2006-09-25 12:37:42

Ángelus: Benedicto XVI recuerda a la misionera asesinada en Somalia y a los numerosos cristianos artesanos de paz en el mundo


Domingo, 24 sep (RV).- «‘Perdón’: he aquí el testimonio cristiano más auténtico, signo pacífico de contradicción que demuestra la victoria del amor sobre el odio y sobre el mal». Invocando la ayuda de la Virgen para abrir nuestro corazón al amor de Dios, misterio de alegría y de santidad, Benedicto XVI ha recordado este domingo a la misionera asesinada en Somalia y a los numerosos cristianos artesanos de paz en el mundo.

«Que María, que hoy invocamos como Bienaventurada Virgen de la Merced, nos ayude a abrir cada vez más nuestro corazón al amor de Dios, misterio de alegría y de santidad». nCon esta invocación, Benedicto XVI ha introducido la oración mariana del Ángelus dominical, en cuya meditación previa ha hecho hincapié en las palabras de Jesús - «Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos» (Mc 9,35) con las cuales Cristo explica «con paciencia su lógica» a sus Apóstoles. «La lógica del amor que se hace servicio hasta el don de sí mismo».

«Ésta es la lógica del cristianismo, que responde a la verdad del hombre creado a imagen de Dios, pero al mismo tiempo contrasta con su egoísmo, consecuencia del pecado original. Todo ser humano está atraído por el amor – que en los últimos tiempos es Dios mismo – pero a menudo se equivoca en los modos concretos de amar, y así de una tendencia en su origen positiva, contaminada sin embargo por el pecado, se pueden derivar intenciones y acciones malas».

«Nos lo recuerda, en la liturgia de este domingo, también la Carta de Santiago: ‘Donde existen envidias y espíritu de contienda, allí hay desconcierto y toda clase de maldad. En cambio la sabiduría que viene de lo alto es, en primer lugar, pura, además pacífica, complaciente, dócil, llena de compasión y buenos frutos, imparcial, sin hipocresía», ha enfatizado el Santo Padre, añadiendo luego la conclusión del Apóstol: «Frutos de justicia se siembran en la paz para los que obran la paz» (3, 16-18).

Palabras, ha destacado asimismo Benedicto XVI que «evocan el testimonio de tantos cristianos que, con humildad y en el silencio, entregan su vida al servicio de los demás a causa del Señor Jesús, obrando concretamente como siervo del amor y, por lo tanto, como ‘artesanos de paz».

En este contexto, el Papa ha recordado a la misionera de la Consolata bárbaramente asesinada el domingo pasado, en Mogadiscio, Somalia, cuyas últimas palabras fueron de perdón para sus asesinos. Esta evocación ha sido acogida con visible conmoción, que estalló en un largo aplauso: «A algunos se les pide algunas veces el supremo testimonio de la sangre, como ocurrió hace pocos días a la religiosa italiana Sor Leonella Sgorbati, que murió víctima de la violencia. Esta religiosa, que desde hacía muchos años servía a los pobres y a los pequeños en Somalia, murió pronunciando la palabra ‘perdón’: he aquí el testimonio cristiano más auténtico, signo pacífico de contradicción que demuestra la victoria del amor sobre el odio y sobre el mal».

Tras recordar que no hay duda de que seguir a Cristo puede ser difícil, pero, como Él dice, sólo el que pierde su propia vida por causa suya y del Evangelio la salvará, dando sentido pleno a la propia existencia, Benedicto XVI ha reiterado que «no hay otro camino para ser sus discípulos, no hay otro camino para testimoniar su amor y tender a la perfección evangélica».

Como es tradicional, después de la oración mariana, Benedicto XVI ha saludado en varias lenguas a los numerosos peregrinos que han acudido a Castel Gandolfo. Éstas han sido sus palabras en lengua española, acogidas con cantos, aplausos y cariño: RealAudioMP3

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española aquí presentes, especialmente a los miembros de las Academias del Ejército de Chile y al grupo de Barquisimeto, Venezuela, acompañado de su Arzobispo, Mons. Tulio Manuel Chirivella Varela, así como a los que participan a través de los medios de comunicación en esta oración mariana. Que el Señor, por la intercesión maternal de la Virgen María, que hoy festejamos bajo la advocación de Nuestra Señora de la Merced, os colme de sus dones. ¡Feliz domingo!

También después del Ángelus, hablando en inglés, el Papa ha recordado que el próximo jueves se celebra el Día mundial de la gente del mar, invitando a rezar por los marítimos y sus familiares y manifestando su gratitud al Señor por la misión que desarrolla el Apostolado del Mar, que desde hace largos años ofrece apoyo humano y espiritual a todos los que conocen las dificultades y desafíos de esta vida. En particular, Benedicto XVI ha destacado las «recientes iniciativas impulsadas por la Organización Marítima Internacional para contribuir en la lucha contra la pobreza y el hambre».

En sus palabras en polaco, el Papa ha encomendado a María, Madre de Dios, a todos aquellos que se dedican al cuidado de los niños, a las familias que los adoptan y a los hogares que acogen a los menores necesitados. Benedicto XVI ha recordado asimismo que la liturgia de hoy evoca también las palabras de Jesús: «El que acoge a uno de estos pequeños en mi nombre, me acoge a mí».







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