El Santo Padre recuerda los desafíos urgentes de los obispos del Chad y los alienta
a ser testigos creíbles de Cristo
Sábado, 23 sep (RV).- Benedicto XVI ha alentado a los obispos de Chad, que este sábado
han finalizado su visita ad limina, a seguir siendo misioneros del Evangelio, con
confianza y valentía e impulsando el testimonio de los valores cristianos en la sociedad:
«Queridos hermanos en el episcopado, encomiendo vuestro país a la protección materna
de Nuestra Señora, Reina de África. Que Ella interceda ante su Hijo para obtener la
paz y la justicia para este continente tan probado».
También este sábado, Benedicto
XVI ha reiterado la importancia del diálogo y el respeto y de impulsar las relaciones
entre cristianos y musulmanes, generalmente buenas en Chad: «Me alegra saber que en
vuestro país las relaciones entre cristianos y musulmanes son generalmente buenas,
gracias en particular a la búsqueda de un mejor conocimiento mutuo. Os aliento a proseguir
estas colaboraciones en un espíritu de diálogo sincero y de respeto recíproco, con
el fin de ayudar a cada uno a llevar una vida en conformidad con la dignidad recibida
de Dios, con el anhelo de una auténtica solidaridad y de un desarrollo armonioso de
la sociedad».
«La consolidación de la fraternidad entre las distintas comunidades
que componen la nación chadiana es un objetivo que exige el compromiso de todos, con
el fin de salvaguardar al país ante conflictos que sólo pueden conllevar nuevas violencias»,
ha reiterado asimismo Benedicto XVI, destacando luego la necesidad de promover la
dignidad humana y la libertad religiosa: «El reconocimiento de la dignidad de cada
uno, de la identidad de cada grupo humano y religioso y su libertad de practicar la
propia religión, forma parte de los valores comunes de paz y justicia que deben ser
promovidos por todos y en los que los responsables de la sociedad civil tienen que
ejercer un papel importante».
Entre los desafíos pastorales que tienen que
afrontar los obispos africanos, el Papa ha señalado «la urgencia de proclamar la verdad
integral sobre el matrimonio y la familia». Tras destacar la importancia de «mostrar
que la institución del matrimonio contribuye al verdadero desarrollo de las personas
y de la sociedad, y permite asegurar la dignidad, la igualdad y la verdadera libertad
del hombre y de la mujer, así como el crecimiento humano y espiritual de los hijos»,
el Papa ha hecho hincapié en que «una seria formación de la juventud favorecerá una
renovación de la pastoral familiar y contribuirá a superar las dificultades de orden
social, cultural y económico que, para numerosos fieles, son obstáculos para los matrimonios
cristianos».
«Preservando los valores esenciales de la familia africana»,
el Pontífice ha reiterado el anhelo de que los jóvenes del Chad puedan acoger en sus
vidas «la belleza y la grandeza del matrimonio cristiano que, en su unicidad, supone
un amor indisoluble y fiel entre los esposos».
«El amor es el servicio que
presta la Iglesia para atender constantemente los sufrimientos y las necesidades,
incluso materiales, de los hombres». Recordando su Encíclica Dios es Amor (n.3), Benedicto
XVI ha expresado su aprecio por la acción caritativa de los obispos de Chad, extendiendo
su gratitud a todas las personas, en particular a los religiosos, que impulsan la
caridad cristiana «al servicio del desarrollo, de la educación y de la sanidad, así
como de la acogida de los refugiados».
En este contexto, el Santo Padre ha
señalado la importancia de favorecer «una auténtica solidaridad con las personas necesitadas,
sin distinción alguna de origen», recordando siempre la propia característica eclesial
y reforzando la conciencia de ser «testigos creíbles de Cristo entre los hermanos
y hermanas».