El Papa insta a los universitarios y profesores de los ateneos pontificios a cultivar
el silencio y la contemplación “para que las palabras puedan tener valor y utilidad”
y no engrosen la inflación de discursos en el mundo
Martes, 24 oct (RV).- Como cada año por esta fecha se da cita en la basílica de san
Pedro la comunidad académica eclesiástica romana, actualmente formada por unas 15
mil personas, con ocasión de la inauguración del año académico de los Ateneos Pontificios.
Benedicto XVI, como es ya tradicional, intervino ayer por la tarde al final de la
Misa de inauguración, celebrada por el prefecto de la Congregación para la Educación
católica, cardenal Zenon Grocholewski.
El Papa en su discurso puso de relieve
“la importancia prioritaria de la vida espiritual y la necesidad de cuidar junto al
crecimiento cultural, una equilibrada maduración humana y una profunda formación
ascética y religiosa. “Quien quiere ser amigo de Jesús, ya sea seminarista, sacerdote,
religioso, religiosa o laico, ha de cultivar -dijo el Pontífice- una íntima amistad
con Él en la meditación y en la oración”.
La profundización en las verdades
cristianas y el estudio de la teología o de otras disciplinas religiosas presuponen
una educación al silencio y a la contemplación, porque hay que ser capaces de escuchar
con el corazón a Dios que nos habla. El pensamiento tiene siempre necesidad de purificación
para poder entrar en la dimensión en la que Dios pronuncia su Palabra creadora y redentora.
"Sólo
si provienen del silencio y la contemplación -añadió el Santo Padre- nuestras palabras
pueden tener valor y utilidad y no caer en la inflación de los discursos del mundo,
que buscan el consenso de la opinión común", indicó el Papa durante su discurso a
los estudiantes y profesores de las universidades pontificias.
El Pontífice
dijo que la comunidad académica eclesiástica se "caracterizada por una gran variedad
de procedencias", que manifiestan "la universalidad y unidad de la Iglesia católica".
También definió a las universidades pontificias "como una bella comunidad porque se
dirigen a los jóvenes, dándoles la oportunidad de entrar en contacto con instituciones
de alto valor teológico y cultural; y ofreciéndoles la posibilidad de enriquecerse
de experiencias eclesiales y pastorales".
Precisamente, sobre estas palabras
de Benedicto XVI a los universitarios de las Pontificias Universidades y Ateneos,
nos ofrece su testimonio el Rector Magnífico de la Gregoriana, conocida como heredera
y continuadora del Colegio Romano, fundado por san Ignacio de Loyola en 1551. El Padre
Gianfranco Ghirlanda, de la Compañía de Jesús, hace hincapié en la exhortación del
Papa a «cultivar el silencio y la contemplación», siendo amigos y auténticos discípulos
de Jesús:
El Rector
Magnífico de la Pontificia Universidad Gregoriana – comunidad universitaria en la
que están representadas 135 naciones – destaca también ante nuestros micrófonos el
aliento de Benedicto XVI para impulsar la universalidad y unidad de la Iglesia, en
comunión con el Pontífice: