres».

El Obispo de Roma ha expresado su satisfacción por el respeto que recibe la Iglesia católica en el Japón y, saludando a los obispos y a todos los católicos en esta nación, los ha alentado a «vivir firmemente en la comunión de la fe y a proseguir en su compromiso en favor de la paz y de la reconciliación entre los pueblos de la región y en una colaboración generosa con sus compatriotas».

El Santo Padre ha destacado que las ricas tradiciones culturales y espirituales japonesas han contribuido a la difusión de los valores humanos fundamentales y ha hecho hincapié en que «el reconocimiento de la dimensión espiritual de la sociedad, suscitando un auténtico diálogo entre las religiones y entre las culturas, favorece un camino común – fraterno y solidario – que es el único camino capaz de permitir el desarrollo integral del hombre».

Tras reiterar que la búsqueda de la paz entre las naciones debe ser una prioridad «hoy más que nunca», Benedicto XVI ha señalado, también este lunes, que «las crisis que conoce el mundo no pueden encontrar soluciones definitivas por medio de la violencia. Todo lo contrario. Sólo se pueden resolver a través de medios pacíficos, en el respeto de los compromisos adquiridos».

«Como ya sabemos – y como la experiencia no cesa de demostrar – la violencia jamás podrá ser una respuesta justa para los problemas de las sociedades, puesto que destruye la dignidad, la vida y la libertad del hombre que pretende defender», ha insistido el Papa, reiterando luego la importancia de los ámbitos culturales, políticos y económicos para construir la paz. «Paz que, en primer lugar se debe construir en los corazones. Pues allí es donde se desarrollan los sentimientos que pueden impulsarla o, al contrario, amenazarla, debilitarla o sofocarla». (Carta de Benedicto XVI para el XX aniversario del encuentro interreligioso de Asís, 2 de septiembre de 2006).







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