Benedicto XVI subraya que “la renovación de las parroquias no puede surgir sólo de
útiles y oportunas iniciativas pastorales o programas teóricos”
Viernes, 22 sep (RV).- Benedicto XVI ha recibido esta mañana en la sala de los suizos
del palacio apostólico de Castel Gandolfo a los miembros y consultores del Pontificio
Consejo para los laicos, reunidos en Asamblea Plenaria. Esta es la “primera vez en
mi Pontificado” - ha dicho el Papa- que me reúno con este dicasterio que tienen la
particularidad de contar con una mayoría de fieles laicos provenientes de diversos
continentes y experiencias apostólicas”.
Durante sus años de servicio en la
Curia, el Pontífice ha recordado que ya tuvo modo de darse cuenta entonces de la creciente
importancia que tiene para la Iglesia el Pontificio Consejo para los laicos que actualmente
preside el arzobispo Mons. Stanislaw Rylko. Y a este respecto ha citado dos encuentros
recientes de indudable relevancia eclesial promovidos por este dicasterio a los que
ha participado el Santo Padre: la Jornada Mundial de la Juventud en Colonia, en agosto
del pasado año; y el Encuentro que tuvo lugar en la plaza de san Pedro la vigilia
de Pentecostés de este año, con la presencia de 100 Movimientos eclesiales y Nuevas
Comunidades.
Después de haber examinado en la precedente asamblea plenaria
la naturaleza teológica y pastoral de la comunidad parroquial, este año el Pontificio
Consejo para los laicos está afrontando la cuestión desde un punto de vista operativo,
de aquí que la Asamblea lleve por tema: “La parroquia reencontrada. Recorridos de
renovación”
“En efecto, no puede separase el aspecto teológico pastoral del
operativo, si se quiere acceder al misterio de comunión en el que la parroquia está
llamada a ser cada vez más signo e instrumento de actuación”.
El Papa ha
explicado que evangelista Lucas, describiendo la primera comunidad en Jerusalén indicaba
los “criterios esenciales” para una recta comprensión de la naturaleza de la comunidad
cristiana y por tanto de cada parroquia: “una comunidad perseverante en la escucha
de las enseñanzas de los Apóstoles, en la unión fraterna, en la partición del pan
y en las oraciones, una comunidad acogedora y solidaria hasta el punto de compartirlo
todo en común”.
La parroquia puede revivir esta experiencia y crecer en el
entendimiento y fraterna cohesión si reza incesantemente y permanece a la escucha
de la Palabra de Dios, sobre todo si participa con fe en las celebraciones de la
Eucaristía presidida por el sacerdote.
La esperada renovación de la parroquia,
por tanto, no puede surgir sólo de útiles y oportunas iniciativas pastorales ni tanto
menos de programas elaborados sobre la mesa dice Benedicto XVI. Inspirándose en el
modelo apostólico la parroquia se encuentra a sí misma en el encuentro con Cristo,
especialmente en la Eucaristía. Alimentada con el pan eucarístico, crece en la comunión
católica, camina en plena fidelidad al magisterio y siempre está atenta a acoger y
discernir los distintos carismas que el Señor suscita en el pueblo de Dios.