Benedicto XVI subraya como imperativo para cristianos y musulmanes, un compromiso
común para afrontar juntos los desafíos y amenazas a la paz en el mundo de hoy, mediante
la tutela de la dignidad y los derechos inalienables del hombre
Lunes, 25 sep (RV).- La situación que vive la humanidad hoy es un imperativo para
que cristianos y musulmanes se comprometan en afrontar juntos – en respeto recíproco
y diálogo sincero - los desafíos y amenazas contra la paz, tutelando la dignidad
y los derechos inalienables del ser humano, como la libertad religiosa. Esta ha sido
la exhortación de Benedicto XVI en el encuentro convocado en Castel Gandolfo para
«consolidar los lazos de amistad y de solidaridad entre la Santa Sede y las comunidades
musulmanas de todo el mundo».
Benedicto XVI ha acogido con alegría a los embajadores
y queridos amigos musulmanes en el encuentro que él mismo ha deseado y que ha tenido
lugar al final de esta mañana, en el Palacio Apostólico de Castel Gandolfo, para «consolidar
los lazos de amistad y de solidaridad entre la Santa Sede y las comunidades musulmanas
de todo el mundo».
Tras señalar que «son bien conocidas las circunstancias
de esta cita», sobre las cuales ya tuvo ocasión de detenerse la semana pasada», el
Papa ha querido reiterar este lunes toda su «estima y el profundo respeto» que nutre
«hacia los creyentes musulmanes, recordando lo que afirma al respecto el Concilio
Vaticano II y que para la Iglesia Católica constituye la Carta Magna del diálogo entre
musulmanes y cristianos».
Además de reiterar y sintetizar las intervenciones
que, desde el comienzo de su Pontificado, ha pronunciado con el anhelo de que «se
sigan consolidando puentes de amistad con los fieles de todas las religiones, con
un aprecio particular hacia el crecimiento del diálogo entre musulmanes y cristianos»,
Benedicto XVI ha puesto de relieve que las «enseñanzas del pasado no pueden no ayudarnos
a buscar caminos de reconciliación con el fin de que, en el respeto de la identidad
y de la libertad de cada uno, demos vida a una colaboración rica de frutos al servicio
de toda la humanidad».
En este contexto - destacando la necesidad de diálogo
y respeto para impulsar la paz entre los pueblos - el Pontífice ha evocado las palabras
que pronunció su predecesor en Marruecos: «Como el Papa Juan Pablo II afirmaba en
su memorable discurso a los jóvenes en Casablanca, en Marruecos, ‘el respeto y el
diálogo requieren la reciprocidad en todos los campos, sobre todo en lo que concierne
a las libertades fundamentales y, en particular, a la libertad religiosa. Éstos –
el diálogo y el respeto – favorecen la paz y el entendimiento entre los pueblos».
Benedicto XVI ha hecho hincapié en la apremiante necesidad de un compromiso
para afrontar juntos los desafíos que tiene ante sí la humanidad de hoy: «Queridos
amigos, estoy profundamente convencido de que, la situación en la que se encuentra
el mundo hoy, es un imperativo para que los cristianos y los musulmanes se comprometan
en afrontar juntos los numerosos desafíos con los cuales se confronta la humanidad,
en especial por lo que se refiere a la defensa y a la promoción de la dignidad del
ser humano y los derechos que se derivan. Mientras crecen las amenazas contra el hombre
y contra la paz, reafirmando la centralidad de la persona y trabajando sin desmayo
para que la vida humana sea respetada cada vez más, los cristianos y los musulmanes
manifiestan su obediencia al Creador, cuya voluntad es que todos los seres humanos
vivan con aquella dignidad que Él les ha dado».
