Nuevo llamamiento de Benedicto XVI a la colaboración entre judíos, musulmanes y cristianos
para impulsar la paz en el mundo
Jueves, 12 oct (RV).- Al recibir a una delegación de la Liga judía contra la difamación,
el Papa ha recordado que la Iglesia deplora toda forma de antisemitismo y todo abuso
de la religión como pretexto para el odio y la violencia.
Hoy, en nuestro mundo,
los líderes religiosos, políticos, académicos y económicos tienen ante sí el apremiante
desafío de impulsar el diálogo entre los pueblos y entre las culturas. Lo ha reiterado,
una vez más este jueves, Benedicto XVI en su cordial bienvenida al Vaticano a una
delegación de la Liga judía contra la difamación, que nació en 1913, con el fin de
detener la difamación del pueblo judío, por medio de la razón, la conciencia y la
ley.
Audiencia en la que el Papa ha evocado a su amado predecesor, el Siervo
de Dios Juan Pablo II, que les había recibido en varias oportunidades, manifestando
su alegría al proseguir estos encuentros con grupos representativos del pueblo judío.
Tras insistir en la necesidad de fortalecer nuestro mutuo entendimiento, colaborando
en la construcción de una sociedad en la que se desarrollen cada vez más «la justicia
y la paz», Benedicto XVI ha señalado que necesitamos conocernos mejor los unos a los
otros, destacando la necesidad del «auténtico respeto» y los valores cuya promoción
podemos y debemos compartir los judíos, los cristianos y los musulmanes: «Necesitamos
conocernos mejor los unos a los otros, fortaleciendo este conocimiento mutuo y construyendo
relaciones que no sean simplemente de tolerancia sino de auténtico respeto. Los judíos,
los cristianos y los musulmanes comparten muchas convicciones comunes y son numerosas
las áreas de ayuda humanitaria y de compromiso social en las que podemos y debemos
cooperar».
Señalando asimismo que la declaración del Concilio Vaticano II Nostra
Aetate «nos recuerda que las raíces judías del cristianismo nos apremian a superar
los conflictos del pasado y a crear nuevos lazos de amistad y colaboración», el Papa
ha enfatizado que este mismo documento conciliar afirma que la Iglesia deplora todas
las formas de odio y de antisemitismo: «Afirma, en particular, que la Iglesia deplora
todas las formas de odio y persecución contra los judíos, así como todas las manifestaciones
de antisemitismo en todos los tiempos y provengan de donde provengan».
Refiriéndose
luego a los importantes y numerosos avances registrados a lo largo de las cuatro décadas
que nos separan de este documento del Concilio Vaticano II, Benedicto XVI ha alentado
a perseverar y a impulsar el diálogo, con el anhelo de que el Todopoderoso bendiga
los esfuerzos en favor de la paz en el mundo: «Que nuestro Padre en el cielo bendiga
todos los esfuerzos que se realicen para eliminar de nuestro mundo cualquier abuso
de la religión como pretexto para el odio y la violencia».