2006-09-21 16:51:54

En su encuentro con los participantes en un Congreso de nuevos obispos el Papa anima a los prelados a acoger con apertura de ánimo a quienes llamen a su puerta, a través del consejo y el apoyo


Jueves, 21 sep (RV).- Benedicto XVI ha animado hoy a los obispos a “acoger con el ánimo abierto a quienes llamen a vuestra puerta”, a través del consejo y el apoyo. El Papa ha recibido esta mañana a los participantes en un Congreso de nuevos obispos en el que se ha reflexionado fundamentalmente sobre algunos aspectos del ministerio episcopal de gran importancia en la actualidad.

Citando su encíclica Deus caritas est, el Santo Padre ha subrayado que “los obispos tienen la primera responsabilidad de edificar la Iglesia como familia de Dios y como lugar de ayuda recíproca y de disponibilidad”. El Papa ha aconsejado a los prelados seguir el ejemplo de Cristo en el cuidado cotidiano del rebaño, y en esta solicitud los primeros que deben ser atendidos son los sacerdotes.

“Comportaros siempre con ellos como padres y hermanos mayores que saben escuchar, acoger, confortar, y cuando sea necesario, también corregir; buscad la colaboración con ellos y acompañadles sobre todo en los momentos significativos de su ministerio y de su vida. La misma solicitud la deberéis dirigir a los jóvenes que se preparan para la vida sacerdotal y religiosa”.

Además el Papa ha recordado que “el obispo tiene la misión de juzgar y disciplinar la vida del Pueblo de Dios confiado a sus cuidados pastorales con leyes, indicaciones y sugerencias”. Un derecho-deber importante –como ha recordado el Pontífice – para que la comunidad diocesana esté unida y proceda en comunión de fe, de amor y de disciplina con el Obispo de Roma y con toda la Iglesia.

Benedicto XVI ha exhortado a los obispos a custodiar atentamente esta comunión eclesial y promoverla y defenderla vigilando constantemente el rebaño del que son pastores: “Se trata de un acto de amor que necesita discernimiento, valor apostólico y bondad paciente cuando se intenta convencer e implicar, para que vuestras indicaciones sean bien acogidas y llevadas a cabo con convicción y rapidez. Con la dócil obediencia al obispo, cada fiel contribuye responsablemente a la edificación de la Iglesia. Esto será posible si, concientes de vuestra misión y vuestra responsabilidad, sabréis alimentar en cada uno de ellos el sentimiento de pertenencia a la Iglesia y la alegría de la comunión fraterna”.

El Santo Padre ha querido también subrayar que “la serenidad en las relaciones, la finura en el trato y la sencillez de vida son dotes que sin duda enriquecen la personalidad humana del obispo. Que el constante contacto con Dios caracterice vuestras jornadas y os acompañe en cualquier actividad. Vivir en íntima comunión con Cristo os ayudará a alcanzar en necesario equilibrio entre recogimiento interior y el esfuerzo necesario requerido por las múltiples ocupaciones de la vida, evitando caer en una actividad exagerada”.








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