En su encuentro con los participantes en un Congreso de nuevos obispos el Papa anima
a los prelados a acoger con apertura de ánimo a quienes llamen a su puerta, a través
del consejo y el apoyo
Jueves, 21 sep (RV).- Benedicto XVI ha animado hoy a los obispos a “acoger con el
ánimo abierto a quienes llamen a vuestra puerta”, a través del consejo y el apoyo.
El Papa ha recibido esta mañana a los participantes en un Congreso de nuevos obispos
en el que se ha reflexionado fundamentalmente sobre algunos aspectos del ministerio
episcopal de gran importancia en la actualidad.
Citando su encíclica Deus caritas
est, el Santo Padre ha subrayado que “los obispos tienen la primera responsabilidad
de edificar la Iglesia como familia de Dios y como lugar de ayuda recíproca y de disponibilidad”.
El Papa ha aconsejado a los prelados seguir el ejemplo de Cristo en el cuidado cotidiano
del rebaño, y en esta solicitud los primeros que deben ser atendidos son los sacerdotes.
“Comportaros
siempre con ellos como padres y hermanos mayores que saben escuchar, acoger, confortar,
y cuando sea necesario, también corregir; buscad la colaboración con ellos y acompañadles
sobre todo en los momentos significativos de su ministerio y de su vida. La misma
solicitud la deberéis dirigir a los jóvenes que se preparan para la vida sacerdotal
y religiosa”.
Además el Papa ha recordado que “el obispo tiene la misión de
juzgar y disciplinar la vida del Pueblo de Dios confiado a sus cuidados pastorales
con leyes, indicaciones y sugerencias”. Un derecho-deber importante –como ha recordado
el Pontífice – para que la comunidad diocesana esté unida y proceda en comunión de
fe, de amor y de disciplina con el Obispo de Roma y con toda la Iglesia.
Benedicto
XVI ha exhortado a los obispos a custodiar atentamente esta comunión eclesial y promoverla
y defenderla vigilando constantemente el rebaño del que son pastores: “Se trata de
un acto de amor que necesita discernimiento, valor apostólico y bondad paciente cuando
se intenta convencer e implicar, para que vuestras indicaciones sean bien acogidas
y llevadas a cabo con convicción y rapidez. Con la dócil obediencia al obispo, cada
fiel contribuye responsablemente a la edificación de la Iglesia. Esto será posible
si, concientes de vuestra misión y vuestra responsabilidad, sabréis alimentar en cada
uno de ellos el sentimiento de pertenencia a la Iglesia y la alegría de la comunión
fraterna”.
El Santo Padre ha querido también subrayar que “la serenidad en
las relaciones, la finura en el trato y la sencillez de vida son dotes que sin duda
enriquecen la personalidad humana del obispo. Que el constante contacto con Dios caracterice
vuestras jornadas y os acompañe en cualquier actividad. Vivir en íntima comunión con
Cristo os ayudará a alcanzar en necesario equilibrio entre recogimiento interior y
el esfuerzo necesario requerido por las múltiples ocupaciones de la vida, evitando
caer en una actividad exagerada”.