Visita a la Universidad Lateranense: el Papa advierte contra el primado de una inteligencia artificial, cada vez más sometida a la técnica experimental, que olvida que toda ciencia tiene que salvaguardar al hombre

Sábado, 21 oct (RV).- Benedicto XVI ha visitado esta mañana la Pontificia Universidad Lateranense, en ocasión de la apertura del año académico 2006-2007, que es el 234 desde la fundación de este ateneo romano. Han recibido al Pontífice el gran canciller de la Universidad, cardenal Camillo Ruini, el rector magnifico, el obispo Mons. Rino Fisichella, y todos los miembros del senado académico. A las personas que le han saludado en la entrada de la Universidad, el Papa, improvisando unas breves palabras, les ha hablado de la importancia de los estudios universitarios como camino de la sabiduría. Después como estaba previsto ha pronunciado un discurso en el Aula Magna de este ateneo romano.

El contexto académico ha llevado al Pontífice a abordar el dramatismo de un tema actual como es: “la crisis de cultura e identidad”. “En la universidad se custodia la riqueza de la tradición que permanece viva en los siglos. En ella puede ser ilustrada la verdad cuando viene acogida en su autenticidad con ánimo sencillo y abierto”, ha dicho el Papa.

“El contexto contemporáneo parece dar el primado a una inteligencia artificial que depende cada vez más de la técnica experimental y olvida de este modo que toda ciencia debe salvaguardar también al hombre y promover su tensión hacia el bien auténtico. Sobrevalorar el “hacer” oscureciendo “el ser” no ayuda a recomponer el equilibrio fundamental del cual cada uno tenemos necesidad, para dar a la propia existencia un sólido fundamento y una válida finalidad.

Dejarse llevar por el afán del descubrimiento sin salvaguardar los criterios de una visión más profunda, según el Santo Padre, nos podría hacer caer fácilmente en el drama de la fábula del joven Ícaro, que por el gusto de volar hacia la libertad quemó sus alas de cera al acercarse demasiado al sol. “En la vida -ha afirmado el Papa- hay otras ilusiones de las que no nos podemos fiar sin correr el riesgo de consecuencias desastrosas para nuestra propia existencia y la ajena”.

“El docente universitario tiene la tarea no solo de indagar la verdad y de suscitar perenne estupor, sino también de promover el conocimiento en todas sus facetas y de defenderlo de interpretaciones reducti Benedicto XVI ha visitado esta mañana la Pontificia Universidad Lateranense, en ocasión de la apertura del año académico 2006-2007, que es el 234 desde la fundación de este ateneo romano. Han recibido al Pontífice el gran canciller de la Universidad, cardenal Camillo Ruini, el rector magnifico, el obispo Mons. Rino Fisichella, y todos los miembros del senado académico. A las personas que le han saludado en la entrada de la Universidad, el Papa, improvisando unas breves palabras, les ha hablado de la importancia de los estudios universitarios como camino de la sabiduría. Después como estaba previsto ha pronunciado un discurso en el Aula Magna de este ateneo romano.

El contexto académico ha llevado al Pontífice a abordar el dramatismo de un tema actual como es: “la crisis de cultura e identidad”. “En la universidad se custodia la riqueza de la tradición que permanece viva en los siglos. En ella puede ser ilustrada la verdad cuando viene acogida en su autenticidad con ánimo sencillo y abierto”, ha dicho el Papa.

El contexto contemporáneo parece dar el primado a una inteligencia artificial que depende cada vez más de la técnica experimental y olvida de este modo que toda ciencia debe salvaguardar también al hombre y promover su tensión hacia el bien auténtico. Sobrevalorar el “hacer” oscureciendo “el ser” no ayuda a recomponer el equilibrio fundamental del cual cada uno tenemos necesidad, para dar a la propia existencia un sólido fundamento y una válida finalidad.

Dejarse llevar por el afán del descubrimiento sin salvaguardar los criterios de una visión más profunda, según el Santo Padre, nos podría hacer caer fácilmente en el drama de la fábula del joven Ícaro, que por el gusto de volar hacia la libertad quemó sus alas de cera al acercarse demasiado al sol. “En la vida -ha afirmado el Papa- hay otras ilusiones de las que no nos podemos fiar sin correr el riesgo de consecuencias desastrosas para nuestra propia existencia y la ajena”.

“El docente universitario tiene la tarea no solo de indagar la verdad y de suscitar perenne estupor, sino también de promover el conocimiento en todas sus facetas y defenderlo de interpretaciones restrictivas y distorsionadas. Poner en el centro el tema de la verdad no es un acto meramente especulativo reducido a un pequeño círculo de pensadores; al contrario, es una cuestión vital para dar profunda identidad a la vida personal y suscitar la responsabilidad en las relaciones sociales”.

“Este empeño a través del estudio y de la investigación, en espíritu de paciencia y perseverancia por encontrar y descubrir la verdad, es una fatiga, pero también -ha dicho el Pontífice- es una alegría por haberla encontrado”. Y es en esta fatiga y pasión en la que la Universidad debe comprometerse.

“Dios es la verdad última a la cual tiende toda razón, solicitada por el deseo de cumplir hasta el fondo el recorrido que le ha sido asignada”, ha dicho finalmente el Benedicto XVI. “Dios no es una palabra vacía, ni una hipótesis abstracta; al contrario, es fundamento sobre el cual construir la propia vida”. “Vivir en el mundo comporta la asunción de una responsabilidad que sabe hacerse cargo de indagar cualquier recorrido factible con tal de acercarse lo mas posible a Él, que es fin a lo cual todo tiende”.

Durante la visita a la Pontificia Universidad Lateranense ha sido inaugurada una lápida conmemorativa. El Papa ha presidido también la inauguración de algunos locales, tras importantes trabajos de ampliación y de remodelación. En particular, el Santo Padre ha bendecido la nueva biblioteca Beato Pio IX y la sala de lectura Juan Pablo II y ha inaugurado la nueva Aula Magna, que lleva su nombre, y donde el Pontífice ha pronunciado su discurso.