2006-08-29 16:47:00

Memoria litúrgica de san Juan Bautista


Martes, 29 ago (RV).- San Juan Bautista, hijo de Zacarías y santa Isabel, pariente de la Virgen María, es el precursor de Jesucristo. En esta misión se entregó totalmente viviendo en penitencia, austeridad, y celo por las almas. Bautizó a Jesús en el Jordán.  Es el último y más grande de los profetas del Antiguo Testamento y el puente con el Nuevo Testamento, murió mártir en el año 30.

El Evangelio de san Marcos narra la muerte de san Juan Bautista. En aquel tiempo, el rey Herodes Antipas había cometido un pecado que escandalizaba a los judíos por estar prohibido por la Ley Moral y por las Sagradas Escrituras. Se había ido a vivir en unión libre con la mujer de su hermano Filipos, Herodías, y al conocerlo, Juan Bautista lo denunció públicamente, por lo que se ganó el odio de la concubina del rey. Herodías, orgullosa le quiso matar desde el primer momento, pero no podía porque Herodes tenía un gran respeto a Juan y le protegía ya que lo consideraba un hombre santo. Le escuchaba con gusto, y al oírlo hablar se quedaba pensativo y temeroso.


Pero llegó el día oportuno, cuando Herodes en su cumpleaños dio un gran banquete a todos los principales de la ciudad. Entró a la fiesta Salomé, la hija de Herodías, y bailó, el baile le gustó mucho a Herodes, y le prometió con juramento: "Pídeme lo que quieras y te lo daré, aunque sea la mitad de mi reino". La muchacha fue donde su madre y le preguntó: "¿Qué debo pedir?". Ella le dijo: "Pide la cabeza de Juan Bautista". Ella entró corriendo a donde estaba el rey y le dijo: "Quiero que ahora mismo me des en una bandeja, la cabeza de Juan Bautista".

El rey se llenó de tristeza, pero para no contrariar a la muchacha y porque pensaba que debía cumplir ese vano juramento, mandó a uno de su guardia a que fuera a la cárcel y le trajera la cabeza de Juan. El otro fue a la prisión, le cortó la cabeza y la llevó en una bandeja a la muchacha quien a su vez se la entregó a su madre. Al enterarse los discípulos de Juan vinieron y le dieron sepultura.


Este es un caso típico de cómo un pecado lleva a cometer otro pecado. Herodes y Herodías empezaron siendo adúlteros y terminaron siendo asesinos. El pecado del adulterio les llevó al crimen, al asesinato de un santo. Años más tarde, Herodes Antipas fue desterrado a un país lejano, con su amante. Y el padre de su primera esposa (a la cual él había alejado para quedarse con Herodías) invadió con sus Nabateos el territorio de Herodes y le hizo enormes daños.

Juan murió mártir de su deber, porque él había leído la recomendación que el profeta Isaías hace a los predicadores: "Cuidado: no vayan a ser perros mudos que no ladran cuando llegan los ladrones a robar". El Bautista vio que llegaban los enemigos del alma a robarse la salvación de Herodes y de su concubina y habló fuertemente. Ese era su deber. Y tuvo la enorme dicha de morir por proclamar que es necesario cumplir las leyes de Dios y de la moral. Fue un verdadero mártir.








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