2006-09-25 15:04:07

Benedicto XVI subraya como imperativo para cristianos y musulmanes, un compromiso común para afrontar juntos los desafíos y amenazas a la paz en el mundo de hoy, mediante la tutela de la dignidad y los derechos inalienables del hombre


Lunes, 25 sep (RV).- La situación que vive la humanidad hoy es un imperativo para que cristianos y musulmanes se comprometan en afrontar juntos – en respeto recíproco y diálogo sincero - los desafíos y amenazas contra la paz, tutelando la dignidad y los derechos inalienables del ser humano, como la libertad religiosa. Esta ha sido la exhortación de Benedicto XVI en el encuentro convocado en Castel Gandolfo para «consolidar los lazos de amistad y de solidaridad entre la Santa Sede y las comunidades musulmanas de todo el mundo».

Benedicto XVI ha acogido con alegría a los embajadores y queridos amigos musulmanes en el encuentro que él mismo ha deseado y que ha tenido lugar al final de esta mañana, en el Palacio Apostólico de Castel Gandolfo, para «consolidar los lazos de amistad y de solidaridad entre la Santa Sede y las comunidades musulmanas de todo el mundo».

Tras señalar que «son bien conocidas las circunstancias de esta cita», sobre las cuales ya tuvo ocasión de detenerse la semana pasada», el Papa ha querido reiterar este lunes toda su «estima y el profundo respeto» que nutre «hacia los creyentes musulmanes, recordando lo que afirma al respecto el Concilio Vaticano II y que para la Iglesia Católica constituye la Carta Magna del diálogo entre musulmanes y cristianos».

Además de reiterar y sintetizar las intervenciones que, desde el comienzo de su Pontificado, ha pronunciado con el anhelo de que «se sigan consolidando puentes de amistad con los fieles de todas las religiones, con un aprecio particular hacia el crecimiento del diálogo entre musulmanes y cristianos», Benedicto XVI ha puesto de relieve que las «enseñanzas del pasado no pueden no ayudarnos a buscar caminos de reconciliación con el fin de que, en el respeto de la identidad y de la libertad de cada uno, demos vida a una colaboración rica de frutos al servicio de toda la humanidad».

En este contexto - destacando la necesidad de diálogo y respeto para impulsar la paz entre los pueblos - el Pontífice ha evocado las palabras que pronunció su predecesor en Marruecos: «Como el Papa Juan Pablo II afirmaba en su memorable discurso a los jóvenes en Casablanca, en Marruecos, ‘el respeto y el diálogo requieren la reciprocidad en todos los campos, sobre todo en lo que concierne a las libertades fundamentales y, en particular, a la libertad religiosa. Éstos – el diálogo y el respeto – favorecen la paz y el entendimiento entre los pueblos».

Benedicto XVI ha hecho hincapié en la apremiante necesidad de un compromiso para afrontar juntos los desafíos que tiene ante sí la humanidad de hoy: «Queridos amigos, estoy profundamente convencido de que, la situación en la que se encuentra el mundo hoy, es un imperativo para que los cristianos y los musulmanes se comprometan en afrontar juntos los numerosos desafíos con los cuales se confronta la humanidad, en especial por lo que se refiere a la defensa y a la promoción de la dignidad del ser humano y los derechos que se derivan. Mientras crecen las amenazas contra el hombre y contra la paz, reafirmando la centralidad de la persona y trabajando sin desmayo para que la vida humana sea respetada cada vez más, los cristianos y los musulmanes manifiestan su obediencia al Creador, cuya voluntad es que todos los seres humanos vivan con aquella dignidad que Él les ha dado».

Benedicto XVI ha finalizado su discurso invocando la ayuda de Dios misericordioso en el camino del diálogo y manifestando sus mejores parabienes a todos los musulmanes en el comienzo del Ramadán: «Queridos amigos, anhelo de todo corazón que Dios misericordioso guíe nuestros pasos por los senderos de una recíproca y cada vez más verdadera comprensión. En el momento en el que los musulmanes comienzan el itinerario espiritual del mes de Ramadán, dirijo a todos mis cordiales votos de parabienes, con el anhelo de que el Omnipotente les conceda una existencia serena y tranquila. ¡Qué el Dios de la paz colme a vosotros y a las comunidades que representáis con la abundancia de sus bendiciones!

Una vez más, el Santo Padre ha puesto de relieve que en «un mundo marcado por el relativismo y que demasiado a menudo excluye la trascendencia de la universalidad de la razón, tenemos absoluta necesidad de un diálogo auténtico entre las religiones y entre las culturas, un diálogo capaz de ayudarnos a superar juntos todas las tensiones en un espíritu de entendimiento provechoso».

En continuidad con la obra emprendida por su predecesor, Juan Pablo II, Benedicto XVI ha manifestado su firme y profundo anhelo de que «las relaciones inspiradas en la confianza, que se han instaurado desde hace varios años entre cristianos y musulmanes, no sólo prosigan, sino que se desarrollen en un espíritu de diálogo sincero y respetuoso, un diálogo fundado sobre un conocimiento recíproco, cada vez más auténtico que, con alegría reconoce los valores religiosos comunes y, con lealtad, tiene en cuenta y respeta las diferencias».

También este lunes, el Papa ha insistido en que «el diálogo interreligioso e intercultural constituye una necesidad para construir juntos el mundo de paz y de fraternidad ardientemente anhelado por todos los hombres de buena voluntad».

Nuestros contemporáneos – ha enfatizado Benedicto XVI – «se esperan de nosotros un elocuente testimonio capaz de indicar a todos el valor de la dimensión religiosa de la existencia». Tras hacer hincapié en la apremiante necesidad de aprender a trabajar juntos entre cristianos y musulmanes, el Santo Padre ha recordado que «como ya sucede en diversas experiencias comunes, para evitar toda forma de intolerancia y oponerse a toda manifestación de violencia, es un deber que nosotros, las autoridades religiosas y los responsables políticos», guiemos a nuestros fieles por esta senda.

«En este encuentro testimoniamos un mensaje de amor y de paz y rezamos a Dios misericordioso para que nos ayude, en el respeto de nuestras diferencias, a ponerlo en práctica”. Con estas palabras de augurio, en precedencia al discurso del Papa, el cardenal Paul Poupard, presidente del Pontificio Consejo para el diálogo interreligioso, había saludado a todos los representantes del mundo islámico, abriendo la reunión. Una reunión que ha sido preparada y organizada por el propio cardenal y su dicasterio y en la que han participado 22 delegaciones de los países musulmanes acreditados ante Santa Sede.

En nombre de todos los participantes, el cardenal Poupard ha expresado al Papa su profunda gratitud «por este momento privilegiado que les ha brindado en un momento tan significativo». «Los representantes de las Naciones que me rodean, con los miembros de las Comunidades islámicas en Italia y los representantes del Centro Islámico y Cultural de Italia, con su presencia demuestran, -ha observado el cardenal- la actualidad singular del mensaje que, ya desde el inicio del su Pontificado, usted ha dirigido a los representantes de las comunidades musulmanas en Colonia, en estos días particularmente difíciles de la historia de nuestro tiempo».

El purpurado ha señalado que en esta tarea “todos nosotros tenemos un gran campo de acción común en el cual podemos sentirnos unidos al servicio de los valores fundamentales, en el respeto mutuo y en la comprensión reciproca». El cardenal Poupard ha terminando señalando que se sentían felices de poder ser testimonios en este encuentro que demuestra que el mensaje de amor y de paz del Santo Padre ha sido entendido.







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