Exequias fúnebres por el cardenal Monduzzi: “el purpurado llega ahora a la patria
celestial, patria prometida a los que dedican la vida al servicio de Dios y de los
hermanos”
Martes, 17 oct (RV).- Benedicto XVI presidió ayer en la basílica vaticana las exequias
fúnebres por el eterno descanso del cardenal Dino Monduzzi, Prefecto Emérito de la
Casa Pontificia fallecido el viernes a los 84 años: “un humilde colaborador al servicio
de la Iglesia y de 4 pontífices”.
“La esperanza cristiana, enraizada en una
fe sólida en la palabra de Cristo, es el áncora de salvación que nos ayuda a superar
las dificultades aparentemente insuperables y nos permite entrever la luz de la alegría
más allá de la oscuridad del dolor y de la muerte”. Lo afirmó ayer Benedicto XVI en
la homilía de las exequias fúnebre presididas por él por el eterno descanso del cardenal
Dino Monduzzi, prefecto emérito de la Casa Pontificia fallecido el pasado viernes
a los 84 años de edad, tras una larga enfermedad.
En su homilía el Papa recorrió
la vida de este fiel servidor de la Iglesia nacido en la provincia italiana de Ravenna
recordando su sacerdocio en Calabria y Cerdeña su compromiso pionero como capellán
de jornaleros y campesinos en la comarca del Fucino, el sucesivo servicio en la Santa
Sede como Maestro de Cámara y después como secretario y regente del Palacio Apostólico”.
El
suyo fue un largo y apreciado servicio dedicado a cuatro pontífices, que en 1986 fue
coronado con el nombramiento de Prefecto de la Casa Pontificia y del nombramiento
de Obispo titular de Capri. En este encargo confirmó sus dotes organizadoras tanto
en la actividad ordinaria de la Casa Pontificia, como en los viajes apostólicos del
Papa en Italia.
Benedicto XVI recordó que fue Juan Pablo II quién le concedió
la púrpura cardenalicia el 21 de febrero de 1998. “Sintiéndose un humilde colaborador
de la misión de los pontífices como Prefecto de la Casa Pontifica tuvo la ocasión
de encontrar a los hombres más poderosos del mundo, que siempre acogió con cortesía,
con el calor y la simpatía.
Característica humanas que nacían de su fe convencida
y de sus orígenes regionales. En cualquier circunstancia supo encontrar en la virtud
de la paciencia la vía maestra para conformar su vida a Cristo, soportando dificultades
y sufrimientos y ejercitando la caridad con todos. “El cardenal Monduzzi concluyó
el Papa después de un largo itinerario humano y sacerdotal llega ahora a la patria
celestial, patria prometida a los que dedican la vida al servicio de Dios y de los
hermanos”.