El Papa apoya en ingreso de Croacia en la UE y reitera la inalienable dignidad de
toda vida humana, su dimensión espiritual y la importancia del anuncio del Evangelio,
del perdón cristiano y del diálogo
Jueves, 6 jul (RV).- En su discurso a los obispos de Croacia, que han realizado su
visita ad limina apostolorum, Benedicto XVI ha reiterado la importancia del encuentro
personal con Jesucristo, del diálogo y del respeto de la dignidad humana - que contempla
la tutela de su dimensión espiritual - también en la construcción de la casa común
del continente europeo. Y, con el anhelo de que se cumpla el legítimo deseo de la
nación croata de ingresar en la Unión Europea, el Papa se ha referido también a las
insidias de la secularización y del relativismo.
Tras exhortar a los prelados
de Croacia a perseverar «sin miedo» en el anuncio del Evangelio - en favor del bien
común y en especial de los más necesitados - Benedicto XVI ha alentado también a los
miembros de la Conferencia Episcopal de este país, que todavía sufre las consecuencias
del reciente conflicto, a seguir siendo siempre «anunciadores de la reconciliación
cristiana y constructores de paz entre todos los croatas», impulsándolos al «perdón»,
que «libera ante todo al que tiene la valentía de concederlo».
En lo que respecta
al anhelo de Croacia - «que vive desde siempre en el ámbito de la civilización de
Europa» - de que «con razón, se le reconozca como parte de la Unión Europea», el Santo
Padre ha hecho hincapié en el deseo de este país de «cooperar, con su ingreso en esta
Institución, en el logro del bien de todos los habitantes del Continente». De forma
que esta misma nación, con sentimientos de respeto y de diálogo, pueda fortalecer
sus relaciones con los demás pueblos europeos aportando la contribución de su propia
cultura y tradiciones, en la búsqueda compartida de la verdad plena del hombre».
Una
vez más, el Santo Padre ha recordado que la construcción de la casa común europea
se debe fundar esencialmente en la verdad del hombre. Teniendo como cimiento «la afirmación
del derecho de cada uno a la vida, desde la concepción hasta la muerte natural. El
reconocimiento de la dimensión espiritual del ser humano, en la cual se arraiga su
dignidad inalienable. Y el respeto de la libertad religiosa de todos, que testimonia
la innegable apertura a lo trascendente».
«Sobre todos estos valores es posible
encontrar el consenso también de aquellos, que aun no perteneciendo a la Iglesia católica,
aceptan la voz de la razón, sensible a los dictámenes de la ley natural», ha señalando
Benedicto XVI, para luego alentar a los obispos croatas a proseguir en la tarea que
han emprendido en este sentido, asegurándoles «el apoyo de la Santa Sede que, desde
siempre, ha mirado a Croacia con aprecio y estima». En este contexto, el Pontífice
ha recordado que los firmes lazos entre la Sede Apostólica y esta nación se han fortalecido
con la reciente aprobación de Acuerdos bilaterales y que «la Santa Sede estará siempre
a su lado apoyando los esfuerzos de este pueblo por el camino del progreso.
Después
de destacar su gran alegría por esta quinquenal visita de los obispos croatas que
manifiesta la comunión eclesial y que ha sido ocasión para compartir los resultados
positivos, las esperanzas, las dificultades y las preocupaciones de las diócesis de
Croacia, el Santo Padre ha recordado que en la actualidad los desafíos pastorales
son numerosos, pero que nunca se debe olvidar que la ayuda llega del Cielo. Por lo
que, los obispos tienen la especial y única tarea de «dar un testimonio creíble, sin
pensar en otra cosa que no sea el servicio a Cristo», siendo «generosos servidores
de la Iglesia y de su pueblo, perseverantes en la oración e incansables anunciadores
del Evangelio».
El Pontífice ha exhortado asimismo a los obispos croatas a
seguir con especial atención la formación de los sacerdotes, a promover las vocaciones
sacerdotales y a «guiar en el amor y en espíritu de recíproca colaboración a las comunidades
religiosas y a los movimientos, tanto a los de vida consagrada como a los laicos».
Sin
olvidar la necesidad de «promover en las familias el amor fiel, la armonía y la oración
cotidiana, alentándolas a una generosa apertura a la vida», Benedicto XVI ha puesto
de relieve la importancia de la presencia de los católicos en la vida pública y en
los medios de comunicación, pues «de ellos depende el que se pueda escuchar siempre
la voz de la verdad sobre los problemas del momento actual».