Ángelus: “Ante la amarga constatación de que hasta ahora no se han escuchado las voces
que pedían un inmediato cese el fuego en Oriente Medio renuevo mi llamamiento a la
paz”
Domingo, 6 ago (RV).- Este domingo Benedicto XVI ha dirigido el Ángelus desde el patio
del Palacio Apostólico de Castelgandolfo, lugar en el que se han congregado cientos
de fieles para unirse en oración con el Papa. En su alocución previa al rezo mariano,
el Santo Padre ha realizado, una vez más, un llamamiento por la paz en Oriente Medio:
“Bien sabemos que la paz es, antes que nada, un don de Dios, que hay que implorar
con insistencia en la oración, pero en este momento, también queremos recordar que
la paz es una obligación de todos los hombres de buena voluntad. ¡Qué nadie huya de
este deber!”.
El Obispo de Roma ha proseguido su llamamiento señalando que
“ante la amarga constatación de que hasta ahora no se han escuchado las voces que
pedían un inmediato cese el fuego en esa martirizada región siento la necesidad apremiante
de renovar mi urgente llamamiento. En este sentido, pido a todos que ofrezcan su contribución
efectiva a la construcción de una paz justa y duradera”.
Asimismo Benedicto
XVI ha recordado durante su alocución previa al rezo del Ángelus, la fiesta que hoy
celebramos de la Transfiguración, recordando que en este domingo –como escribe el
evangelista Marcos- Jesús tomó consigo a Pedro, Santiago y Juan y les llevó aparte
a un monte alto, “y se transfiguró delante de ellos” volviéndose luminoso (Mc 9,2).
“Sobre este misterio de la luz –ha explicado el Papa- la liturgia nos invita hoy a
concentrar nuestra mirada, ya que esta misma luz resplandecerá en el rostro de Cristo
el día de la Resurrección. En este sentido –ha proseguido el Obispo de Roma- la Transfiguración
aparece como un anticipo del misterio pascual”.
Benedicto XVI ha proseguido
su explicación recordando los diversos pasajes que en la Biblia mencionan esta luz
“que nos invita a abrir los ojos del corazón sobre el propio misterio de la luz de
Dios presente en toda la historia de la salvación”. El Papa ha recordado como al inicio
de la creación el Omnipotente dijo: “Fiat lux! – ¡Qué se haga la luz!” (Jn
1,2), separando de este modo la luz de las tinieblas.
En los Salmos la luz
es el manto en el que Dios se envuelve (cfr Sal 104,2). En el Libro de la Sabiduría
el simbolismo de la luz viene utilizado, ha explicado Benedicto XVI, para describir
la propia esencia de Dios: la sabiduría y la efusión de la gloria de Dios (cfr Sb
7,27.29 s.). En el Nuevo Testamento es Cristo quien constituye la plena manifestación
de la luz de Dios, ya que en Él dicha luz ilumina definitivamente la vida de cada
hombre y el recorrido de la historia: “Yo soy la luz del mundo, el que me siga, no
caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida” (Jn 8,12). “¡Qué necesidad
tenemos, en nuestros días, de salir de la tinieblas del mal, para experimentar la
felicidad de los hijos de la luz!”, ha finalizado exclamando Benedicto XVI recordando
por último la fiesta celebrada ayer en memoria de la Dedicación de la Basílica de
Santa María la Mayor en Roma.
Y tras el rezo mariano del Ángelus y el responso
por los fieles difuntos, el Obispo de Roma ha recordado la figura de Pablo VI, quien
un domingo como el hoy, fiesta de al Transfiguración del Señor, no pudo acudir a su
cita con los peregrinos congregados en Castelgandolfo para rezar el Ángelus a causa
del empeoramiento de sus condiciones de salud. “El gran Pontífice, como sabéis –ha
recordado Benedicto XVI- en las primeras horas de la tarde de ese 6 de agosto de 1978
se durmió en el Señor”. Benedicto XVI ha recordado la figura de este hoy, Siervo de
Dios, “con ánimo agradecido al Señor, que ha hecho don a su Iglesia en los años tan
importantes del Concilio Vaticano II y después de que éste se celebrara”. Como siempre
el Papa ha saludado en varias lenguas, estas han sido sus palabras en español: “Saludo
a los peregrinos de lengua española que se unen a esta oración del Ángelus. Invito
a todos a contemplar la gloria divina que resplandece en Cristo, en el misterio de
su Transfiguración que hoy celebramos, para fortalecer la fe y alentar la esperanza.
Esa esperanza que nos hace perseverar en la búsqueda de la paz. Feliz Domingo”.