XX aniversario del Encuentro de oración por la Paz de Asís: el Papa destaca la “iniciativa
audaz y profética” de Juan Pablo II para derrotar el odio, el terrorismo y la violencia
Lunes, 4 sep (RV).- Recemos por la paz en el mundo, impulsando el diálogo y la formación
de los jóvenes a la paz. En un mensaje con motivo del 20 aniversario del Encuentro
Interreligioso de Oración por la Paz, convocado en Asís por Juan Pablo II, Benedicto
XVI destaca la apremiante actualidad de la «iniciativa audaz y profética» de su predecesor,
para derrotar el odio, el terrorismo y la violencia.
Al cumplirse el vigésimo
aniversario del Encuentro Interreligioso de Oración por la Paz querido por el siervo
de Dios Juan Pablo II, Benedicto XVI ha destacado el gran valor y la actualidad de
la intuición de su venerado predecesor, a la luz de los eventos ocurridos en estos
veinte años y de la situación presente que vive la humanidad. Así se lee en el Mensaje
del Santo Padre que ha sido presentado hoy, en la inauguración del encuentro organizado
por la diócesis de Asís junto con la Comunidad de San Egidio.
Reiterando la
importancia de los encuentros e iniciativas para conmemorar la cita del 27 de octubre
de 1986, cuando Juan Pablo II convocó en Asís «no sólo a los cristianos de las distintas
confesiones sino también a exponentes de diversas religiones», Benedicto XVI hace
hincapié en la necesidad de perseverar en el impulso «del diálogo, la oración y la
formación a la paz para los jóvenes católicos y para las juventudes de otras religiones».
«El
tercer milenio se ha abierto con escenarios de terrorismo y de violencia que parecen
no tener fin» – lamenta Benedicto XVI, señalando luego el hecho de que «los conflictos
armados que se desarrollan hoy, sobre todo, con el telón de fondo de tensiones geopolíticas
que existen en muchas regiones, pueden favorecer la impresión de que no sólo las diversidades
culturales, sino que también las mismas diferencias religiosas podrían constituir
motivos de inestabilidad o de amenaza contra las perspectivas de paz».
Tras
recordar la esperanza general de paz que se produjo a raíz de la caída de los regímenes
de inspiración comunista en el Este europeo, el Santo Padre destaca que este significativo
acontecimiento conllevó a su vez el cese de la ‘guerra fría’, que «había generado
una especie de repartición del mundo en esferas de influencias contrapuestas, suscitando
la acumulación de aterradores arsenales de armas y de ejércitos dispuestos a una guerra
total».
Una vez más, el Papa hace hincapié en el magisterio de la Iglesia
católica y evoca la declaración del Concilio Vaticano II Nostra Aetate sobre las
relaciones con las religiones no cristianas: «no podemos invocar a Dios como Padre
de Todos si rehusamos actuar como hermanos hacia algunos hombres creados a imagen
de Dios» (n. 5)… A nadie se le consiente pues asumir el motivo de la diferencia religiosa
como supuesto o pretexto para una acción belicosa contra otros seres humanos, escribe
Benedicto XVI, reiterando luego que, como destaca en su primera Encíclica, «Dios es
Amor».
Ante los que objetan que la historia conoce el triste fenómeno de las
guerras de religión, el Santo Padre recuerda que todos sabemos que semejantes manifestaciones
de violencia «no se pueden atribuir a la religión en cuanto tal, sino a los límites
culturales con los cuales ésta se vive y se desarrolla en el tiempo». Tras destacar
que en todas las grandes tradiciones religiosas se registran testimonios de los íntimos
lazos que existen entre la relación con Dios y la ética del amor, Benedicto XVI pone
de relieve la Palabra de Dios que ilumina a los cristianos y, en el Antiguo Testamento,
la revelación del plan universal de amor que culmina en el misterio pascual de Cristo,
«el Hijo de Dios encarnado que, en un sorprendente acto de solidaridad se ofrece
en la cruz por toda la humanidad».
El Santo Padre recuerda asimismo que «el
encuentro convocado en Asís por el Siervo de Dios Juan Pablo II puso de relieve el
valor de la oración en la construcción de la paz», que «en primer lugar, se debe construir
en los corazones, como quiso señalar al mundo, precisamente, su amado predecesor,
exhortando a la oración acompañada por el ayuno y la peregrinación, símbolo del camino
que conduce a Dios». «De esta forma, los orantes de las distintas religiones testimoniaron
que la oración no divide, sino que une y constituye un elemento determinante para
una eficaz pedagogía de la paz, centrada en la amistad, en la acogida recíproca y
en el diálogo entre los hombres de diversas culturas y religiones».
«Pedagogía
que necesitamos hoy más que nunca, en especial ante las nuevas generaciones. Ante
los numerosos jóvenes que en las zonas del mundo marcadas por conflictos, son educados
a sentimientos de odio y de venganza, en contextos ideológicos en los que se cultivan
las semillas de antiguos rencores y se prepararan los ánimos para violencias futuras»,
destaca asimismo Benedicto XVI, manifestando su profunda satisfacción ante las iniciativas
que con tal motivo impulsa el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso.
Tras
recordar que se deben evitar interpretaciones sincretistas, fundadas en una concepción
relativista, Benedicto XVI saluda a los exponentes de las distintas religiones que
participan en las conmemoraciones de Asís y reitera que, para «evitar confusiones
inoportunas», en los encuentros interreligiosos de oración por la paz «es necesario
que la oración se desarrolle según aquellos caminos distintos que son propios de las
diversas religiones». Pues «la convergencia de los que son diversos no debe dar la
impresión de ceder ante aquel relativismo que niega el sentido mismo de la verdad
y la posibilidad de alcanzarla».
Benedicto XVI finaliza su mensaje - para
las conmemoraciones del vigésimo aniversario de la «iniciativa audaz y profética de
Juan Pablo II» - recordando que su mismo predecesor eligió la ciudad de Asís, conocida
universalmente gracias a san Francisco, que supo encarnar la bienaventuranza proclamada
por Jesús en el Evangelio: «Dichosos los constructores de paz….». En este contexto,
el Papa destaca que si no se quiere traicionar el mensaje franciscano «es importante
recordar» que «fue la opción radical por Cristo la que le brindó la clave para comprender
la fraternidad a la que todos los hombres están llamados y en la que también las criaturas
inanimadas – desde el hermano sol a la hermana luna – participan de alguna manera».
El
Pontífice destaca la coincidencia de la conmemoración de este vigésimo aniversario
de la iniciativa de oración por la paz de Juan Pablo II con el octavo centenario de
la conversión de san Francisco. Pues «ambas conmemoraciones se iluminan recíprocamente».