Jueves, 21 sep (RV).- "… y todavía buscamos la paz" Éste es el lema de la Jornada
Internacional de Oración por la paz 2006 que hoy se celebra en todo el mundo.
El
Día Internacional de Oración por la Paz es una oportunidad para las comunidades de
las iglesias de todos los lugares del mundo de orar y actuar juntas a fin de sustentar
una paz duradera en los corazones de los creyentes, en sus familias, en sus comunidades
y en la sociedad en general. Esta idea se propuso en 2004 con ocasión de una reunión
entre el Secretario General del Consejo Mundial de las Iglesias, Samuel Kobia, y el
Secretario General de la ONU, Kofi Annan, y coincide con el Día Internacional de la
Paz que se celebra en el marco de las Naciones Unidas. Y es que, según las declaraciones
del propio Kobia: "orar por la paz es una parte esencial del culto cristiano y, ciertamente,
de la existencia humana". Es aquí donde reside la importancia de esta cita internacional
de oración por conseguir la paz en un mundo amenazado duramente por guerras sin sentido.
Por
este motivo, las iglesias miembros del Consejo Mundial de las Iglesias en todo el
mundo han sido hoy invitadas a orar por la paz. Precisamente el lema de este año,
"… y todavía buscamos la paz", fue propuesto por las iglesias de Latinoamérica -la
región elegida como foco del Decenio para Superar la Violencia durante 2006. De este
modo, se invita a las iglesias a ser "especialmente conscientes de la violencia en
Latinoamérica, pero también de los niños, ancianos, mujeres y hombres que sufren en
Medio Oriente", y a orar por "el cese de la violencia y una paz duradera", según señaló
el Secretario General del Consejo Mundial de las Iglesias.
El Día Internacional
de Oración por la Paz es una oportunidad para que las comunidades de las iglesias
en todo el mundo oren y actúen unidas en pos de la paz duradera en los corazones de
la gente, sus familias, comunidades y sociedades. Se han sugerido diversas formas
para celebrar este día, como por ejemplo concursos de arte, eventos educativos y culturales,
oraciones y reflexiones sobre la paz en la comunidad, en el lugar de trabajo, en la
escuela o el hogar, y vigilias de oración con comunidades que profesan otra fe.
Y
es que el llamamiento a la paz se ha convertido en una frase que hemos escuchado incesantemente
en este último año, el problema es que se convierta sólo en eso, en palabras. Hay
que dar un significado a la palabra paz, hay que darle una acción específica, hay
que transmitir su esencia, porque sólo entendiéndola, podemos transmitir el profundo
mensaje que la palabra paz encierra en si misma.
Benedicto XVI escogió como
tema de reflexión -en su mensaje para la Jornada Mundial de la paz este año- “En la
verdad, la paz”. Éste es el argumento que durante todo este año ha invitado a reflexionar
de forma que se exprese la convicción de que, donde y cuando el hombre se deja iluminar
por el resplandor de la verdad, emprende de modo casi natural el camino de la paz.
Benedicto
XVI recordaba la necesidad de que cada comunidad “se entregue a una labor intensa
y capilar de educación y de testimonio, que ayude a cada uno a tomar conciencia de
que urge descubrir cada vez más a fondo la verdad de la paz”. Al mismo tiempo, pedía
y pide, que “se intensifique la oración, porque la paz es ante todo don de Dios que
se ha de suplicar continuamente, porque gracias a la ayuda divina, resultará ciertamente
más convincente e iluminador el anuncio y el testimonio de la verdad de la paz”.