Escuchar el programa Viernes, 9 jun
(RV).- Hoy hablaremos de nuestra condición humana de pensar, de tomar conciencia de
nuestros actos, de los hechos y contextos que nos rodean. La conciencia humana es
lo que nos diferencia y cualifica en nuestra propia condición humana, nos determina
una condición ética, una posición frente a los hechos y comportamientos, frente a
las líneas de pensamiento alcanzadas por el hombre. El pensar forma parte de nuestra
naturaleza como seres humanos. Pensar de manera crítica, no es a lo que nosotros llamamos
criticar a los demás y a sus opiniones, todo lo contrario. El pensamiento crítico
es ir más allá de cualquier tema de manera tal que podamos mejorar la calidad de lo
que pensamos. Es decir, que podamos hacer preguntas con claridad, que podamos evaluar
y luego interpretar todas estas ideas.
El Pensamiento surge de preguntas
e inquietudes frente a algo, frente a un comportamiento o un hecho. Surge de la curiosidad
de conocer algo más, de buscar explicaciones a los procesos, de saber el funcionamiento
de las cosas, pero también la forma de pensar misma de nuestros semejantes. Una parte
muy importante del pensamiento crítico es tener nuestra mente abierta para podernos
comunicar con otras personas y escuchar lo que tengan que decir al respecto. El conocimiento
tiene una gran dosis de escucha e intercambio, y un pensamiento crítico desarrolla
estas habilidades fuertemente, como un insumo sustancial de conocimiento y toma de
posición.
Pensar críticamente no es solo pensar, es todo un proceso de
razonamiento que nos lleva incluso a solucionar problemas identificando siempre nuestro
punto de vista y siendo parcial al escuchar los demás puntos de vista. Para hacernos
a una posición crítica necesitamos de datos y de información tanto parecida a las
nuestras como contraria, para poder llegar a una conclusión final. Nos haremos preguntas
como: ¿cuál es el propósito?, ¿qué información necesito? ¿Cómo llegué a esta conclusión?,
¿hay otra forma de interpretar esta idea?
Es fundamental tratar de desarrollar
un pensamiento crítico, el cual a través de nuestro crecimiento intelectual se ve
mermado frente a ciertos estándares de educación tanto en la familia como en el aula
de clases. Hoy en día cuando se hace cada vez más necesario que nuestra juventud desarrolle
más pensamiento crítico, es cuando más lo coartamos, por los temores de contaminar
las mentes, manipularlas, etc, temores que finalmente resultan confirmar lo que se
quiere prevenir.
El desarrollo del pensamiento crítico conlleva, como
la mayoría de las cosas, la práctica regular para lograrlo. Este pensamiento es posible
utilizarlo en todas las disciplinas del saber, particularmente para los jóvenes en
edad escolar, que les ayuda a mejorar el proceso de aprendizaje, les ayuda a construir
sus propios criterios, a fortalecer sus lazos de identidad, sus relaciones y posiciones
frente a nuevas tendencias de consumo y simbologías transnacionales que día a día
los confrontan.
Un pensamiento crítico no permite el egocentrismo, ya que
deberemos abrir nuestra mente a un mundo lleno de buenas ideas, de nuevas experiencias
y visiones que no las sabremos a menos que seamos capaces de aceptar que otras personas
pueden pensar igual que nosotros o pueden pensar de maneras muy diferentes, sin que
ello signifique un concepto valorativo de mejor o peor, de mayor o menor construcción
en un pensamiento o idea, son visiones diversas, que sólo se pueden apreciar desde
el reconocimiento de la diversidad y la pluralidad de pensamiento.