Reflexión sobre el viaje del Papa a su Baviera natal
Lunes, 18 sep (RV).- En Radio Vaticano, lógicamente, hemos seguido con mucha atención
y dedicación las palabras que Benedicto XVI ha pronunciado en su querida Baviera,
para extraer el mensaje que el Obispo de Roma desea hacer llegar a toda la Iglesia.
Palabras que, en algunos casos han provocado reacciones no correspondientes con su
intención.
El Papa, en el rezo del Ángelus del domingo día 17, manifestó su
dolor por el hecho de que sus palabras se hayan malinterpretado, y hayan podido herir
la sensibilidad de los creyentes musulmanes. Refiriéndose a la declaración que hizo
el Secretario de Estado el día anterior, dijo que su intención era una invitación
al diálogo franco y sincero, con gran respeto recíproco. El Santo Padre nos ha
dicho que nuestros oídos, nuestros sentidos interiores corren el peligro de apagarse,
por eso nos invita a curar nuestra sordera con la oración, a rezar, a hablar con Él
de nuestros problemas.
Tal vez el mensaje más denso y más llamativo lo lanzó
en la Lección que pronunció ante profesores y científicos en la Universidad de la
que fue catedrático. Benedicto XVI planteó, en un discurso riguroso, las bases para
que pueda darse el diálogo entre culturas y religiones. El Santo Padre cree que el
diálogo sólo es posible si la razón y la fe avanzan juntas y “si superamos las limitaciones
auto-decretadas por la razón a lo que es verificable en el experimento, y la abrimos
nuevamente toda su amplitud”.
Del mensaje de armonía entre la razón y la fe,
el Papa ha promovido también esa otra armonía que debería producirse internamente
a las iglesias católica, ortodoxa y protestante, incluso con la fe islámica. Partiendo
verdaderamente de la naturaleza íntima de la fe cristiana, el Papa puede decir que
“obrar contra la razón está en contradicción con la naturaleza de Dios”.
Un
mensaje, el de Benedicto XVI en Alemania, resumido en estas breves palabras, armónico
en verdad. Un mensaje armónico, porque nace en el corazón del hombre que busca a Dios,
a través de Cristo Jesús, por el Espíritu, y desea que resuene en el corazón de los
hombres de buena voluntad y en el universo entero.