Miércoles, 25 oct (RV).- En numerosas ocasiones el Observador Permanente de la Santa
Sede ante la ONU ha reiterado el deber de salvar a los menores víctimas de las guerras
y de reintegrar en la sociedad a los niños soldado. La Santa Sede ha recordado siempre
que el tráfico de las denominadas ‘armas ligeras’ es una amenaza contra la paz, el
desarrollo y la seguridad en todo el mundo y exhorta a impulsar un esfuerzo conjunto
de la comunidad internacional, no sólo para combatir el tráfico de armas, sino también
para erradicar todas aquellas actividades que se enlazan con esta plaga, como son
el terrorismo y el crimen organizado. Precisamente ésta es la base de la semana del
desarme convocada del 24 al 30 de octubre por las Naciones Unidas. La semana del
desarme que recordamos durante estos días se estableció con el fin de difundir información
sobre el peligro de la carrera de armamentos, dar a conocer la necesidad de que cesara
la proliferación y fomentar un mayor entendimiento entre el público de las tareas
más urgentes del desarme.
En el mundo, las armas pequeñas y ligeras causan
al menos medio millón de muertes, una cada minuto, según explica el Instituto Internacional
de Investigación sobre la Paz. Cada año se fabrican 16 mil millones de municiones
en el mundo, lo que equivale a 2.5 por habitante. Actualmente hay 640 millones de
armas pequeñas y ligeras en el mundo, una por cada 10 personas, fabricadas por 1249
empresas de más de 90 países, según un informe, Rights at risk (Los derechos en riesgo,
junio 2004).
Una de las zonas del planeta en el que más armas se registra en
posesión de la población, es América Latina. Frecuentemente Colombia es el caso al
que se hace más referencia cuando se hablan estos temas pero hay casos igualmente
alarmantes. Brasil, por ejemplo, presenta índices superiores a muchos países que se
encuentran sumergidos en conflictos armados: alrededor de de 40.000 muertos por armas
de fuego al año. Incluso en Colombia, si contextualizamos los datos podemos saber
que, actualmente, se calcula que el 80 por ciento de los homicidios son relacionados
a la criminalidad y no a la guerra civil. En El Salvador, el 60 por ciento de las
armas que circulan no cuenta con permisos, de acuerdo con un estudio del Programa
de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Es decir que más de 450 mil armas
en manos de civiles solo 175 mil están registradas.
El año pasado, en todo
el mundo, de las 200.000 muertes por armas de fuego no vinculadas a guerras aproximadamente
la mitad se produjeron en América Latina y el Caribe. Según un estudio de la BBC,
el número de homicidios cometidos con armas de fuego en un año, teniendo en cuenta
las proporciones de las poblaciones, el peor afectado del mundo es Colombia, con 21.898,
seguido de África del Sur, con 13.572. En tercera posición está Venezuela, con 5.408
homicidios. En Brasil hay 25.603 homicidios anuales con armas de fuego, pero su población
es aproximadamente 4,4 veces mayor que la colombiana.
Para favorecer un mundo
pacífico, Pablo VI creó en el lejano 1969 la "Jornada mundial por la paz", instituida
para el primer día de cada año. Pablo VI, en su mensaje primer, llamado "La jornada
de la paz", escribía que tal "propuesta...no desea calificarse como exclusivamente
nuestra, religiosa, es decir católica; esta propuesta quisiera encontrar la adhesión
de todos los amigos verdaderos de la paz casi como si fuera una iniciativa propia".
La tradición ha sido mantenida por todos los Pontífices, porque como decía Pablo VI,
“la paz depende de cada uno de nosotros y las armas verdaderas son la bondad, el amor
y el perdón”.