2006-09-08 17:43:33

Audiencia al nuevo embajador de Chile: Benedicto XVI recuerda el bicentenario de la República y subraya la consolidación de las Instituciones y el clima de pacífica convivencia


Viernes, 8 sep (RV).- Benedicto XVI ha recibido esta mañana al nuevo embajador de Chile ante la Santa Sede quien le ha presentado sus cartas credenciales. En su discurso al diplomático el Papa ha querido recordar cómo “Chile se aproxima a su bicentenario como República con las esperanzas que nacen de un periodo particularmente significativo, en el cual se han logrado metas de desarrollo notables, se han ido consolidando las Instituciones y parece prosperar el clima de una convivencia pacífica”.

Citando la Constitución conciliar Gaudium et spes, el Papa ha subrayado que, «la fe lo ilumina todo con luz nueva y manifiesta el plan divino sobre la vocación integral del hombre, y por ello orienta la mente hacia soluciones plenamente humanas» (Gaudium et spes, 11). “En este sentido, -ha proseguido el Papa- comparte los anhelos de una justicia que no se vea mermada por el insuficiente respeto de la dignidad del hombre y los derechos inalienables que de ella se derivan”.

Unos derechos inalienables que no están al servicio de otros intereses, como ha dicho el Pontífice. Y entre ellos ha mencionado el derecho a la vida en todas las fases de su desarrollo y el derecho a formar una familia, basada en los vínculos de amor y fidelidad establecidos en el matrimonio entre un hombre y una mujer, y que ha de ser protegida y ayudada para cumplir su incomparable misión de ser fuente de convivencia y célula básica de toda sociedad. En ella, como institución natural, reside, además, el derecho primario a educar a los hijos según los ideales con los que los padres desean enriquecerlos tras haberles acogido con gozo en sus vidas.

El Papa puso también de relieve la trayectoria económica favorable que ha propiciado también avances en campos como el de la educación o la salud, así como en iniciativas sociales encaminadas a conseguir que todos los ciudadanos puedan vivir plenamente de acuerdo con su dignidad. Precisamente este fue el tema del diálogo mantenido entre Benedicto XVI y el nuevo embajador de Chile ante la Santa Sede. De este modo nos lo quiso recordar el propio Pedro Pablo Cabrera Gaeta. RealAudioMP3

Por último, y antes de impartir su bendición apostólica, el Papa recordó los abundantes recursos históricos y espirituales de la nación chilena necesarios para afrontar el futuro con fundadas esperanzas de alcanzar nuevas metas de humanidad, contribuyendo así a favorecer también en el concierto de las naciones vínculos de cooperación y convivencia pacífica. En este sentido recordó las figuras de los Santos, como Teresa de los andes o el Padre Alberto Hurtado. Precisamente el nuevo embajador de Chile ante la Santa Sede quiso comentarnos también la evolución experimentada por el pueblo chileno en los últimos años. RealAudioMP3

Discurso completo
Señor Embajador:
1. Me complace recibirle en esta Audiencia en la que me presenta las Cartas Credenciales que lo acreditan como Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de la República de Chile ante la Santa Sede. Le doy la bienvenida al asumir la alta responsabilidad que su Gobierno le ha confiado, y le expreso los mejores deseos de que su misión sea fructuosa para continuar y fortalecer las buenas relaciones diplomáticas existentes entre su País y esta Sede Apostólica.
Le agradezco las amables palabras que me ha dirigido, así como el deferente saludo que la Señora Presidenta de la República, doña Michelle Bachelet, ha querido hacerme llegar por medio de Vuestra Excelencia, expresión de la cercanía espiritual del pueblo chileno al Sucesor de Pedro, labrada a lo largo de la historia en concomitancia con la continua labor de la Iglesia a través de sus miembros e instituciones.

2. Chile se aproxima a su bicentenario como República con las esperanzas que nacen de un periodo particularmente significativo, en el cual se han logrado metas de desarrollo notables, se han ido consolidando las Instituciones y parece prosperar el clima de una convivencia pacífica. La trayectoria económica favorable ha propiciado también avances en campos como el de la educación o la salud, así como en iniciativas sociales encaminadas a conseguir que todos los ciudadanos puedan vivir plenamente de acuerdo con su dignidad.
Estos factores, así como la apertura a horizontes que van más allá de los propios confines, son ciertamente motivo de satisfacción, y también un nuevo llamado al sentido de responsabilidad, para mantener vigorosos los más altos ideales que dan vida a todo verdadero progreso y, a la larga, lo hacen posible. Como Vuestra Excelencia ha recordado con sus palabras, el desarrollo perenne de los valores, que han de inspirar las realizaciones técnicas, es una dimensión en la que debe crecer tanto la comunidad nacional como internacional para promover el bien común.

3. A este respecto, la Iglesia cumple su misión anunciando el Evangelio de Cristo, proyectando su luz sobre las realidades del mundo y del ser humano, proclamando por ello su más alta dignidad. En efecto, «la fe lo ilumina todo con luz nueva y manifiesta el plan divino sobre la vocación integral del hombre, y por ello orienta la mente hacia soluciones plenamente humanas» (Gaudium et spes, 11). En este sentido, comparte los anhelos de una justicia que no se vea mermada por el insuficiente respeto de la dignidad del hombre y los derechos inalienables que de ella se derivan.
Estos derechos son inalienables precisamente porque el hombre los posee por su propia naturaleza y, por tanto, no están al servicio de otros intereses. Entre ellos cabe mencionar, ante todo, el derecho a la vida en todas las fases de su desarrollo o en cualquier situación en que se encuentre. También el derecho a formar una familia, basada en los vínculos de amor y fidelidad establecidos en el matrimonio entre un hombre y una mujer, y que ha de ser protegida y ayudada para cumplir su incomparable misión de ser fuente de convivencia y célula básica de toda sociedad. En ella, como institución natural, reside, además, el derecho primario a educar a los hijos según los ideales con los que los padres desean enriquecerlos tras haberles acogido con gozo en sus vidas.

4. Vuestra Excelencia sabe bien que la querida Patria chilena cuenta con abundantes recursos históricos y espirituales para afrontar el futuro con fundadas esperanzas de alcanzar nuevas metas de humanidad, contribuyendo así a favorecer también en el concierto de las naciones vínculos de cooperación y convivencia pacífica. Muestra de ello son los Santos, que tanto renombre han adquirido por doquier, como Teresa de los Andes o el Padre Alberto Hurtado. Los muchos dones que el Creador ha otorgado en la naturaleza a los hijos e hijas de Chile han de seguir dando frutos que abran un futuro más próspero a las nuevas generaciones, y sean amantes de la paz y tengan un sentido trascendente de la vida, acorde con las seculares raíces cristianas del País.
Al terminar este encuentro, le renuevo mi saludo y bienvenida. Le deseo una feliz estancia en Roma, no solamente rica de experiencias profesionales, sino también personales. Esta es una ciudad que ofrece tantas posibilidades en sí misma y, en cierto modo, una atalaya privilegiada para comprender los avatares del orbe.
Con estos sentimientos, invoco la maternal protección de la Santísima Virgen María que, bajo la advocación del Carmelo, es Patrona de los chilenos, e imparto de corazón a usted, a su distinguida familia y demás seres queridos, así como a sus colaboradores en la Embajada, la Bendición Apostólica.

Castel Gandolfo, 8 de septiembre de 2006.








All the contents on this site are copyrighted ©.