Benedicto XVI ha finalizado
su discurso invocando la ayuda de Dios misericordioso en el camino del diálogo y manifestando
sus mejores parabienes a todos los musulmanes en el comienzo del Ramadán: «Queridos
amigos, anhelo de todo corazón que Dios misericordioso guíe nuestros pasos por los
senderos de una recíproca y cada vez más verdadera comprensión. En el momento en el
que los musulmanes comienzan el itinerario espiritual del mes de Ramadán, dirijo a
todos mis cordiales votos de parabienes, con el anhelo de que el Omnipotente les conceda
una existencia serena y tranquila. ¡Qué el Dios de la paz colme a vosotros y a las
comunidades que representáis con la abundancia de sus bendiciones!
Una vez
más, el Santo Padre ha puesto de relieve que en «un mundo marcado por el relativismo
y que demasiado a menudo excluye la trascendencia de la universalidad de la razón,
tenemos absoluta necesidad de un diálogo auténtico entre las religiones y entre las
culturas, un diálogo capaz de ayudarnos a superar juntos todas las tensiones en un
espíritu de entendimiento provechoso».
En continuidad con la obra emprendida
por su predecesor, Juan Pablo II, Benedicto XVI ha manifestado su firme y profundo
anhelo de que «las relaciones inspiradas en la confianza, que se han instaurado desde
hace varios años entre cristianos y musulmanes, no sólo prosigan, sino que se desarrollen
en un espíritu de diálogo sincero y respetuoso, un diálogo fundado sobre un conocimiento
recíproco, cada vez más auténtico que, con alegría reconoce los valores religiosos
comunes y, con lealtad, tiene en cuenta y respeta las diferencias».
También
este lunes, el Papa ha insistido en que «el diálogo interreligioso e intercultural
constituye una necesidad para construir juntos el mundo de paz y de fraternidad ardientemente
anhelado por todos los hombres de buena voluntad».
Nuestros contemporáneos
– ha enfatizado Benedicto XVI – «se esperan de nosotros un elocuente testimonio capaz
de indicar a todos el valor de la dimensión religiosa de la existencia». Tras hacer
hincapié en la apremiante necesidad de aprender a trabajar juntos entre cristianos
y musulmanes, el Santo Padre ha recordado que «como ya sucede en diversas experiencias
comunes, para evitar toda forma de intolerancia y oponerse a toda manifestación de
violencia, es un deber que nosotros, las autoridades religiosas y los responsables
políticos», guiemos a nuestros fieles por esta senda.
«En este encuentro testimoniamos
un mensaje de amor y de paz y rezamos a Dios misericordioso para que nos ayude, en
el respeto de nuestras diferencias, a ponerlo en práctica”. Con estas palabras de
augurio, en precedencia al discurso del Papa, el cardenal Paul Poupard, presidente
del Pontificio Consejo para el diálogo interreligioso, había saludado a todos los
representantes del mundo islámico, abriendo la reunión. Una reunión que ha sido preparada
y organizada por el propio cardenal y su dicasterio y en la que han participado 22
delegaciones de los países musulmanes acreditados ante Santa Sede.
En nombre
de todos los participantes, el cardenal Poupard ha expresado al Papa su profunda gratitud
«por este momento privilegiado que les ha brindado en un momento tan significativo».
«Los representantes de las Naciones que me rodean, con los miembros de las Comunidades
islámicas en Italia y los representantes del Centro Islámico y Cultural de Italia,
con su presencia demuestran, -ha observado el cardenal- la actualidad singular del
mensaje que, ya desde el inicio del su Pontificado, usted ha dirigido a los representantes
de las comunidades musulmanas en Colonia, en estos días particularmente difíciles
de la historia de nuestro tiempo».
El purpurado ha señalado que en esta tarea
“todos nosotros tenemos un gran campo de acción común en el cual podemos sentirnos
unidos al servicio de los valores fundamentales, en el respeto mutuo y en la comprensión
reciproca». El cardenal Poupard ha terminando señalando que se sentían felices de
poder ser testimonios en este encuentro que demuestra que el mensaje de amor y de
paz del Santo Padre ha sido entendido.