2006-07-06 18:08:04

El Papa apoya en ingreso de Croacia en la UE y reitera la inalienable dignidad de toda vida humana, su dimensión espiritual y la importancia del anuncio del Evangelio, del perdón cristiano y del diálogo


Jueves, 6 jul (RV).- En su discurso a los obispos de Croacia, que han realizado su visita ad limina apostolorum, Benedicto XVI ha reiterado la importancia del encuentro personal con Jesucristo, del diálogo y del respeto de la dignidad humana - que contempla la tutela de su dimensión espiritual - también en la construcción de la casa común del continente europeo. Y, con el anhelo de que se cumpla el legítimo deseo de la nación croata de ingresar en la Unión Europea, el Papa se ha referido también a las insidias de la secularización y del relativismo.

Tras exhortar a los prelados de Croacia a perseverar «sin miedo» en el anuncio del Evangelio - en favor del bien común y en especial de los más necesitados - Benedicto XVI ha alentado también a los miembros de la Conferencia Episcopal de este país, que todavía sufre las consecuencias del reciente conflicto, a seguir siendo siempre «anunciadores de la reconciliación cristiana y constructores de paz entre todos los croatas», impulsándolos al «perdón», que «libera ante todo al que tiene la valentía de concederlo».

En lo que respecta al anhelo de Croacia - «que vive desde siempre en el ámbito de la civilización de Europa» - de que «con razón, se le reconozca como parte de la Unión Europea», el Santo Padre ha hecho hincapié en el deseo de este país de «cooperar, con su ingreso en esta Institución, en el logro del bien de todos los habitantes del Continente». De forma que esta misma nación, con sentimientos de respeto y de diálogo, pueda fortalecer sus relaciones con los demás pueblos europeos aportando la contribución de su propia cultura y tradiciones, en la búsqueda compartida de la verdad plena del hombre».

Una vez más, el Santo Padre ha recordado que la construcción de la casa común europea se debe fundar esencialmente en la verdad del hombre. Teniendo como cimiento «la afirmación del derecho de cada uno a la vida, desde la concepción hasta la muerte natural. El reconocimiento de la dimensión espiritual del ser humano, en la cual se arraiga su dignidad inalienable. Y el respeto de la libertad religiosa de todos, que testimonia la innegable apertura a lo trascendente».

«Sobre todos estos valores es posible encontrar el consenso también de aquellos, que aun no perteneciendo a la Iglesia católica, aceptan la voz de la razón, sensible a los dictámenes de la ley natural», ha señalando Benedicto XVI, para luego alentar a los obispos croatas a proseguir en la tarea que han emprendido en este sentido, asegurándoles «el apoyo de la Santa Sede que, desde siempre, ha mirado a Croacia con aprecio y estima». En este contexto, el Pontífice ha recordado que los firmes lazos entre la Sede Apostólica y esta nación se han fortalecido con la reciente aprobación de Acuerdos bilaterales y que «la Santa Sede estará siempre a su lado apoyando los esfuerzos de este pueblo por el camino del progreso.

Después de destacar su gran alegría por esta quinquenal visita de los obispos croatas que manifiesta la comunión eclesial y que ha sido ocasión para compartir los resultados positivos, las esperanzas, las dificultades y las preocupaciones de las diócesis de Croacia, el Santo Padre ha recordado que en la actualidad los desafíos pastorales son numerosos, pero que nunca se debe olvidar que la ayuda llega del Cielo. Por lo que, los obispos tienen la especial y única tarea de «dar un testimonio creíble, sin pensar en otra cosa que no sea el servicio a Cristo», siendo «generosos servidores de la Iglesia y de su pueblo, perseverantes en la oración e incansables anunciadores del Evangelio».

El Pontífice ha exhortado asimismo a los obispos croatas a seguir con especial atención la formación de los sacerdotes, a promover las vocaciones sacerdotales y a «guiar en el amor y en espíritu de recíproca colaboración a las comunidades religiosas y a los movimientos, tanto a los de vida consagrada como a los laicos».

Sin olvidar la necesidad de «promover en las familias el amor fiel, la armonía y la oración cotidiana, alentándolas a una generosa apertura a la vida», Benedicto XVI ha puesto de relieve la importancia de la presencia de los católicos en la vida pública y en los medios de comunicación, pues «de ellos depende el que se pueda escuchar siempre la voz de la verdad sobre los problemas del momento actual».







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