Mensaje del Papa al I Congreso Mundial de televisiones católicas en Madrid, una «importante
ocasión para defender la dignidad de cada persona, promover la paz, la solidaridad,
la unidad y la comunión en el conjunto de la familia humana»
Martes, 10 oct (RV).- Con un Mensaje de Benedicto XVI se ha inaugurado en Madrid,
el I Congreso Mundial de televisiones católicas, que terminará el próximo 13 de octubre,
«importante ocasión para defender la dignidad de cada persona, promover la paz, la
solidaridad, la unidad y la comunión en el conjunto de la familia humana».
El
Mensaje lleva la firma del Cardenal Secretario de Estado, Tarcisio Bertone, y transmite
el cordial saludo de Su Santidad Benedicto XVI a los participantes en el I Congreso
Mundial de Televisiones Católicas, que se celebra en Los Negrales, Madrid, del 10
al 13 de octubre, organizado por el Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales,
con la generosa colaboración de la archidiócesis madrileña.
Tras hacer extensivo
el saludo del Papa a quienes siguen el mencionado Congreso por Internet y otros medios
de comunicación social, el Mensaje recuerda que el objetivo de esta cita en la capital
española «es favorecer el encuentro, el diálogo y la cooperación entre las numerosas
entidades eclesiales que producen o emiten programas televisivos en diversas partes
del mundo». En un gran esfuerzo para cumplir la misión de la misma Iglesia «de comunicar
el Evangelio y sus valores con el lenguaje audiovisual de nuestro tiempo».
Recordando
que el medio televisivo llega a «un incalculable número de personas, culturas y naciones,
que se ven unidas por el lenguaje audiovisual», el mensaje pontificio hace hincapié
en que «actualmente se da una mayor posibilidad de crear instituciones capaces de
difundir sus productos a través de las nuevas redes de comunicación. Todo ello – fruto
de la maravillosa creatividad del ser humano (cf. Decr. Inter mirifica, 1) – debe
aprovecharse como una importante ocasión para defender la dignidad de cada persona,
promover la paz, la solidaridad, la unidad y la comunión en el conjunto de la familia
humana».
A este respecto, el mensaje enviado en nombre de Benedicto XVI evoca
«al amado Papa Juan Pablo II», que «impulsó a la Iglesia en esta dirección con su
Carta apostólica El rápido desarrollo» (24 de enero 2005), que se ha escogido, precisamente
como lema de este Congreso mundial. Encuentro que «es en sí mismo un signo de la
oportunidad de dicha Carta, y se ofrece como una ocasión muy propicia para el diálogo
interpersonal, el conocimiento directo entre participantes de todo el mundo que, unidos
en una misma comunión eclesial, se esfuerzan por responder a los desafíos que la sociedad
contemporánea plantea a los discípulos de Cristo».
«La Iglesia se plantea ahora
no ya si debe usar los medios de comunicación, sino cómo hacerlo para cumplir mejor
y fielmente el mandato misionero de Cristo y ser así solícita en sus respuestas a
los retos y necesidades del tiempo actual», afirma luego este mensaje, exhortando
además a «una mayor colaboración» entre las múltiples iniciativas y a «un verdadero
esfuerzo por elevar su calidad profesional, de modo que se facilite un diálogo más
vivo entre la Iglesia y el mundo». A este respecto, señala el mismo documento, «cada
institución aporta elementos peculiares al conjunto de la voz católica en el mundo
mediático».
«Es necesaria, pues, una gran unidad entre la Santa Sede y
los Episcopados para animar y sostener estas instituciones televisivas –y las que
surjan en el futuro–, orientándolas de modo que sean fieles a su identidad católica
y conserven a la vez la diversidad de estilos, sensibilidades y características culturales
propias», reitera el mensaje del Papa, alentando luego a «favorecer una continua renovación
pastoral y un cambio de mentalidad (cf. El rápido desarrollo, 7), que se apoya en
una profunda confianza en el Señor, vivo y presente en su Iglesia en todos los momentos
de la Historia».
Antes de finalizar y de impartir su Bendición Apostólica
a todos los congresistas, Benedicto XVI los exhorta a «ser cooperadores de la verdad
para ofrecer así la Buena Nueva del Señor en los múltiples formatos del lenguaje audiovisual,
dando también testimonio de la belleza de la Creación».
El Congreso
se inaugura con la celebración de la Santa Misa
La cita se abrió con
la celebración de la Santa Misa, en cuya su homilía el presidente del Pontificio Consejo
para las Comunicaciones Sociales, el Arzobispo John Foley, puso de relieve que el
evangelio de hoy nos presenta a Marta y María, invitándonos a saber equilibrar la
acción con la contemplación.
«Mensaje muy válido para los cristianos comprometidos
con los medios de comunicación social y en particular para todos los que hacen televisión»,
ha señalado Mon. Foley, subrayando asimismo que «muchas veces el mundo mediático se
deja absorber por el frenesí del activismo, desplazando los momentos de oración y
contemplación».
Luego, en su intervención para abrir los trabajos del congreso
mundial de televisiones católicas de Madrid, el presidente del Pontificio Consejo
para las Comunicaciones Sociales ha hecho hincapié en la importancia de esta reunión,
que se puede seguir también gracias a Internet. Pero que es importante también «por
el momento mediático que vivimos y que reclama de nosotros una presencia más armoniosa
y concorde».
No podemos estar aislados, haciendo cada uno su lucha de manera
individual y de espaldas a los demás, pues «si para los cristianos nunca es hora de
ser individualistas, ahora lo es menos todavía: ello debilita nuestra voz y la hace
más dispersiva», ha recordado Mons. Foley, insistiendo en que «no basta únicamente
con difundir unos contenidos católicos», sino que «es necesaria ante todo y sobre
todo una vida personal y colectiva acorde con el Evangelio; entre nosotros debe haber
unos nexos y una solidaridad que sean propios de los seguidores de Cristo. “En esto
conocerán que sois mis discípulos: si os amáis los unos a los otros” (Jn 13, 35).
Esta es la exigencia que afrontamos».
También se ha referido Mons. Foley a
los cambios tecnológicos -sobre los cuales nos hablarán los especialistas – que hacen
que la industria mediática reclame cada vez más contenidos con calidad profesional.
La multiplicación de los medios y de los aparatos de recepción reclama cantidades
enormes de material audiovisual en muy distintos formatos.
Ante esta realidad,
el presidente del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales ha enfatizado
que nosotros tenemos «la más hermosa y nueva de las fuentes: la revelación de Dios
en Cristo y la vida de la Iglesia. Pero hemos de ser capaces de renovar nuestra creatividad,
cada uno y todos en conjunto, para poder ofrecerlos en las formas que hoy entiende
la sociedad. Ello significa ser concientes del protagonismo de la comunicación en
el mundo actual, de la convergencia de los medios ya clásicos – cine, prensa, radio,
TV, etc.- con los que aportan las nuevas tecnologías, y del fenómeno al que hoy llamamos
‘globalización’ y que en sus mejores valencias puede ser una eficaz apoyatura hacia
la unidad y cooperación deseadas en todos los ámbitos de la vida humana».