En un encuentro con sacerdotes y diáconos en la catedral de Freising, el Papa subraya
la necesidad de vocaciones sacerdotales, de “más obreros para trabajar la mies”
Jueves, 14 sep (RV).- Benedicto XVI se ha reunido esta mañana con los sacerdotes y
diáconos permanentes en la catedral de Freising, donde ha vuelto a insistir en la
necesidad de que surjan más vocaciones, “más obreros para trabajar la mies”. El Santo
Padre improvisó su discurso durante esta Celebración de la Palabra, para centrarse
únicamente en el tema de las vocaciones sacerdotales; la falta de vocaciones, que
es un problema mundial. El Pontífice pidió a todos que oremos para que surjan más
vocaciones, “que Dios necesita más obreros para trabajar la mies. La mies es tanta
pero son necesarios obreros, aunque hoy en este lugar estoy viendo tantos sacerdotes
y muchos jóvenes en camino para ser trabajadores de la mies. Basándose de la carta
de San Pablo a los Filipenses, dijo que es necesario aprender el mensaje de Jesús,
quien quiso bajar a esta tierra para asumir los sufrimientos de los hombres.
“Es
necesario conocer a Jesús internamente –siguió diciendo el Santo Padre- porque sólo
así podremos descubrir el tesoro de nuestros corazones, para poder difundir después
el mensaje de Jesús. Es necesario tener un deseo fuerte interno y relacionarlo con
la humildad y el celo, sabiendo dónde están nuestros límites”. Luego subrayó la importancia
de la misa, “que debe ser considerada no como una tarea cualquiera, sino que debe
surgir desde dentro, de los corazones”. También resaltó que al orar ofrecemos un servicio
pastoral de primer grado y que no es necesario retirarse del mundo para hacerlo, “tenemos
que hacer sentir a los demás la presencia de Dios”.
Benedicto XVI retomó el
lema de su viaje: “quien cree no esta solo”, para reiterar también su validez para
todos los sacerdotes, puesto que “quien se convierte, vive cotidianamente a Dios,
y juntos pueden ofrecerlo a los demás que sufren la soledad, las dudas, las tribulaciones,
las incertidumbres. Hay que regalar a los demás el poder vivir la unión con Jesús”.
En su discurso el Papa dijo: “en este último encuentro de programa, antes de despedirme
de esta amada tierra bávara, soy feliz de que sea con vosotros, sacerdotes y diáconos
permanentes, piedras vivas y escogidas de la Iglesia”. Seguidamente habló de los
recuerdos que le producían esta visita a la catedral de Freising, “recuerdos –dijo-
de todos aquellos años de mi camino hacia el sacerdocio y luego el ejercicio del ministerio
en este lugar. Y si pienso en la llegada de los primeros misioneros, en las generaciones
de fieles que durante el transcurso de la historia, imprimieron en este país la orientación
cristiana que lo distingue, transmitiendo en nosotros el tesoro de la fe, de mi corazón
surge un vivo gracias a Dios. El Dueño de la mies, en el curso de los siglos, hizo
que nunca faltarán en estas tierras “obreros”, los ministros de la Palabra y del Altar,
por medio de los cuales Él mismo ha querido guiar y nutrir a nuestros antepasados
en los caminos del tiempo hacia la patria celestial, y hoy nos toca, queridos hermanos,
cumplir este servicio, y estoy feliz de estar ahora con vosotros como Obispo de Roma,
para animaros con afecto a que nunca os canséis, sino que sigan con confianza en
este ministerio que se os ha confiado”.
Seguidamente dijo que “la vida del
sacerdote, la naturaleza misma de su vocación y de su ministerio está dentro de la
perspectiva que Jesús nos ha revelado la perspectiva que lo empuja a recorrer ciudades
y pueblos enseñando en las sinagogas, predicando el Evangelio del Reino y curando
enfermos”. Como el sembrador de la Palabra, Él también ha sembrado con excesiva generosidad,
dijo el Papa, la semilla, parte de la cual cayó también en las calles, en el terreno
empedrado y entre las espinas. En realidad, era una generosidad que se apoyaba en
la confianza y en la potencia del Padre, capaz de transformar el terreno empedrado
o espinoso en terreno fértil.
A este respecto Benedicto XVI dijo que también
el sacerdote tiene que ser permeable a esta confianza en la fuerza de la Gracia, siendo
el mismo un terreno que tenía necesidad de ser primero cultivado por el Sembrador
divino para ser capaz de acoger la semilla y dejarla crecer hasta que produzca una
respuesta plena y madura. La respuesta “héme aquí”, pronunciada el día de la ordenación
sacerdotal, hay que renovarla día a día, en comunión con Cristo, en la celebración
del Sacrificio Eucarístico. La progresiva asimilación de los sentimientos de su Maestro
conducirá al sacerdote a compartir la mirada plena de confianza.
Sobre el texto
bíblico el Dueño de la Mies que envía obreros a su mies, Jesús no les dio a sus discípulos
la tarea de ir a llamar otros voluntarios y organizar campañas de promoción para recoger
nuevas adhesiones sino que les pidió que rezaran a Dios. Y sobre esto el Papa se preguntó
acerca de su significado: “¿tal vez, que la pastoral vocacional deba limitarse a la
oración? Papa el Papa orar al Dueño de la Mies significa algo mucho más profundo.
“Sólo permaneciendo en íntima comunión con el Dueño de la mies, sólo viviendo dentro
de su Corazón, que está lleno de amor y compasión por la humanidad, se puede involucrar
a otros obreros en el trabajo por el Reino de Dios”.