2006-10-13 17:34:52

Congreso «Vida consagrada y doctrina social: caminos de formación»


Viernes, 13 oct (RV).- Benedicto XVI desea que el encuentro que se inauguró ayer en el Pontificio Consejo Justicia y Paz «impulse una contemplación cada vez más viva del icono de Cristo, Príncipe de la paz, suscitando un creciente y generoso compromiso en la promoción de los valores universales de justicia y solidaridad en el respeto de los derechos humanos de la persona».

El encuentro, que se clausuró este viernes, se proponía reflexionar sobre la exigencia intrínseca de la vocación religiosa y sobre la aportación que puede dar la doctrina social de la Iglesia para «responder a la humanidad que clama en favor de la justicia social, la paz y la salvaguarda de la creación». En la apertura de los trabajos se leyó un telegrama, enviado por el Cardenal Secretario de Estado, Tarcisio Bertone, expresando, precisamente, el anhelo del Papa y dirigido a los participantes en esta cita dedicada al tema «Vida consagrada y doctrina social: caminos de formación».

«Los religiosos y las religiosas, poniéndose totalmente al servicio de la caridad de Cristo hacia el hombre y el mundo, anticipan y muestran en sus vidas aquella humanidad nueva que es símbolo de la civilización del amor, que la doctrina social de la Iglesia quiere propiciar y promover», señaló, en la presentación de este encuentro, el presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz, cardenal Renato Martino.

Sumándose a esta iniciativa, el prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, cardenal Franc Rodé, envió también un mensaje, subrayando que «la escucha atenta de lo que resuena en la invocación de cada pueblo en favor de la paz, la justicia y la libertad, ha hecho brotar desde siempre en el corazón de la Iglesia y de cuantos siguen plenamente a Cristo la exigencia de una respuesta, de gestos concretos y visibles, en los cuales es posible reconocer las semillas de un futuro de esperanza».

Ante los actuales escenarios de guerras, destrucciones e injusticias evidentes y ante los nuevos muros de racismo y de miedo, levantados por el terrorismo, la religiosa salesiana Sor Enrica Rosanna, subsecretaria del dicasterio pontificio para los religiosos, evocó el camino que tantos consagrados y consagradas cumplen cada día, aun arriesgando su propia vida. Como ocurrió recientemente con dos misioneros italianos, Don Andrea Santoro y Sor Leonella Sgorbati, que murieron testimoniando «la paz, la tolerancia, el diálogo y la redención social. Destellos de luz en la noche oscura de los pueblos, faros generadores de la esperanza cristiana».

También intervino el fundador de la Comunidad de San Egidio, Andrea Riccardi, quien se refirió a los «itinerarios de santidad social de las personas consagradas en los siglos XIX y XX». Y el Padre Enrique Colom, de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, destacó «el significado teológico y espiritual de la relación entre vida consagrada y doctrina social de la Iglesia».







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